Fue en el año 2010 cuando la Capitanía de Puerto de Coronel descubrió el vertimiento de residuos en la playa La Conchilla de Lota . Hoy la Fiscalía busca determinar las responsabilidades correspondientes ante un eventual delito contra el medioambiente.
El Chiflón del Diablo, declarado Monumento Histórico, es uno de los lugares más visitados por los turistas. Hablamos de miles al año, flujo que se vio interrumpido por el estallido social y la pandemia. Es el orgullo de Lota.
Sin embargo, desde hace una década tiene este problema: que para poder seguir funcionando y no inundarse, al punto de no poder recuperarse, se debe evacuar las filtraciones de aguas al mar.
Es por ello que la Fiscal Ana Aldana lleva en curso una investigación al respecto, para dar con las eventuales responsabilidades ante eventual delito de contaminación ambiental.
Y hace unas semanas, se realizó una audiencia mediante video conferencia, en que el abogado Jorge Gálvez, representante de la actual mandamás de Corfo, Macarena Vera, buscaba sobreseerla.
Esto por que dicha institución es la dueña de la mina Chiflón del Diablo, independiente que otras administraciones como Fundación Chile y Baldomero Lillo la hayan dirigido.
Hoy tras la quiebra de esta última, Procultura se está haciendo cargo esporádicamente hasta la próxima licitación.
Es así como el juez de Letras y Garantía de Lota, Cristián Águila, determinó “no dar lugar a las solicitudes efectuadas por las defensas”, la de liberar a la mandamás de Corfo de eventuales responsabilidades por ejercer el cargo en el Gobierno de turno.
La defensa de Vera apeló a esta decisión. Lo mismo hizo el abogado Lautaro Benítez en representación de Elías Freire, de Baldomero Lillo, quien sigue en las pesquisas, a diferencia de Lorena Lillo, quien fue sobreseída.
Y no es la primera vez que se investiga al respecto. Entre los años 2012 y 2014 ya hubo una que quedó suspendida, siendo reactivada durante el 2019.
Fue la capitanía de Puerto de Coronel la que dio alerta hace 10 años tras descubrir unas cañerías que enviaban depósitos a la playa La Conchilla de Lota.
La administración de la época informó que todas las noches se hacían los vertimientos, situación que se origina en el 2008, tras posibilitar a una empresa minera el uso de un paso de servidumbre.
Lo anterior, provocó, finalmente, que se iniciara una filtración de aguas subterráneas hasta el interior de la mina, problemática que se acrecentó con el terremoto del 27-F de 2010, cuando se inundó.
Los años posteriores se efectuaron diversas denuncias. Diversos estamentos tomaron conocimiento, incluyendo la Intendencia, y se formó una mesa de trabajo.
De hecho, se habló de dos soluciones. La primera: que el circuito de la mina se relocalice en un sector sobre la cota cero del nivel del mar y, posteriormente, se deje inundado el antiguo sector.
Y la segunda opción: regularizar el sistema de descarga con todos los permisos sectoriales respectivos e incorporar un tratamiento de las aguas previo al vertimiento al litoral.
A la fecha, nada de eso ha ocurrido.
Diario Concepción consultó la directora de Corfo Bío Bío, Macarena Vera, sobre las acciones judiciales y sobre la medida definitiva para subsanar esta situación.
La autoridad regional aseguró que la planta de tratamiento de aguas viene en camino (se ha dicho que podría costar $600 millones) y que se hizo una instalación piloto que dio buenos resultados, confirmando que es el camino a seguir.
“La planta piloto estuvo funcionando. Se construyó y debieron ser unos $80 millones más o menos (…) ahora estamos en el proceso de los permisos, los estudios de ingeniería. Está la plata. Lo que falta es el estudio de evaluación ambiental y eso se demora. Obviamente, que también la licitación de las bases para la construcción, que también se demora”, aclaró la autoridad regional.
¿Fecha final? “Desde que se generan los permisos, ya es el proceso de construcción de la planta. Poner la piedra puede ser a fines de este año o a principios del otro”.
Por mientras, la Mina el Chiflón del Diablo debe seguir operando de la misma forma en que se advirtió hace una década.
“Se sigue bombeando, con el mismo proceso que se ha hecho siempre”, lamentó Vera.
Mientras tanto, muchos se preguntan: ¿qué es lo que se lanza al mar y que ha sido advertido por los vecinos por todos estos años?
Un estudio determinó que las aguas contienen altos contenidos de aluminio, hierro disuelto, manganeso, selenio y sólidos suspendidos.
Y no es necesario ir al lugar para advertirlo. Un video en Twitter da cuenta de ello.
“¡Hoy día el color fue horrible!”, exclamó un vecino en el registro.