
De acuerdo con las cifras entregadas por Beatriz Millán, directora ejecutiva de IncubaUdeC, un 20% de las startup incubadas en la Universidad de Concepción protegen sus propiedades intelectuales a través de patentes, registros de marcas y modelos de utilidades entre otros.
Ahora, al acotar el porcentaje sólo para aquellas startup que han logrado patentar en etapas tempranas, el número cae a un 7%, precisa Millán.
“Cuando hablamos de proteger, que no sea sólo por patentes, se trata de un porcentaje alto, en atención a que existe una consciencia”, resalta la directora ejecutiva de IncubaUdeC.
Al mismo tiempo, también apunta a que “cuando hablamos de tecnologías ahí el emprendedor está un poco al debe en atención a poder patentar en base a requisitos como que sea algo nuevo, inventivo, novedoso que, además, sea con un uso y una aplicación industrial”.
Otro punto relevante para la directora es que “muchas de las startup también deciden ir por otro tipo de protección como el secreto industrial o el registro de marcas que son, además, activos intangibles necesarios para que las startup se vayan blindando con distintas estrategias de protección”.
Millán sostiene, además, que, a veces, la patente no es lo mejor, sobre todo cuando se habla de la industria de la electrónica o del software, “sobre todo porque en Chile no se patentan los software”, aclara.
Ximena Sepúlveda, abogada y Jefa de la Unidad de Propiedad Intelectual (UPI) de la UdeC, destaca que “para las startup de la UdeC y de la Región el sistema de patentes les permite, en primer lugar, proteger lo que han creado para valorizar su trabajo, haciéndose de un monopolio legal de explotación, pero, ademas, les permite, en segundo término, conocer qué tecnologías son libres de ser explotadas en nuestro país, para poder explotarlas mejorando o abaratando sus procesos, generando nuevas líneas de negocio, lo cual, en este tiempo de crisis, puede ser una tremenda oportunidad de reconversión”.
Para la jefa de la UPI de la UdeC, también, es importante saber que “la propiedad intelectual es un sistema que ofrece a los usuarios distintas funciones que es necesario considerar. Quizás la más conocida es aquella referida a la protección que otorga a las creaciones, sea que ellas tengan una finalidad comercial o artística, otorgando a su titular derechos de exclusividad para usar el objeto protegido en el mercado”.
De paso, aprovecha para invitar a todas las empresas a ver esta crisis en una oportunidad, ya que “en la UdeC estamos atentos a asistirlos en ese camino”.