El anuncio de la cartera de Agricultura sobre la incorporación de nuevas variedades y más denominaciones de origen para el vino chileno fueron aplaudidas a nivel central, sobre todo por las industrias vinícolas, pero los pequeños productores prefieren preservar las cepas de cada territorio y optimizar las posibilidades de etnoturismo.
Por Eduardo Bascuñán
La diversificación de cepas es el objetivo que buscan las autoridades, al dar a conocer las modificaciones a la Ley de elaboración de productos, donde se incluyeron más de 39 cepas para la producción de vinos a lo largo de Chile. Lo que sucede, es que pequeños productores del Biobío abogan por la conservación de las especies de la zona y la búsqueda de una industria del turismo en base al vino.
Es que el ministerio de Agricultura dio a conocer la incorporación de nuevas variedades y denominaciones de origen para el vino chileno, lo que podría incentivar y potenciar el desarrollo de nuevos vinos. Esto, mediante la incorporación de modificaciones al decreto 464 de zonificación vitícola supone un cambio en la industria, ya que, desde ahora, los productores de vinos podrán incorporar cepas que no estaban reconocidas en Chile.
La Ley sobre Producción, Elaboración y Comercialización de Alcoholes Etílicos, Bebidas Alcohólicas y Vinagres, contaría con el mencionado decreto que supone una línea de regulación en cuanto a zonificación y tipos de cepas y que actualmente contaría con al menos 100 cepas identificadas. La iniciativa busca competir en el mercado vinícola internacional, ya que los productores podrán aumentar el universo de cepas cultivables.
El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, aseveró que “la industria del vino es la más importante del país desde el punto de vista de la proyección de Chile. El vino chileno es nuestro gran embajador cultural de las delicias y de la diversidad de nuestro país y este es un día muy importante, porque, por una parte, tenemos un repunte en la venta de vinos al exterior y a su vez, estamos junto al SAG, creando, por una parte, nuevas zonas de producción de vino y también nuevas cepas. La industria va innovando y mejorando cada vez más”.
Cristian Rozas de Viña San Roke, ubicada en San Rosendo, observa de manera crítica la diversificación de cepas. “Este tipo de normativas favorecen en general a las viñas grandes”, aseveró y recordó lo que sucedió hace unos años atrás con el pipeño. “Se incluyó como denominación y al final es para que en todo Chile lo puedan hacer y cuando era un producto prácticamente exclusivo de acá, de nuestra región o de la región de Ñuble y de los pequeños campesinos y ahora lo mismo pasa con la cepa el País”, la cual aseveró que es característica de la zona.
Cabe recordar que, en su momento, la cepa ‘País’ fue desprestigiada con la llegada de cepas francesas al territorio nacional y no fue hasta hace unos años que fue proclamada y reivindicada como una especie propia de los productores de las zonas cercanas al Valle del Biobío.
“Se vienen a incluir este tipo de cepas para que las viñas grandes por supuesto tengan más posibilidades para que puedan expandir sus mercados”, pero Rozas persevera en la idea de que no será viable para los pequeños y medianos productores.
Por otro lado, Patricio Cea, viñatero apasionado en la materia es oriundo de la zona de Millapoa y hace un par de años descubrió entre sus viñedos una cepa desconocida llamada ‘Trincadeira’, la cual sólo se da en Portugal y que casualmente fue encontrada entre sus especies.
Desde la viña Doña Luisa, Cea aboga por la necesidad de preservar las cepas y sus tradiciones. Asimismo, adhiere a la idea de que los productores de vino ya no batallan solos en la búsqueda de dar a conocer su trabajo, si no, observa con admiración el trabajo en conjunto de las autoridades. “La mesa del Enoturismo es una muy buena oportunidad para los pequeños productores de vino. (…) Hay muchas personas que producen vinos orgánicos sin saber que son orgánicos y eso es una particularidad de nuestra zona”, aseveró.
Cea, como admirador de los vinos y partícipe de la búsqueda de la preservación de la cepas y creación de productos vitivinícolas, persevera en la zona con su viña más querida, la Tinta Amarela. Asimismo, afirmó que “más que diversificar nuestras cepas, deberíamos relevar la importancia del cultivo de viñedos en el Biobío y fomentar el enoturismo, en definitiva, dar a conocer las importantes cepas que tenemos en la zona”, afirmó.
En ese contexto, el sábado pasado se realizó una actividad en el Museo Histórico, ubicado en el Parque Ecuador, donde se mostraron productos y se dio a conocer importantes noticias para los pequeños productores de la Región del Biobío.
Otra zona que llama la atención es Santa Juana, consolidada a la fecha como un lugar con gran patrimonio vinícola. Pedro Zambrano, parte de la Agrupación de Viñateros el Carretero de la zona, aseveró que “acá se utilizan solo dos cepas y generalmente no se utilizan grandes cantidades de terreno”. El viñatero aseguró que se trabajan con cepas mantienen la identidad de la zona, pero, aun así, “cuesta que se vendan los productos en épocas de invierno, se da mucho más en septiembre y verano, donde es más confiable poder salir a ofrecer nuestros productos”, sumó.
Por otra parte, Baltazar Roa, presidente de la Cooperativa Campesina Los Notros, de la comuna de Nacimiento, aseguró que la iniciativa es positiva, ya que permitiría ampliar el perfil de productor a una categoría profesional.
“Hoy estamos trabajando en un proyecto de la mano de la Universidad de Concepción, que precisamente busca introducir sus productos a mercados extranjeros”, sumó también que “las cepas País y Cinsault, las cuales estarían dentro de la modificación al Decreto 464, constituyen una oportunidad para todos los productores nacionales de incrementar la competitividad de sus productos en el mercado nacional e internacional, y también es consecuente en lo absoluto con la mirada a mediano plazo de nuestra organización”.
“Sería importante adicionar la posibilidad nuevas denominaciones de territorios específicos, por ejemplo la comuna de Nacimiento propiamente, en donde podamos mostrar al mundo la riqueza de la cultura histórica vitivinícola de nuestros ancestros que evidencian vides de una antigüedad centenaria, que hoy se están atendiendo muy seriamente por una gran cantidad de productores que visualizan el Enoturismo como una potente estrategia comercial para el rubro del vino y la agricultura”, puntualizó Roa.
Según el registro de la Odepa Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa), en la región del Biobío, se contabilizaron durante el 2023 cerca de 923 miles de litros de vinos con DO, esto quiere decir que son producidos con productos de la zona y tienen las características propias de sus cepas.
En la región del Biobío, la cepa que marca más presencia es la País – Mission, con 97 miles de litros en bodegas, le sigue la cepa de Moscatel de Alejandría y la Cinsault. Asimismo, los lugares donde se concentra mayoritariamente la producción de estas cepas son Yumbel, Santa Juana, Tomé y Los Ángeles. De la misma forma, están reconocidos varios lugares en el Biobío por su alto patrimonio cultural vinícola donde se puede mencionar San Rosendo, Florida y Nacimiento.