La idea es que otras universidades puedan hacer lo mismo a nivel país. Sectores más beneficiados serían industria del cemento, siderurgia, forestal, pesca, alimentos, agroindustria, transportes y logística.
La Universidad de Concepción lidera el trabajo de incorporación del sector privado a la investigación sobre desarrollos del hidrógeno verde según destaca Eduardo Bitrán, presidente del Club de Innovación de Corfo.
Lo anterior, en el marco de la colaboración de la UdeC en el programa “Misión Cavendish Tour”, que Bitrán detalla en entrevista con este medio.
– ¿Qué rol juega en el desarrollo del hidrógeno verde, la Universidad de Concepción?
– La Universidad de Concepción colabora con nosotros en Misión Cavendish Tour porque la UdeC tiene capacidades de investigación y tecnológicas en hidrógeno verde y está tratando de incorporar a empresas de la zona en estas materias siendo una aliada interesante que puede ayudar a dinamizar oportunidades y como se requiere desarrollo tecnológico y el capital humano especializado en hacer este desarrollo tecnológico que es escaso, es muy relevante generar alianzas entre universidades y el sector privado.
En la UdeC existe también el desarrollo del programa de Ingeniería 20-30 que me tocó impulsar desde la Corfo, donde hay un concepto de macrofacultad que se ha establecido y entiendo que está ahí también la Universidad de la Frontera y la Universidad de Talca.
Como Club de Innovación lo que hacemos a partir de desafíos empresariales es buscar cómo las universidades pueden involucrarse en contratos de investigación y desarrollo con las empresas lo que hoy día para Chile tiene carácter de urgencia.
Si en 10 años el trabajo que desarrolla la UdeC se transforma en un proyecto industrial el sueño del cobre verde se torna más viable lo que muestra como el vínculo entre la universidad y la empresa es muy importante.
– ¿En síntesis, en qué consiste el programa “Misión Cavendish Tour”?
– Son 4 eventos que se realizarán los días martes de 9:00 a 11:30 donde lo que se trata es incorporar efectivamente a las regiones de la macrozona centro sur que van desde Maule a la Araucanía. Es una iniciativa con la que partimos en Corfo el año 2015 y se le ha dado una continuidad muy interesante. El rol de esto es crear un capital social en torno a una iniciativa de innovación disruptiva.
Aquí lo que pretende Misión Cavendish Tour es generar capital social en los territorios del país donde se produzcan colaboraciones como es el caso de la Universidad de Concepción y poder también incorporar a empresas, porque existe una brecha entre la investigación universitaria y lo que hacen las empresas.
– ¿Qué beneficios podría generar el hidrógeno verde en Biobío?
– Vemos varias áreas de aplicación por ejemplo en la industria pesquera e incluso en los barcos pesqueros o en las plantas de procesos de harina de pescado o de conservería intensiva en el uso de calderas y también en la agroindustria y lo forestal con la celulosa y la logística más de largo alcance. En algunas áreas donde ya existe capital social con capacidades donde hay sin duda una masa crítica es por ejemplo en la actividad forestal donde sería posible poner el foco.
Cap, por ejemplo, debería seguir estrechamente lo que hace ThyssenKrupp en Alemania y lo que está haciendo Siemens y en Suecia quienes avanzan en la fabricación de acero cero emisiones. Además nuestro hierro es de magnetita que es mucho mejor del punto de vista ambiental donde a partir del hidrógeno verde se abre una nueva oportunidad de reposicionarnos.
Para resumir, la industria del cemento, siderurgia, forestal, pesca, alimentos, agroindustria, transportes y logística serían principales sectores beneficiados.
– ¿Cuáles son a su juicio, las características más relevantes del hidrógeno verde para la reactivación económica sostenible nacional y de regiones?
– A nivel mundial y a propósito de la pandemia que nos ha afectado trágicamente y continúa haciéndolo donde de hecho la Región del Bíobío es una de las más preocupantes por la cantidad de casos que tienen, lo que ha generado en el mundo de la Ocde, de países desarrollados, es una reflexión muy profunda sobre las amenazas que afectan a la humanidad y envés de generar una situación al cortísimo plazo como generar lo más rápidamente empleos, se ha posicionado un concepto de reactivación sostenible y resiliente, tomando el liderazgo los europeos, quienes cuentan con un programa de gasto público y educación pública muy importante con una orientación de sostenibilidad que es fundamental para sentar las bases de una sociedad futura capaz de enfrentar el cambio climático que es la principal amenaza post pandemia.
