Edición Especial

Un año con la Covid-19, un año con la ciencia regional al servicio de la salud

El Laboratorio Clínico del Hospital Regional detectó el primer caso el 3 de marzo en Chile. Las capacidades científicas locales han sido esenciales para afrontar la emergencia y la academia ha tenido un rol fundamental.

Por: Natalia Quiero 07 de Marzo 2021
Fotografía: Laboratorio Clínico Hggb

El verano pasado, desde Chile veíamos cómo el recién descubierto Sars-CoV-2 responsable de la enfermedad Covid-19 causaba estragos en Asia, Europa y América del Norte; el temor a que llegara a nuestro territorio estaba a flor de piel y el riesgo inminente, bien lo sabían los expertos y el sistema sanitario se preparó para enfrentarlo e inició los exámenes de detección. Mientras, para la ciudadanía la patología fue lejana hasta el 2 de marzo de 2020. Al día siguiente la evidencia científica y clínica reveló que era también nuestro problema. El 3 de marzo se confirmó el primer caso y en el Laboratorio Clínico del Hospital Regional Guillermo Grant Benavente (Hggb) se analizó la muestra que detectó al “paciente cero” en Chile -de Talca- y el 9 se confirmó el primero en la Región del Biobío -de Los Ángeles-.

“Siempre se pensó que el primer caso sería detectado en Santiago, por la cantidad de habitantes y ser la primera puerta de entrada de nacionales y extranjeros provenientes de otros países”, recuerda el bioquímico Roberto Vega, jefe del Laboratorio Clínico del Hggb que integra los laboratorios de referencia nacional al contar con la técnica de biología molecular para detección genética de virus respiratorio y que desde febrero se capacitó y comenzó a procesar muestras sospechosas de Sars-CoV-2 provenientes desde las regiones de Maule, Ñuble y Biobío.

Potencial e impacto científico

Hito fue la primera muestra del rol preponderante que la ciencia regional tendría para afrontar la emergencia devenida en una crisis sanitaria que lleva un año presente y ha evidenciado el gran potencial de las capacidades científicas que en Chile y particularmente en la Región del Biobío hay, sostiene la doctora Paulina Assmann, seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (Ctci) de la Macrozona Centro Sur, relevando que “por muchos años, Chile ha construido una robusta comunidad científica, por ejemplo, a través de formación de postgrados, investigación e inversión en centros de excelencia” y, como tal, “esta comunidad ha estado a la altura de las circunstancias y colaborado con todos sus conocimientos y tecnologías disponibles para buscar las respuestas que necesitamos frente a la Covid-19, pues la ciencia existe para mejorar la calidad de vida de las personas y está al servicio de las personas”.

Son decenas las iniciativas de alto impacto que se han desarrollado y la academia regional ha sido clave, pues son las universidades el principal espacio de desarrollo de ciencia y conocimiento en Chile y pusieron a la Covid-19 como prioridad y a disposición su infraestructura, capacidades técnicas y capital humano, donde muchos de los avances han sido posibles gracias al esfuerzo interuniversitario e intersectorial, releva.

Así, destaca al primer Laboratorio de Diagnóstico Universitario de la Región del Biobío desarrollado por las universidades de Concepción (UdeC) y Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) que dispusieron sus laboratorios de investigación para integrar la Red Laboratorios Universitarios Covid-19 que coordinaron los ministerios de Ctci y de Salud con la comunidad científica nacional para descomprimir al sistema sanitario analizando miles de muestras.

Assmann añade “la alianza entre Asmar y la UdeC que desarrolló el primer ventilador mecánico de emergencia en tiempo récord”, ante la cantidad limitada de estos equipos dentro del sistema.

También resalta al monitoreo de Sars-Cov-2 en aguas servidas para detectar posibles brotes masivos y actuar oportunamente. El piloto se desarrolló en Ñuble por científicos de la UdeC junto a la Intendencia Regional y las Seremías de Salud y Ctci, y el proyecto se está replicando en San Pedro de la Paz entre la Ucsc y la Seremi de Ctci, Intendencia y Gobierno Regional.

En Concepción y liderado por la doctora Carolina Delgado, académica UdeC, se realizó el piloto de la validación en Chile del test de aire espirado para diagnóstico inmediato de Covid-19; un proyecto asociado a científicos de Israel y dentro de un estudio multicéntrico internacional que contó con el respaldo del Ministerio de Salud, de las Seremías de Salud y Ctci, y de los Servicios de Salud Concepción y Talcahuano.

La Red Fabtec integrada por más de 30 instituciones a nivel nacional, como la UdeC y la Universidad del Bío-Bío (UBB), ha producido miles de máscaras faciales entregadas a personal sanitario.

La UdeC entrega proyecciones semanales de la evolución de la pandemia a nivel regional y participa en la plataforma ICovid con las universidades Católica y de Chile, brindando datos fundamentales para tomar medidas.

