
El acceso directo a telas es lo que más complica a los productores. Parte de las quejas es que, muchas veces, se deben desplazar hasta Santiago para obtenerlas.
Lucía Vásquez Roa
La insuficiencia en el mercado para la confección de diferentes accesorios y vestimentas se ha agravado en los últimos años, obligando a muchos creadores a buscar alternativas fuera de la región, impactando negativamente en los tiempos de producción y los precios finales de sus trabajos.
Artesanos como Ignacio Saelzer, de Moena Tree, señalan la limitada oferta de materiales esenciales, como el hilo encerado de 1mm, prácticamente el único disponible en la zona.
“El hilo encerado más genérico del mercado es el de 1mm, no hay más. Solo en Santiago encontramos mayor variedad, acá rara vez puedes encontrar otras medidas,“ explica Saelzer.
Además, destaca la dificultad para acceder a cristales y piedras semipreciosas, materiales indispensables para sus obras, lo que incrementa los costos debido a la dependencia de contactos informales y la especulación de precios. “Al ser algo más de nicho y un oficio, el acceso que tenemos se da prácticamente del boca en boca. No hay negocios establecidos donde comprar algo así”, agrega el creador de Moena Tree.
La disparidad de precios entre la capital y la región afecta directamente la competitividad de los artesanos locales. “Finalmente debería haber más oferta de insumos y materias primas básicas, a forma de nivelar el mercado regional con precios justos tanto para el valor agregado y la creación artística que le otorga el artesano como para el consumidor”, concluye.
Para los diseñadores de vestuario, la situación es igualmente desafiante. Camila Burgos, de Renata Tienda, especializada en vestuario para mascotas, explica que la escasez de telas y los altos costos obligan a muchos a depender de proveedores externos.
“En cuanto a la obtención de materia prima es compleja acá en Concepción, por la poca variedad, altos costos (hasta el doble a veces), las telas que ocupo por lo general acá no están”, señala Burgos.
Esto no solo aumenta los tiempos de entrega, sino que también incrementa los costos de producción, afectando el precio final para el consumidor. “Cobrar más, y tener que dar solo aproximados de las fechas, y no un día en específico, asusta al cliente”, añade, destacando cómo la escasez impacta directamente en sus tiempos de producción y rentabilidad.
Priscilla Daroch, propietaria y diseñadora de “Priscilla Daroch, Atelier de novias”, confirma esta problemática, viéndose obligada a viajar a Santiago para adquirir materiales básicos o recurrir a compras online, especialmente de pedrería y cristales.
“Esto me obliga a tener que viajar por materiales básicos a la capital. Y el resto en busca de mejores opciones de precio lo consigo por compras online”, afirma Daroch.
Además denuncia la práctica de algunos comerciantes locales que prefieren no vender al por mayor para maximizar sus ganancias, aprovechándose de la falta de competencia. “Los comerciantes del rubro acá me han dicho directamente que no venden al por mayor porque al detalle ganan más plata, y obvio si todo cuesta 3 a 4 veces más que en Santiago”, explica la diseñadora de vestidos de novia y trajes de noche.
Ximena Contreras, de Gotia Atelier, profundiza en la problemática, señalando la disminución de tiendas de telas e insumos en Concepción. “Es verdad que en Concepción cada vez hay menos tiendas de telas y de insumos y eso es súper perjudicial para todos los que trabajamos en el área del diseño, de la confección de vestuario”, indica.
Contreras destaca que las tiendas existentes ofrecen una limitada variedad, enfocándose principalmente en insumos para vestuario corporativo e industrial, dejando de lado las telas de fiesta, de novia y telas finas. “El problema mayor es que parece que todas las tiendas tuvieran el mismo proveedor, ya que en todas las tiendas uno encuentras las mismas telas, los mismos colores”, agrega.
Sin embargo, la diseñadora detrás de Gotia Atelier, destaca la apertura de una nueva sección de Gidi, una tienda antiguamente enfocada en uniformes pero que ahora amplía su catálogo, ofreciendo una contundente variedad de telas de fiesta y novia.
“Afortunadamente, ahora se abrió un apartado, que antiguamente solamente era una fábrica de ropa corporativa y escolar, que es Gidi. Abrieron una segunda línea de su negocio, donde se puede encontrar lo que siempre se batalla por encontrar en Concepción” concluyó Contreras.
La dependencia de proveedores de Santiago, aunque facilitada por la venta online, no elimina la necesidad de ver y tocar los materiales antes de comprarlos, especialmente cuando se trata de telas únicas y exclusivas.
Artesanos y diseñadores, como los anteriormente citados, piden una revisión de las políticas de comercio local, además de la necesidad de fomentar la diversificación de la oferta de insumos para apoyar a los creativos de la región y promover un mercado más justo y competitivo.
Frente a las quejas de los diseñadores, dueños de tiendas como Casimires Tomé – en el centro de Concepción-, tienen otra perspectiva: “La gente no se dedica a buscar lo que quiere. En Concepción si hay telas, pero las personas le son fieles a un solo distribuidor”, afirman desde Casimires Tomé.
Reconocen que la venta de materia para vestir ha bajado por el auge de uniformes industriales, pero atribuyen esto a que “las personas no están solicitando lo que quieren”.
En Rosario Manualidades, otra tienda del rubro, coinciden en que “es cierto que los productos se quedan en Santiago, pero esto es porque son muy pocas las personas que solicitan estos productos, haciéndolo poco rentable”.
Añaden que “si bien, los diseñadores buscan cosas que no tenemos, pero si lo solicitan las traeremos. Y entre más personas pidan estos insumos más de alta costura, se vería una alta demanda, la cual en el comercio se traduciría en la apertura de más tiendas especializadas para suplir lo que piden”.