El principal dirigente de la Central Unitaria de Trabajadores se refirió a los distintos temas que hoy marcan la agenda de la multisindical. En entrevista con Diario Concepción profundizó sobre la relación con el Gobierno, la CPC y las expectativas de cara a las votaciones del 4 de septiembre.
David Acuña es desde abril de este año el presidente nacional de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Entidad que integra desde hace seis años, con otras labores.
Al caminar por la Diagonal Pedro Aguirre Cerda dice que algo conoce de Concepción. Lo suficiente para ubicarse en el centro y poder llegar solo a ciertos destinos. Esto por sus viajes a la zona, durante mucho tiempo, como dirigente sindical.
Se reconoce como un actor político con un destino distinto al de la mayoría de los líderes de agrupaciones de trabajadores y trabajadoras, pues hace muy poco cuenta, ingresó a las filas del Partido Socialista. “La mayoría (de los sindicalistas) tienen una formación política desde la cuna”. comenta. Todo esto en medio de una abultada agenda en la capital del Biobío.
-Asumes este cargo hasta el 2025 y en medio de una coyuntura política que hace años no se veía en el país…
-Yo asumí, me proclaman como presidente, un viernes y el lunes comenzamos a negociar el salario mínimo. Fue una negociación histórica. Algunos dicen que esto (el nuevo sueldo mínimo) era parte del programa de Gobierno, pero ese programa no se construyó solo, pues nosotros tratamos de influir dentro de los programas de los distintos candidatos (a La Moneda).
-¿Qué tanto facilita las negociaciones el hecho que esta administración de Gobierno está en la izquierda?
-Las negociaciones nunca son fáciles. Para este caso (sueldo mínimo de $500 mil al fin del mandato) realizamos una negociación un poco más política. El Gobierno planteaba llegar en su primer año a los $400 mil. Nosotros fuimos adelantando todo eso en vista del alto costo de la vida, el incremento del IPC.
Ante las alzas solicitamos todo esto mucho más rápido, en dos tandas, donde entendemos que deben existir gradualidades.
No solo buscamos el tema del salario mínimo. En ese acuerdo también se contempló: rebaja de jornada, reforma previsional, negociación ramal a multinivel, fortalecimiento del seguro de cesantía, y la ratificación del convenio 190.
-En el contexto de las indicaciones al proyecto de ley de las 40 horas laborales ha llamado mucho la atención los rápidos consensos entre las partes: Sindicatos, Gobierno y la propia Confederación de la Producción y el Comercio. Incluso se comenta que desde el gran empresariado ven a la propia ministra del Trabajo, Jeannette Jara, como figura de diálogo y con alta capacidad de negociación…
-A la ministra la conocíamos desde antes, desde que era subsecretaria de Previsión Social en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet.Fue dirigenta sindical, también.
Hoy hay un momento distinto donde el Gobierno entiende que necesita llegar a estos acuerdos y de forma más colectiva.
En el Consejo Superior Laboral, los gobiernos ni los empresarios le habían dado valor a esto donde ahora nos reunimos con la ministra en la Central y con el propio Juan Sutil (presidente de la CPC). Entendíamos que en Chile hay voluntades y condiciones distintas. Les pedimos que fueran parte del Consejo y protagonistas de este. Por ahí han pasado los diálogos de las 40 horas, los temas previsionales.
-¿Hay más disposición del gran empresariado e incluso de Juan Sutil, y qué es lo distinto que ven?
-Después del Estallido Social cambió el país y la mentalidad. Creo que lo que se está buscando es un gran pacto social (…) Si ellos (los empresarios) están de acuerdo con que baje lajornada de trabajo es porque obviamente entienden que no va a afectar al empleo y que va a mejorar la productividad.
Hoy los empresarios tienen una disposición distinta y esperamos que esa disposición se mantenga en el tiempo, que no sea solamente un disfraz.
-¿El hecho que Bárbara Figueroa ya no esté en la CUT ayudó a flexibilizar los diálogos?
-Nosotros siempre estuvimos disponibles al diálogo. El Gobierno anterior (Sebastián Piñera) decía que no había que bajar la jornada laboral planteando un proyecto de 41 horas, no 40. No había una voluntad real de poder avanzar.
Te podían invitar a conversar pero al final terminabas validando cosas que no eran en beneficios de las y los trabajadores. Como CUT decidimos restarnos muchas veces de esas conversaciones.
Hoy están las voluntades, con un Gobierno donde en su momento apoyamos la candidatura de Gabriel Boric, tratamos de aportar al programa y Bárbara también fue parte de la confección de este.
-En el Biobío han aparecido estudios que muestran que casi el 60% de las empresas manufactureras no tienen interés en dar capacitación a su personal…
-Condiciones hay para entregar capacitaciones (…) Hay convenios como el caso de la Asipes que entregó 260 puestos de trabajo a la CUT y eso es un avance (…) pero también hay un proceso donde la CUT busca más que capacitar poder reconvertir a las y los trabajadores, porque el mundo del trabajo está cambiando.
-¿Cómo proyecta la CUT los resultados del 4 de septiembre, según la opción que gane?
-Desde los años 80 que venimos diciendo que necesitamos una constitución libre y no instaurada. En el último acto del 1 de mayo invitamos a la entonces presidenta de la Convención,María Elisa Quinteros, donde manifestamos que íbamos a apoyar la idea de la nueva constitución sin ninguna condición.
-¿Si ganara el Rechazo esto podría incidir en la buena relación que se está construyendo con el empresariado y sectores más conservadores?
-Hemos llegado a consensos con la misma Cámara Nacional de Comercio. Tenemos puntos en común con los empresarios y esos puntos hay que seguir profundizandolos. Estamos convencidos de que va a ganar el Apruebo, pero si no es así en Chile ya comenzó un proceso de cambios y que son profundos.