Este miércoles 5 de junio se conmemoró importante fecha, que nos encuentra en un panorama complejo por la sequía y los problemas consiguientes de la mala administración del agua. Expertos UdeC se refieren a la temática de fondo.
Las Naciones Unidas designaron el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente para poner de relieve que la protección y la salud del medio ambiente. Para el presente año la consigna es Día del Medio Ambiente 2024: “Restauración y resiliencia ante la desertificación y la sequía”. La poca disponibilidad de agua y su mala administración nos han puesto en una encrucijada que al parecer como sociedad aún no aterrizamos como es pertinente.
Debido al cambio climático y los fenómenos de variabilidad climática, se han acentuado los periodos de sequía. En Chile la desertificación y aridez se ha ido trasladando hacia el sur, lo que presenta dificultades en la temática del acceso al agua que está abarcando hasta la Región de La Araucanía.
El académico de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, Dr. Víctor Parra Ramírez, afirma que hay que puntualizar la diferencia entre sequía y escasez hídrica. “La sequía está asociada a eventos meteorológicos, por ejemplo, disminución de las precipitaciones o disminución de los caudales, que es la que se denomina sequía hidrológica. Pero cuando hablamos de escasez hídrica ya es un concepto mucho más amplio, porque considera cómo nosotros usamos el agua. Y ahí entra a la discusión el tema de la gestión, cómo estamos gestionando el agua, cómo la estamos usando”.
El experto añade que hasta hace un par de años el agua aún era vista en Chile como un bien de mercado, que se podía transar y el agua se podía regularizar solo dependiendo de las condiciones económicas, lo que cambió con la modificación al Código de Aguas, en el que quedó estipulada la priorización del uso del agua para el consumo humano y saneamiento.
Sin duda en Chile falta un equilibrio entre los requerimientos económicos y las demandas socioambientales, además, la dispersión en la toma de decisiones y la ausencia de una institucionalidad única en el tema del agua, como la tienen otros países, dificultan el panorama, ya que cada organización o entidad defiende sus intereses.
Hay otro punto muy importante. Al concentrarse las sociedades en las ciudades, no existe una concientización real de la escasez de agua, se abre la llave y ahí está el agua. “Hay que tratar de educar sobre el hecho de que nos estamos acercando a una nueva realidad, en la que tenemos que priorizar los usos y racionar un poco el agua. De acuerdo a los estudios de cambio climático, las proyecciones de esta megasequía continuarán”, explica el docente.
En este escenario, incentivar el uso de fuentes alternativas es una buena medida. “Hay que fomentar el uso de aguas no potables para situaciones o para actividades que no requieren necesariamente agua potable, como, por ejemplo, regar. Ahí se pueden utilizar aguas grises o aguas lluvias para uso no doméstico. Entonces eso permitiría amortiguar un poco el tema de la falta de agua producto de la sequía”, concluye el Dr. Parra.
El académico del Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía UdeC, Dr. Arturo Calderón Orellana, revela que la sequía, que se arrastra hace más de 15 años en Chile, tiene claras muestras de sus efectos, por ejemplo, en la producción de uva de mesa comprendida entre la Región de Atacama y la Metropolitana, que ha disminuido drásticamente.
Coincide con el Dr. Parra en el hecho de que “los modelos predictivos del cambio climático indican que esta situación, más que alivianarse se va a complejizar mucho más, con las precipitaciones yendo a la baja y la temperatura del aire va a seguir subiendo”.
El caso de la fruticultura, explica el Dr. Calderón, sería uno de los más afectados, porque relacionándolo con el aspecto económico, las inversiones que se hacen en la materia están pensadas para 20 años, pero en la actualidad no está asegurada la viabilidad en el tema, porque la escasez en el agua de riego está dificultando todo.
“Acá en Nuble y Biobío, a los exportadores de fruta fresca no les ha afectado todavía de manera importante por la presencia aún significativa de aguas subterráneas”, indica, pero cuestiona el uso del recurso hídrico, ya que añade que muchas veces dichas superficies cuentan con un exceso de riego, lo que indica que la concientización aún es nula.
“La constitución de mesas de trabajo serias, que involucren a todos los actores, es vital para enfrentar lo venidero en relación al manejo del agua y todos sus derivados”, sentencia el experto.