La ley que las prohibe permite usarlas para alimentos sin envasar, como el pan, frutas, verduras y carne. La idea es aplicar el mismo camino que en supermercados: llevar la propia.
Juntas de vecinos y organizaciones ambientalistas han denunciado un uso indiscriminado de bolsas plásticas en los almacenes de barrio, pese a que la ley que prohibe su uso ya casi cumple un año de aplicación.
Consultado el seremi de Medio Ambiente del Biobío, Mario Dellanays, éste explicó que son las municipalidades las encargadas a fiscalizar, siendo el ministerio un ente coordinador y encargado de la educación ambiental al respecto.
La autoridad sí aclaró que aun está permitido su uso en casos de alimentos no envasados y que por salubridad, deben ser empacados, tal como el pan, frutas y vegetales. Aun así, explicó que se trata de un esfuerzo que implica un cambio cultural y el compromiso tanto de los comerciantes como de los propios consumidores.
“Hay que preferir aquellos locales que entregan bolsa de papel en vez de plástico, además, está en las personas rechazarlas llevando su propia bolsa reutilizable”, aconsejó Dellanays.
Sobre los desafíos, la autoridad nombró el consolidar la Ley que prohíbe los plásticos de un sólo uso, lo que junto al comienzo de la implementación de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, (REP) con el reglamento que fija metas de recolección para envases y embalajes, “demuestra que Chile está dando pasos concretos en la gestión de residuos”.
La directora ejecutiva de Fundación El Árbol, Daniela Concha, planteó el desafío de abordar la concepción que tienen las personas de las bolsas y de otros elementos plásticos, así como las prácticas y costumbres de uso que tienen de estos objetos desechables y de una baja vida útil.
“Estamos muy acostumbrados a la comodidad, lo que nos hace recurrir a la bolsa o bombilla de plástico. Entonces este cambio cultural creemos es el desafío más importante siempre. Y desde ese punto de vista, toda ley y educación ambiental al respecto, son una poderosa ayuda en pos de ese objetivo: el cambio cultural. Es como volver a las prácticas antiguas”.
Un inédito estudio sobre plásticos de un solo uso generados por establecimientos de consumo de alimentos, da cuenta que se generan 23.240 toneladas al año.
“La idea de realizar este informe era calcular el beneficio medio ambiental que tendrá el proyecto de ley que regula los plásticos de un sólo uso una vez aprobado, y porque detectamos que a nivel país existía muy poca información al respecto. Esto nos permitió calcular que sólo en locales que expenden alimentos, se consumieron estas 23.240 toneladas”, señaló en su oportunidad la directora de la Campaña de Contaminación Marina de Oceana, Javiera Calisto.
El reporte establece que las más de 23 mil toneladas de plásticos de un solo uso utilizados en restaurantes, bares, cafeterías y delivery en el país, equivalen al peso de 116 ballenas azules o al volumen de cinco piscinas olímpicas o a la huella de carbono que una persona en auto dejaría al dar vuelta a la Tierra 5.300 veces.