Tanto autoridades como agrupaciones han comenzado reuniones para enfrentar el problema. Pescadores artesanales señalan que grandes empresas tienen responsabilidad y que la situación se repite todos los años debido a falta de soluciones concretas.
Por Christopher Cortez Alarcón
“Ahora no hay mal olor porque el viento va en otra dirección, está hacia Penco. Si cambia el viento, queda la ‘embarrada’ nuevamente”, cuenta Ricardo Vásquez, pescador artesanal de Caleta El Morro, en Talcahuano.
Durante las últimas semanas, la comuna puerto se ha visto afectada en una extensión importante producto del olor emanado de la actividad pesquera en la zona, cuestión que hizo recordar épocas pasadas a distintos habitantes y reactivó el miedo por volver a tener una ciudad con hedor constante.
“Esto fue a raíz de que se abrió la captura de pesca y habían remanentes del año pasado, por lo que los pescadores no dieron abasto, entonces tuvimos 40 o 50 embarcaciones en la bahía con pesca en descomposición. Eso emanó un olor nauseabundo”, declaró el alcalde Henry Campos a Diario Concepción.
En ese contexto es que la Asociación de Industriales Pesqueros (Asipes) presentó un oficio ante la Dirección Zonal de Pesca de Concepción, ubicada en Tucapel 279.
Hasta allí llegó la presidenta de la agrupación, Macarena Cepeda, con la intención de hacer un llamado a las autoridades para implementar las medidas vigentes que corresponden a la regulación del trabajo en torno a la pesca.
“Estamos aquí no solamente como sector productivo, sino también como vecinos que vemos la necesidad y la urgencia de regular con todas las medidas que están disponibles para que la operación pesquera sea lo más armónica o que impacte de menor manera a las comunas”, señaló Cepeda.
“Vemos que hay una oportunidad de poder regular de mejor manera la operación pesquera para, precisamente, evitar estos eventos de malos olores que hemos estado percibiendo”, añadió.
En esa línea, la dirigenta plantea que existe un plan de manejo para la extracción de sardina común y anchoveta, especies que han sido protagonistas del desagradable suceso para los vecinos de Talcahuano.
Cabe señalar que, según datos entregados por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura. son 135 mil las toneladas de sardinas y anchovetas las que se han desembarcado en el Biobío durante este año.
El motivo de lo ocurrido, explica, es que “la sardina está muy costera, las embarcaciones artesanales están dando hasta tres o cuatro vueltas por día, y eso excede a las capacidades de proceso de las plantas que están en la Región del Biobío”.
A propósito de lo mismo y previo a la acción de Asipes, Monserrat Jamett, jefa de Sustentabilidad de Pescadores Industriales del Biobío, hizo un llamado a “ordenar los zarpes de la pesca artesanal, generando un solo zarpe diario, de manera de poder procesar en función de la capacidad de las plantas”.
Según Lilian Troncoso, directora zonal de la Subsecretaría de Pesca Ñuble y Biobío, “tenemos a la fecha una igual o menor operación que en años anteriores. Lo que sí se ha visualizado es una menor capacidad de proceso, entonces, en ese sentido, se puede apelar a la industria a evaluar los sistemas de procesos”.
Respondiendo al llamado del sector industrial, Troncoso manifestó que “las atribuciones del subsecretario (Julio Salas, encargado de Pesca y Acuicultura) pueden permitir hacer una regulación en cuanto a los días o las zonas donde se puede operar”.
Eso sí, advirtió que “no necesariamente es lo más adecuado u oportuno para el ordenamiento. La regulación, en términos de días, a veces también genera problema porque, ¿cómo eliges quién sale un día y quién el otro? Eso podría ir en desmedro económico de cada uno de los que opera”.
Por lo tanto, destacó que se tiene que tomar en consideración “los requerimientos del sector artesanal, que no está de acuerdo con la solicitud. Ellos siempre han estado disponibles de ordenarse, en este trabajo conjunto y asociativo que tienen las distintas empresas pesqueras”.
Finalmente, Troncoso adelantó que seguramente este jueves existirán novedades acerca de la respuesta gubernamental para el oficio de la Asociación de Industriales Pesqueros y las peticiones de las distintas áreas. Asimismo se realizó, durante este martes, una reunión de la autoridad sectorial para analizar el complejo escenario de la actividad económica.
Caleta El Morro es una de las principales áreas de zarpe de la ciudad puerto, donde se ubican grandes empresas pesqueras y también habitan cientos de lugareños dedicados a la práctica artesanal.
Ricardo Vásquez es uno de ellos, y trabaja con embarcaciones pequeñas y medianas para El Golfo.
El armador contó que este año “ha habido harto pescado, aunque los precios no están tan buenos. Nos pagan a $140 mil la tonelada. El año pasado pagaban $200 mil o $180 mil. No sé a qué se debe, los empresarios son empresarios”.
Desde su relato, el evento de los malos olores es una costumbre en la zona, muy lejos de ser un caso excepcional.
“No hay solución. Pasa todos los años cuando empieza la temporada sardinas y jibia en marzo”, indicó.
“Lo que pasa es que aquí, como hay tantas sardinas, las lanchas quedan dos o tres días con el pescado en la bodega. Están agarrando más de lo que pueden procesar. Las industrias expulsan un vapor que tienen que botar y es hediondo”, profundiza.
Incluso, dice que estos últimos días no han experimentado la misma molestia por la acción del viento, pero basta con que cambie su dirección para volver a sufrir la pestilencia.
La directora zonal de la subsecretaría de Pesca Ñuble y Biobío agregó que no ha recibido la información “directamente, pero me señalaron algunos profesionales que en las noticias se informaron que había personas que fueron a centros asistenciales por algunos olores”.En la misma línea, Vásquez cuenta que su propia madre, asmática y de 81 años, debió acudir a un centro asistencial el día sábado por principios de asfixia.