Economía y Negocios

Decano de Economía de la Universidad del Bio-Bio anuncia su postulación a rector

Señala que su propuesta no se agota en una visión economicista, es sistémica, pluriestamental y enfocada en las personas. Los desafíos, superar brechas tecnológicas y administrativas, además de la modernización, entre otros.

Por: Edgardo Mora 25 de Abril 2022
Fotografía: Cedida

Benito Umaña Hermosilla, actual decano de la Facultad de Ciencias Empresariales (Face) de la Universidad del Biobío (UBB) con más de 10 años en el cargo, acaba de anunciar que es candidato a rector de su universidad.

En entrevista con este medio, el decano habla, entre otros, de su visión, principales desafíos de la institución junto al sello que imprimiría en su gestión.

-¿Cuánto lleva cómo decano y cuáles serían sus principales aprendizajes en este cargo?.

– Llevo más de 10 años, gracias al apoyo y confianza de mis pares, quienes me han mandatado la responsabilidad de conducir nuestra facultad por tres períodos consecutivos.
El aprendizaje ha sido enorme, porque me ha permitido consolidar una visión holística de la Universidad del Bío-Bío a partir de las experiencias en Biobío y Ñuble. Esa mirada integradora, donde no ha habido diferencias entre ambas sedes, ha posibilitado un conocimiento acabado de ambas regiones, de sus potencialidades y, muy especialmente, nos ha enseñado que la vinculación bidireccional con nuestro entorno es un pilar fundamental para la educación, el desarrollo y todos los aspectos relacionados finalmente con el bien común.

Además de las labores como académico y decano, actualmente presido el Círculo de Capital Social de la Región del Biobío, donde prácticamente participan todas las universidades con asiento en el territorio; y en el caso de Ñuble, tengo la misión de liderar junto a un importante equipo de académicos y líderes de la Región, el Capítulo Ñuble de la Fundación Chile Descentralizado, que tiene como misión propiciar que los procesos de descentralización y de desarrollo territorial incidan en todos los planos de la actividad humana, especialmente en la educación, la cultura, el conocimiento científico y tecnológico, entre otros ámbitos.

– ¿Ser decano de la Face puede otorgarle ventajas como una visión más amplia de la realidad económica universitaria?

-Sin duda que ser decano por más de 10 años me entrega una visión bastante amplia y estratégica de la universidad. Sin embargo, no debemos perder de perspectiva que la universidad es un ecosistema conformado por personas y estamentos, con sensibilidades y áreas del conocimiento muy diversos.
Nuestra propuesta no se sustenta en una visión economicista, muy por el contrario, trabajaremos a través de una visión sistémica, pluriestamental, con una real y genuina preocupación por las personas, que priorice su desarrollo humano y espiritual. Nuestras 6 facultades y 28 departamentos representan la pluralidad universitaria y son el sostén de nuestra riqueza cultural.

-¿Qué lo motiva a presentarse como candidato a rector?

– Indudablemente que hay un factor de identidad, considerando que llevo 37 años ligado a la Universidad del Bío-Bío desde que ingresé como estudiante el año 1985. Eso ha significado que le tenga un enorme cariño a nuestra universidad, a la que he logrado conocer desde lo profundo en los distintos roles que me ha correspondido participar, tanto en Biobío como en Ñuble.

El aprendizaje alcanzado todos estos años me motiva a aportar desde la rectoría, entendido que no se trata de una sola persona, de una rectora o de un rector, sino que de un proyecto colectivo, convocante, con equipos multidisciplinarios que puedan abordar los enormes desafíos que tenemos hacia el futuro.

Todos esos elementos han influido en la decisión de poner mi nombre a disposición de nuestra comunidad universitaria para el período 2022-2026.

-¿Cuáles son los desafíos más relevantes a abordar en su gestión de salir electo rector?

-Los desafíos los ubico en tres niveles. El primero, de corto plazo, tiene que ver con agilizar temas operativos y de procedimientos al interior de la universidad. Entendiendo que la modernización institucional es un proceso gradual, no podemos dejar de lado algunas tareas inmediatas que acojan las necesidades y quejas de los diversos estamentos respecto de la ralentización de nuestros procesos administrativos. Tenemos que brindar todas las condiciones a nuestros docentes, investigadores, administrativos y estudiantes para poder desplegar sus talentos y ponerlos a disposición de nuestra sociedad. En ese sentido, la pandemia nos abrió grandes oportunidades para identificar los nudos y brechas, por ejemplo, en materia tecnológica.

El segundo aspecto tiene que ver con el mediano plazo, donde hay una serie de desafíos en materia de oferta académica. Cómo fortalecerla y modernizarla, es un desafío enorme, así también la creación de nuevas carreras.

Respecto de la investigación, tenemos el objetivo de acercar la reciente creación de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado hacia los departamentos, hacia los académicos y académicas, para que les sea un apoyo relevante, una base que les permita agilizar todos sus proyectos y publicaciones.

Y sin duda, el objetivo mayor es proyectar nuestra universidad hacia su centenario, como una institución de excelencia y líder en el centro-sur de nuestro país. En este pilar, la vinculación con el medio jugará un rol preponderante en los próximos años y décadas.

-¿Cuál sería el sello a imprimir en su gestión de ganar la rectoría?

– Elaboraremos un programa participativo, pero lo más importante es el cumplimiento de los compromisos. Nuestro sello tendrá una impronta marcada por la gestión y modernización institucional, pero con un profundo rostro humano y cercano, donde finalmente sea toda la comunidad universitaria la protagonista de este proceso y de los frutos que de éste se obtengan. Una correcta conjunción de ambos principios será la que finalmente guíe nuestro quehacer. Una mirada con unidad, integradora y soñadora de cara a los grandes desafíos del futuro.

– ¿Cuáles son sus principales proyecciones?

– Este año cumplimos 75 años de vida aportando a nuestro entorno social como universidad pública y estatal. Tenemos la obligación de respetar nuestra historia y, al mismo tiempo, resignificarla para otorgar un nuevo sentido al presente y a las exigencias que nuestras regiones y el país nos demanda, con miras al centenario de nuestra querida UBB.

Ese cambio de paradigma nos obliga a posicionarnos, con todas nuestras capacidades humanas, intelectuales y espirituales, como un actor relevante del progreso social de Chile.

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