Gravar el sobreconsumo de agua de las familias, es una idea que ronda por el Gobierno para hacer frente a la profunda sequía que afecta al país y que fue expresada hace algunos días por el ministro de Obras Públicas, Juan Carlos García.

El secretario de Estado apuntó a que no se trata de una “medida radical”, sino más bien “progresiva que existe, por ejemplo, con el consumo eléctrico durante los periodos de invierno”, aludiendo al denominado “límite de invierno”.

En base a esto, distintos especialistas han sostenido la necesidad de una política pública moderna del suministro hídrico junto con una inversión estatal.

“El sobreconsumo es una opción que ya existe en nuestra legislación precisamente para desincentivar el consumo. Sin embargo, no hay una política donde se vea al Estado invirtiendo en embalses ni tampoco en recarga artificial de acuíferos. Y transparente, porque poco se discute del hecho que el consumo humano directo es de menos del 10%, repartiéndose el resto entre el agro y la industria”, manifestó Álvaro Moraga, abogado de Moraga & Cía y profesor especializado en Gobiernos Corporativos, sobre la idea de establecer un impuesto por el sobreconsumo.

Por su parte, Patricio Gana, director de AK Contadores, explica que las tarifas de aguas, que son bajas en comparación a otros países, permitiría gravar el sobreconsumo para el beneficio fiscal. “Desde ese punto de vista, si el precio es bajo, habría espacio para gravar quizás el sobreconsumo y esos impuestos que vayan, por ejemplo, en beneficio fiscal y no de la distribuidora de agua”, concluyó Gana.

A su vez, el director de AK Contadores añadió que un mayor costo del suministro del agua puede ayudar a concientizar su uso. “Quizás también un precio más alto del agua nos haga ser más consciente en cómo usamos el recurso, así que en general, la tendencia apunta hacia allá y si las personas no logran entender que cuidar el planeta es importante, una forma de ir modelando ese comportamiento es a través de los impuestos”, cerró el contador.

De la misma forma, Víctor Fenner, socio adjunto de Impuestos de EY, comentó que “el objetivo acá – de un eventual impuesto- no sería la recaudación sino el desincentivo de una conducta. Lo importante no será cuánto se recauda, sino si en los hechos las personas y empresas hacen un esfuerzo para consumir menos agua”.