Están, además, los múltiples proyectos e investigaciones vinculadas a la pandemia en la que participaron o participan los investigadores de las distintas universidades regionales, tanto por convocatorias del Ministerio de Ctci a través de la Anid como internas, para seguir atendiendo la contingencia y necesidades de la población para dar soluciones concretas y respuestas que permitan enfrentar mejor el futuro.

Visibilización y colaboración: las ganancias de la crisis para la ciencia

Es innegable que la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, definida como pandemia el 11 de marzo de 2020, ha sido una situación en extremo compleja que ha determinado las condiciones de vida y desenvolvimiento de todos, con distintas repercusiones. Pero, en la comunidad científica y academia regional existe el consenso que de trabajar en la adversidad para enfrentar la adversidad hay bastante que se puede rescatar.

Poner en valor

Como base está que ha permitido visibilizar a la comunidad científica regional y las capacidades que hay instaladas. “La sociedad está entendiendo que somos una herramienta, que la ciencia y científicos son y pueden ser una ayuda”, asevera el doctor Matías Hepp, académico de la Ucsc, que fue director técnico del Laboratorio de la casa de estudios que se empleó en diagnóstico de Covid-19 y que es la infraestructura dispuesta para la detección de Sars-CoV-2, que también dirige. “La crisis sanitaria ha hecho que las autoridades y los ciudadanos se den cuenta de la importancia de desarrollar ciencia a nivel local”, sostiene la doctora Carolina Delgado, anatomo-patóloga de la UdeC que ha tenido un rol activo en destacadas iniciativas vinculadas a la Covid-19 y particularmente a mejorar la detección. “La pandemia ha revelado la importancia del desarrollo científico que efectúa cada universidad, es decir ha servido como impulso para poner valor a la ciencia y particularmente el desarrollo de las universidades”, releva el doctor Luis Lillo, vicerrector de Investigación y Postgrado de la UBB.

Capacidades

Para quienes han trabajado en afrontar la pandemia, que han sido testigos de los avances, también es claro que se han fortalecido muchas capacidades que quedarán para favorecer en la posteridad a los equipos y, sobre todo, a la sociedad en general.

Por ejemplo, Roberto Vega, jefe del Laboratorio Clínico del Hggb, cuenta que en lo técnico “la incorporación de tecnología robótica en los procesos de extracción nos permitió reducir los tiempos de respuesta de los resultados de los exámenes a 6 horas y aumentar nuestra capacidad de procesamiento”, pero también destaca que “esta pandemia complementó los conocimientos adquiridos durante la anterior (influenza de 2009) en cuanto a mejorar las habilidades blandas del personal en la coordinación y trabajo en equipo que fue fundamental para lograr los objetivos”.

Y, de hecho, “la pandemia nos ha enseñado que el trabajo en equipo es esencial”, afirma la doctora Andrea Rodríguez, vicerrectora de Investigación y Desarrollo de la UdeC y para la doctora Mónica Tapia, vicerrectora de Investigación y Postgrado de la Ucsc “el gran beneficio de la pandemia ha sido fortalecer el trabajo colaborativo interinstitucional”, tanto entre universidades y sus académicos que han potenciado sus redes de contacto como de la articulación de la academia con estamentos estatales como el Ministerio de Ctci y otros organismos públicos. De ahí que la seremi Paulina Assmann manifiesta que “creo que la articulación dará grandes frutos para el país, porque fuimos testigos que cuando trabajamos en equipo damos respuestas potentes, que siempre entrega los mejores frutos”.

Falta avanzar

“Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Y, en ese sentido, la estructura del Ministerio de Cici con Seremi en Macrozonas juega un papel importante”, manifiesta la doctora Andrea Rodríguez. Y es que más allá del posicionamiento que claramente ha tenido la ciencia en general y la regional en particular o de los aprendizajes se reconoce que se debe avanzar en ámbitos diversos que permitan seguir desarrollando investigación en todos los campos y así contribuir al progreso local y nacional, y lo que se espera es que todo lo ocurrido durante esta crisis sea el puente para ello.

La doctora Delgado resalta que “la inversión en desarrollo científico e innovación en Chile es insuficiente si nos comparamos con países desarrollados. Por ello, es fundamental que tanto el gobierno como las empresas regionales tomen un rol activo con mayores oportunidades y apoyo económico, tanto para proyectos científicos y tecnológicos como para mejorar instalaciones con nuevos equipamientos”, porque en el abordaje de la emergencia quedó demostrado lo virtuoso, necesario y posible de las alianzas intersectoriales. Punto desde el cual el doctor Lillo se detiene en que también se ha evidenciado lo primordial de que “el Estado esté articulado con el desarrollo científico de cada región” y que lo que se anhela es que “aumente el apoyo del nivel central para el crecimiento de las capacidades humanas e infraestructura de las universidades regionales”, por ejemplo, mediante políticas descentralizadas.

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