Economía y Negocios

Emprendimiento asegura el agua potable a escuelas rurales

Inversión promedio es de $ 5 millones aproximadamente. Promueven la economía circular y la educación. Sistema bien mantenido puede durar hasta 20 años.

Por: Edgardo Mora 20 de Febrero 2022
Fotografía: Cosecha de agua de lluvia en escuelas rurales.

Según datos aportados por Cosecha de Agua, emprendimiento apoyado y premiado por IncubaUdeC, un 40,4% de las escuelas rurales en Chile no cuenta con abastecimiento formal de agua potable.

Considerando lo anterior y junto a la actual crisis hídrica por la que atraviesa el país, el trabajo desarrollado por Cosecha de Agua en cuanto a la instalación de colectores de aguas lluvias en escuelas rurales, reviste de especial relevancia.

En este contexto, Leonardo Fernández Mora, cofundador y encargado del área técnica de la empresa entrega detalles respecto de la experiencia que han desarrollado.

-¿Cuánto proyectos de cosecha de agua han beneficiado a escuelas rurales y cuántos les gustaría concretar para este año 2022?
– Hemos realizado dos instalaciones en escuelas las dos únicas escuelas con este sistema en el país. En Licantén trabajamos con Fundación Amulén y la empresa mexicana Isla Urbana, quienes nos encargaron el diseño y instalación del proyecto. Luego desarrollamos el proyecto de la escuela de Lluvia en Rucapequén (Un estanque de 5.000 y uno de 1.000 litros respectivamente) donde ayudamos a financiar el proyecto donando unas piezas, trabajamos en conjunto con la comunidad organizada y la agrupación Reacciona. Allí además de diseñar e instalar pudimos implementar toda la metodología de Escuelas de Lluvia, que consiste en que la propia comunidad se haga parte del proceso, se comprometa con la mantención del sistema y por sobre todo analice y sane su relación con el agua.
Para este año 2022 nos gustaría masificarlo y llevarlo al menos a 10 escuelas de todo el centro y sur del país.

– ¿Qué relación tiene este trabajo con la economía circular y qué importancia le dan como empresa al desarrollo de este tipo de iniciativas?
– Tiene una relación directa, porque trabajamos con un recurso desestimado, que generalmente se desecha, como la lluvia y nosotros le damos valor al tratarla, además entregamos una solución sostenible y duradera a un problema que aqueja que los usuarios pueden mantener por sí mismos y les puede durar hasta 20 años. La economía circular es fundamental para nosotros en ese sentido y creemos que en proyectos como las Escuelas de Lluvia no sólo se implementa la economía circular, si no que además la vivenciamos, le mostramos a la comunidad educativa completa como esto se lleva a la práctica y los beneficios y satisfacciones que genera.

-¿Cuáles son las cifras más relevantes vinculadas a la ejecución de proyectos en escuelas rurales?
– Calculamos que el beneficio llega a 400 personas porque involucra a toda la comunidad educativa.
La inversión en una escuela promedio es de alrededor de $ 5 millones, que si lo proyectas a largo plazo, considerando que un sistema bien mantenido puede durar hasta 20 años, definitivamente es una buena inversión. Como ambos se instalaron a mediados del año pasado aún no tenemos cifras exactas de cuánto pudieron juntar o ahorrar, pero en términos generales, sumando las 100 instalaciones que logramos concretar el año pasado estimamos que se pudieron cosechar 4 millones de litros agua, lo que equivale a 400 camiones aljibe y 600 millones de pesos.
Cuando piensas que esa inversión la estás haciendo en la educación de los niños y niñas la retribución de esa inversión se amplifica, más aún en contexto de pandemia donde el agua es fundamental para mantener los protocolos sanitarios.

– ¿En qué consisten los proyectos de cosecha de agua realizados en escuelas rurales?
– En ambas escuelas tenían sistemas de abastecimientos con interrupciones. En Licantén dependían de camiones aljibes que pasaban 2 veces por semanas y a veces no les alcanzaba el agua y tenían que suspender las clases. El Rucapequen se abastecían de pozos y la calidad del agua no era buena. Por ello en ambos casos les entregamos un sistema complementario, de emergencia que les otorga seguridad hídrica y les permite continuar las clases sin interrupciones.
Hoy las dos escuelas cuentan con un sistema completo con macro y micro filtrado, almacenamiento y desinfección, en ambas escuelas le sumamos un ozonificador, que es un sistema de desinfección muy efectivo y asegura su calidad. En Licantén tenían problemas consideramos dos estanques de 5 mil litros y en Rucapequen uno de 5mil litros. En Rucapequen además, implementamos la metodología de las Escuelas de Lluvia que aprendimos con los mexicanos de Isla Urbana y que tiene directa relación también con nuestra forma de entender la sociedad, la relación que debemos tener con el ecosistema.

– ¿Qué han dicho los apoderados y directores de las escuelas beneficiadas con los proyectos?
– En general se han sorprendido mucho con esta solución, les gusta y quieren adoptarlo para sus propias casas. Por sobre todo están contentos de que ahora tienen una alternativa, tienen seguridad hídrica, lo que significa dignidad y además con algo que es gratuito, que está disponible y que les sitúa en otro paradigma que es muy hermoso de aprender y practicar.

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