Adicionalmente, van más allá con la definición de impuestos en las fronteras a aquellos insumos contaminantes porque no sólo se trata de incentivos tributarios internos como impuestos el carbón u otros. Si otros países fuera de la Unión Europea no tiene esos impuestos, entonces lo que viene es la penalización de insumos intensivos en contaminación.
Para nosotros será un desafío producir cobre verde o en las regiones del sur en la industria forestal con la producción de fibras que reemplazarán el Nylon y el plástico y que además capturan CO2.
De hecho ya hay inversiones en el ámbito textil con fibra forestal que se está haciendo en Chile. Si a esto se le suma un combustible como el hidrógeno verde, se crea una industria de alto valor, diferenciada que puede ganarle a otras producciones como las australianas a base de carbón.
– ¿Cuáles serían las oportunidades y dificultades de la introducción comercial del hidrógeno verde (H2) en distintas macrozonas de Chile?
– La oportunidad tiene que ver con la capacidad actual y potencial de Chile para el desarrollo de energías renovables, esto en todo el país, con potenciales eólicos en la zona sur y austral junto con energía solar en el centro norte.
La clave es que los productos derivados del Hidrógeno se han producido por muchos años, pero a partir de combustibles fósiles, pero ahora es posible hacerlo a partir de electricidad proveniente de energías renovables disponibles abundantemente a lo largo del país.
La idea es usar el hidrógeno como combustible para lo cual existen desafíos como lo es crear la normativa correspondiente porque existen muchas aplicaciones posibles y en distintas actividades productivas lo que a su vez, requiere de desarrollos tecnológicos.
Se podría reemplazar el uso de diésel en las calderas utilizadas en el sector pesquero y agroindustrial por hidrógeno donde se necesitan innovaciones de tipo ingenieril.
Sabemos que nuestro país no se caracteriza por ser de los más innovadores pero se podría lograr que la mayoría de las aplicaciones del hidrógeno verde sean más baratas en su operación ante la alternativa de combustibles fósiles.
Hoy es más difícil innovar y las platas públicas son cada vez más escuálidas en innovación donde es dramático cómo han caído los recursos que están disponibles para lo cual se necesita además de capital social.
Con la innovación podrían eliminarse hasta un 60% de la emisión que hay en el transporte de alimentos para salmones y podría llegar incluso a significar un menor costo que el diésel.
El desarrollo del hidrógeno verde podría implicar una mayor productividad, menor contaminación y entrar por ejemplo al mercado Europeo con un producto certificado bajo en emisiones o también al mercado de California.
– ¿Cuáles son las proyecciones más relevantes del hidrógeno verde para 2021 en el ámbito nacional y regional (Biobío)?
– Lo que esperamos que ocurra el 2021 es que se realicen los primeros pilotos y casos de uso en regiones lo que representaría un avance importante.
También hay proyectos vinculados a la minería que estarán siendo piloteados. Hablamos de un sector muy intensivo en el uso de energía. De hecho las universidades de la Región del Biobío están muy cercanas al desarrollo de la minería porque poseen capacidades científico tecnológicas muy relevantes como metalurgia y otros.
Conozco en la UdeC un trabajo que está todavía a nivel de investigación en pirometalurgia donde se busca que la fundición del futuro no emita donde el combustible es el hidrógeno. Está en etapa todavía de laboratorio y los pasos para llegar a aplicarse son muchos años donde esperaría que investigaciones de laboratorio puedan pasar a una fase siguiente.
En el ámbito minero esperamos poder ver los primeros prototipos que se piloteen en terreno, de camiones que operen con hidrógeno verde. Si esto funciona, implica que camiones con 400 toneladas de carga y que consumen 3.500 litros de diésel diario dejen de representar el 9% de las emisiones del país.
Esperamos avances en las regulaciones y que se arme el fondo que anunció la estrategia del Gobierno de US$ 50 millones, que no es mucho, pero ayuda para apoyar los primeros escalamientos industriales en algunos ámbitos. En el fondo demostrar que este año pasamos a la acción para posicionar a Chile en el ámbito mundial, porque existe una competencia donde no estamos solos.
El hidrógeno verde se puso de moda especialmente para descarbonizar empresas difíciles en las que el consumo principal de energía es combustible como la industria del acero, del cemento, la minera y de transporte pesado de larga distancia.
Chile comenzará a tener grandes ventajas comparativas donde debería aprovecharse nuestra abundancia energética verde para hacer un desarrollo incluso industrial impensado hace 5 años y de esta manera generar más empleo y una mejor dinámica de innovación, pero esto debe ser desde una estrategia país.