Comerciantes de todos los puntos del Biobío, e incluso de otras zonas del país, relatan el impacto de la pandemia, pero estiman que, con el retorno de las actividades y compras de Fiestas Patrias, habrá un periodo de alza en las ventas de los productos típicos del campo chileno.
A las 5 de la madrugada, como cada sábado, el sector de Collao en Concepción rompe la inercia de la noche. Los movimientos son constantes y a eso se suman voces de instrucciones, saludos entre colegas, ruidos de motores y risas. Un claro anuncio de la llegada de los comerciantes, trabajadoras y trabajadores de la Feria Libre “El despertar Campesino”. Es el inicio de otra jornada de labores, tal como hace más de 40 años.
Sus protagonistas afirman que la tradición y actividad sigue firme, pese a los embates de la pandemia, viendo, también, un repunte importante en sus ventas durante estas próximas semanas. Esto, a propósito que luego de tres años se llevarán a cabo las celebraciones de Fiestas Patrias en todas partes del territorio.
A las 7 de la mañana es el turno de los primeros clientes. Suelen ser adultos mayores los primeros en ir a buscar los productos provenientes de todos los rincones de la Región del Biobío, y que una vez a la semana se aglomeran en la capital regional.
Sara Muñoz, presidenta del sindicato de “El despertar Campesino”, cuenta que su madre, Gumercinda Riffo, junto a un grupo de otras 12 mujeres fueron las pioneras de esta feria.
“En pandemia no paramos de trabajar”, relata Sara en una conversación a ratos interrumpida cuando se acerca gente a su local consultando precios de verduras y otros productos de cosecha propia.
Su puesto es uno de los más de 100 que componen este mercado que se emplaza en el estacionamiento del Gimnasio Municipal penquista.
Una ubicación relativamente nueva, tras el traslado desde Avenida Collao, junto al frontis del Estadio Ester Roa. Acción que se debió justamente a los trabajos de remodelación realizados en este recinto deportivo en vista de la Copa América 2015.
“Si bien en la pandemia pudimos seguir trabajando se notó el impacto. En promedio nos íbamos con $20 mil de ganancia”, agrega la dirigenta y comerciante, oriunda de Chaimavida.
Sara cree que a partir de la próxima semana existirá un alza en las ventas. Esto por el feriado largo en medio de las Fiestas Patrias.
Humberto Molina concuerda en este punto. Desde hace 10 años que cada sábado viaja desde Santa Juana para participar de esta Feria Campesina. “Viene el 18 de septiembre y con eso lo que más se vende es el mote”, comenta.
Eso también lo sabe Dagoberto Carrasco. Semillas de zapallo, avellanas, y una serie de frutos secos dan vida a su puesto. Entre todo eso también aparece el mote. “En Concepción hay una cultura del fruto seco. Acá la gente lo consume mucho y por eso es que desde hace 12 años que vengo de miércoles a sábado a trabajar a Concepción, desde Los Andes”.
“Con la festividad del 18 de septiembre deberíamos tener buenas ventas. En mi caso, aparte del mote, debería aumentar la demanda de huesillo. Si en una semana normal se vende una caja de estos, en los días de celebración se puede llegar a 50”, narró Carrasco.
En este mercado sabatino la organización es clave. Todo comienza a entenderse cuando se observa la distribución de los puestos de trabajo en un espacio que si bien es amplio (junto a la carretera a Cabrero, frente al terminal de buses de Collao), no es un desafío menor ordenar más de 100 locales, en un tridente.
Otra muestra de su orden son los constantes fondos y ayudas estatales que suele adjudicarse “El renacer Campesino”.
Por ejemplo, en 2016, a través de un Fondo de Desarrollo de Ferias Libres del Comité de Desarrollo Productivo Regional, ejecutado por Sercotec, los trabajadores y trabajadoras recibieron toldos con filtro UV y otros implementos que se complementaron con la inversión estatal del año anterior por más de $23 millones.
Un sentido y alma de comercio, dicen sus integrantes, que es necesario para el buen desarrollo de sus negocios y una buena atención al público que llega a comprar frutas, verduras, e incluso artesanías y aves de varios sectores del Biobío como Santa Juana, Yumbel, Florida, Laja, Arauco, Curanilahue, etc.
El sector cordillerano también dice presente cada semana. Jorge Paredes viaja desde hace cinco años desde Antuco. Vende desde quesos naturales hasta yugos de madera nativa.
A Jorge también le afectó el periodo más crítico de la crisis sanitaria y dice que ahora “lo difícil es el estado de inflación. Ya no se vende como antes”.
Una pareja de extranjeros pasa por el lugar y se saludan. Son sus caseros de hace tiempo. Al igual que todos quienes le dan vida a esta tradición del comercio penquista.