Mejorar condiciones del trabajador, capacitación e incorporar nuevas tecnologías y más innovación serían algunas de las claves.
De acuerdo con Andrés Acuña, académico del Departamento de Economía y Finanzas de la Facultad de Ciencias Empresariales en la Universidad del Bío-Bío, la productividad en Chile muestra niveles de crecimiento bajos en la última década respecto de lo observado en los noventas.
A su vez, Acuña señala que la caída en la productividad ha afectado de manera dispar al crecimiento económico de las regiones.
De ahí la importancia de saber cómo mejorar esta importante variable para lograr un mayor crecimiento y desarrollo económicos, particularmente en tiempos de crisis, como el conflicto bélico en Ucrania y la pandemia entre otros.
Paola Zúñiga, presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, provincial Concepción, en lo que respecta a los trabajadores apunta a que se mejora la productividad teniendo como centro el trabajo y quienes lo ejercen.
En este sentido, postula que “la preocupación no solo debe ser en relación al colaborador si no que se debe ver al trabajador como una persona, considerando sus condiciones económicas, sus turnos de trabajo, sus capacitaciones, las opciones de ascensos, el resguardo psicológico ante presiones y buenos liderazgos desde los puestos más altos”.
Cabe recordar que de acuerdo con estudios realizados por el psicólogo laboral Ignacio Fernández, la felicidad generaría mayor producción bajo ciertas condiciones.
Héctor Medina, presidente del Sindicato 1 de Huachipato, apunta a que abrir las puertas a la automatización debe ir de la mano con la capacitación del trabajador para desempeñarse en labores más especializadas, surgiendo expertos en las distintas áreas.
“A medida que avanza la automatización, aumenta la productividad y el empleo”, resalta el presidente del Sindicato 1 de Huachipato.
Desde punto de vista empresarial, José Miguel Stegmeier, empresario agrícola y presidente de Socabio, en línea con el académico de la UBB, platea que “estamos ya hace bastante tiempo con una caída constante de la productividad” y prevé que para mejorarla se requiere fundamentalmente mayor capacitación y mayor flexibilidad laboral.
“Otro aspecto relevante es postergar la discusión relativa a reducir la jornada laboral, ya que los países que han podido hacer ese ajuste, tienen productividades dos o tres veces mayores que acá en Chile”, afirma el empresario.
Stegmeier agrega que también las empresas deben modernizar sus procesos, ya sea en la logística y equipamiento técnico, como también en cuanto a mejora de sistemas físicos o virtuales, incorporando incluso la inteligencia artificial a sus procesos.
Alejandra Bustos, empresaria y directora ejecutiva del grupo Terrae, concuerda que entre las variables para crecer en productividad hay que impulsar mucho más la innovación.
Humberto Miguel Cerda, gerente general del grupo Himce y presidente de Asem, sostiene que existen varios parámetros importantes dentro de una empresa que mejoran la productividad: armar buenos equipos de trabajo, administrar en forma inteligente el capital de trabajo y motivación al trabajador, entre otros .”Pero existen algunas que sin duda se debe poner especial atención en estos tiempos de crisis, como estimular y promover la innovación, migrar a la automatización de procesos y controles e invertir en software para atención de clientes”, dice Miguel Cerda.
Caroll Francesconi, directora de Programas Advance de la Facultad de Ingeniería y Tecnología de la Universidad San Sebastián recomienda tener presente que aquellas empresas que logran procesos y capital humano más maleables consiguen adaptarse de mejor forma a los cambios fluctuantes del entorno.
Al mismo tiempo, Francesconi refuerza la idea de que la inversión en tecnología ayuda a mejorar los niveles de productividad volviendo más ágiles los procesos internos y disminuyendo los tiempos de espera, lo que permite cumplir con las demandas.
Para el académico de la UBB generar cambios estructurales que fortalezcan la trayectoria futura de la productividad en Chile requiere que se aborden elementos tales como ajustar la carga tributaria; inversión pública en infraestructura clave; burocracia y la corrupción; fortalecimiento de la gestión de desastres naturales junto con un diseño institucional alineado con el progreso de un país del siglo XXI y la calidad de la educación y la formación de capital humano avanzado.