La reciente alza de tarifas en el transporte público de Santiago desencadenó una serie de manifestaciones que han puesto en el debate público el costo que tiene la locomoción colectiva para las familias.
Hace dos semanas, el sistema RED (ex Transantiago) aumentó en $30 la tarifa del Metro (y en $10 la de buses), llegando el pasaje del tren subterráneo a $830, uno de los más caros del mundo.
Hoy la tarifa adulto de los microbuses licitados es de $530, al menos hasta mediados de noviembre, cuando se informe una posible nueva variación mensual. Este valor se ha mantenido casi sin variaciones desde diciembre pasado.
La mayor alza de este año se registró durante enero, cuando llegó a los $540; mientras que la mínima fue en abril, con 510 pesos, según datos de la Seremi de Transportes.
Fue en agosto de 2018 cuando el boleto superó una barrera al pasar de 480 a 500 pesos, acumulando un alza de hasta 60 pesos en los siguientes seis meses.
El mecanismo para fijar la tarifa, de manera mensual, está normado en la Resolución Exenta 2246 del Ministerio de Transportes y se calcula a través de un polinomio compuesto de cuatro variables: el precio del petróleo, el valor del bus, la mano de obra y el valor de los neumáticos, según datos que entrega el INE.
Desde la seremi recalcan que, de no ser por la Ley de Subsidios al Transporte Público, la tarifa sería al menos $90 mayor, superando así hace tiempo los 600 pesos por boleto.
Números más o menos, lo cierto es que hoy un trabajador debe desembolsar unos $25.500 mensuales en locomoción; un estudiante, al menos, 7.200 pesos ($180 por boleto); y un adulto mayor, sobre los 12.000 pesos ($360 por boleto, considerando ida y vuelta de lunes a viernes).