Tanto a nivel del oficialismo como analistas existe convicción en que es un paso necesario en favor de la salud mental. Clave será contar con una nueva ley.
La productividad es el factor que está detrás del debate de la reducción de la jornada laboral a 40 horas.
Mientras la ministra del Trabajo, Jeanette Jara respalda el proyecto, asegurando que le “hará bien ala productividad del país”, sectores productivos muestran sus reparos frente a la medida, cuestionando el momento en el cual se quiere impulsar algo así.
La titular dl Trabajo añadió que “El desempleo, la productividad y la competitividad no dependen exclusivamente de la extensión de la jornada de trabajo. Dependen de factores como el uso de las tecnologías, los modelos de desarrollo, el encadenamiento productivo, la adaptabilidad, la certificación de competencias y otros determinantes”.
La directora de postgrados de la USS, Karin Bravo, ratificó que el cuestionamiento a la rebaja de las horas de la jornada semanal de trabajo va principalmente por los posibles efectos negativos en la productividad. Sin embargo, la OIT ya en el año 2007 en su documento “Working time around the world: Principales hallazgos e implicaciones para las políticas” indica que reducciones en la jornada laboral favorecen la salud y seguridad en el lugar de trabajo, compatibilidad con la familia, igualdad de géneros, fortalecimiento sindical, negociación colectiva y productividad laboral.
“Si bien existen diversos estudios que, por un lado, señalan que una disminución laboral puede mejorar las condiciones de empleo, pues se requerirán más trabajadores para cubrir las mismas horas, otros estudios señalan que se debe incluir en el análisis el efecto de eventuales contrataciones de horas extras frente a la menor jornada ordinaria de trabajo”.
Bravo recordó que en Chile se aprobó la rebaja de horas de 48 a 45 horas semanales en el año 2001, entrando en vigencia finalmente el año 2005.
“Al respecto, el estudio de Rafael Sánchez (2013) reportó dos hallazgos relevantes: no se encontró evidencia que las empresas se hayan anticipado a la normativa bajando con antelación los salarios y la reducción de la jornada no afectó significativamente el empleo, pero impulsó las remuneraciones por hora. En el escenario actual, a casi 20 años del anterior proyecto, la realidad del mercado laboral es distinta. Por un lado, tenemos un mayor número de migrantes que impacta en el número de trabajadores, así como una situación postpandemia, con personas que han salido del mercado laboral formal en los meses más críticos, y que se están reintegrando paulatinamente, a medida que se van acabando los incentivos en cuanto a transferencias para no estar trabajando”.
Por otro lado, sostuvo, existen argumentos desde el punto de vista de salud mental, para promover esta medida. Estudios realizados por el Minsal, indican que las licencias médicas aumentaron un 53% entre el año 2013 y 2018 por problemas asociados a la carga laboral, estrés, ansiedad y depresión, lo que puede ser un argumento no sólo para reducir la jornada semanal, con el consecuente efecto en el aumento del tiempo libre u ocio para los trabajadores, sino también analizar las condiciones laborales, donde hoy el teletrabajo está siendo ampliamente considerado también, planteó.
Para el co fundador de Nawaiam, Horacio Llovet, el proyecto o la idea de reducir la jornada laboral a 40 horas es algo que va a pasar en el mundo y no solo en Chile. “La tendencia cada vez más fuerte es priorizar a las personas y su salud mental, se rompieron los viejos mitos de trabajar para vivir o vivir para trabajar.
“Si tenemos menos horarios laborales en la jornada la gente está más focalizada, menos cansada, también tiende a ser mucho más productiva, pero en esto no se puede ver la Ley como un proyecto aislado, esto tiene que ser un proyecto a llevar adelante, cómo impulsar desde lo productivo, cómo ayudar al mundo empresarial a hacer ese cambio de chip, tenemos que empezar a pensar que la revolución esta vez en humana y que se debe poner en el centro a las personas”.