Reconocido restaurante del centro de Concepción se caracteriza por la calidad en platos caseros. Su administrador cuenta la particular historia que dio pie a la empresa familiar, las duras etapas que han debido superar y “el secreto mejor guardado”.
Propiedad de una sociedad familiar desde hace 69 años, Stromboli se alza como uno de los restaurantes más antiguos del Gran Concepción, que perdura hasta hoy como una típica “picada” de la zona. Sin embargo, el camino no ha sido fácil y varios momentos los han complicado hasta la actualidad.
Su origen tiene que ver con Giuseppe Signerez Senkinec, inmigrante ítalo-yugoslavo que llegó a Concepción mucho antes de fundar formalmente el negocio en 1954. Roberto Melo, administrador del local, cuenta todos los detalles para Diario Concepción.
“Él (Signerez) creó este local. Por lo que contó una vez, él pensaba que iba a Estados Unidos y llegó a Valparaíso, se extravió ahí en el camino, se confundió, y estuvo un tiempo en Valparaíso avecindado. Después llegó a Concepción y se decidió por el rubro gastronómico e inició esto. Después han ido pasando las distintas generaciones relacionadas a su familia”, comenzó relatando Melo.
-Entonces, ¿por qué se llama Stromboli?
-Stromboli es el nombre de una isla que está en la costa siciliana (Italia) y que tiene un volcán que también se llama Stromboli, que es uno de los pocos volcanes activos en el mundo actualmente.
-¿Y cómo un inmigrante de ese lugar del mundo llega a hacer comida criolla de acá?
-Buena pregunta. No sabría decirle por qué se terminó involucrando con esta comida. Él tenía afición gastronómica y desarrolló su equipo de gente de aquí de la zona.
Hasta 2010 estaban ubicados en calle Aurelio Manzano, a pocos metros de la Plaza Independencia. Era un local largo que tenía dos accesos. Con el terremoto de febrero de ese año colapsó el segundo piso desplomándose el primero. Además, sufrieron saqueos, “hasta las cañerías de cobre”, cuentan. Después, el Stromboli se trasladó hacia el frente, por la misma calle, hasta que hace cuatro años se mudaron a la actual locación de San Martín #475, donde también sufrieron saqueos durante el Estallido Social.
Frente a todas las dificultades, han debido adoptar nuevas políticas para sobrevivir. “¿Y qué otro camino queda? Hemos pensado en cerrar porque con la inseguridad que se vive uno va cortando horarios, va restringiendo el personal. En lugar de evolucionar, va a involucionando, la carga se va haciendo más pesada”, sostiene el administrador.
Prueba de ello es lo sucedido durante la pandemia, etapa donde incluso abrieron otra sucursal en San Pedro de La Paz, exclusiva para retiro en el local.
“Ahora trabajamos con todas las aplicaciones, trabajamos con software, trabajamos en las aplicaciones de delivery, tenemos un community manager. Nos reconvertimos completamente. No pudimos atender durante mucho tiempo, y nos movimos al delivery desde un inicio”.
La humita y el pastel de choclo siguen siendo los productos insignes del negocio.
-¿Cómo evalúan la actualidad?
Tenemos un buen funcionamiento y siempre tenemos movimiento y venta porque Stromboli es un local que es muy conocido. Sin embargo, con la crisis de seguridad que existe actualmente hemos sufrido muchos robos. Por lo menos unos seis o siete robos en los cuatro años que llevamos. Hace dos semanas fue el último. Es lo del momento: cómo adaptar horarios, cómo poder manejarse con la gente que tiene que llegar a lugares a veces peligrosos.
Roberto Melo advierte que la clave del éxito está en las manos humanas que preparan los platos. La humita, que tiene incluso una conocida versión de medio kilo, ha sido siempre el “caballito de batalla”. En plena temporada llegan a vender 700 diarias, a lo que se suma el pastel de choclo.
Detrás de las preparaciones con choclo está Cecilia Carrasco. Llegó con 17 años de edad y hoy a sus 84, sigue siendo “el secreto mejor guardado de Stromboli”, según la administración.
“Antes trabajaban mi hermana y mi cuñado acá. Llegué como a los 17 años y comencé trabajando en la caja, después fui donde las maestras de cocina y fui aprendiendo de a poco, de ahí terminé acá”, cuenta la cocinera.
Cecilia Carrasco no esconde consejos. “Lo más difícil es el pastel, aunque se piense que son las humitas. Nosotros comenzamos a las 9 de la mañana y viene a salir listo a las 1 de la tarde. El choclo debe ser nuevo y se le deben colocar las cosas como debe ser, no haciendo “pillerías”. A la pasta se le debe echar mantequilla, no manteca ni otras cosas. Debe quedar seca, a su punto. También se le vierte leche, no agua. La carne debe ser buena, blanda, como la sobrecostilla o plateada. Cada ingrediente debe ser seleccionado y de calidad”.