Al terminar las obras, se oficiará a la Superintendencia de Casinos de Juego para que revise las instalaciones y una vez que entreguen el visto bueno, se procederá con la apertura. Si no, se deberán realizar las correcciones que correspondan.
Levantar el Casino Marina Chillán ha sido un camino largo. Con piedras y curvas peligrosas. A estas alturas, la empresa penquista es especialista en aguardar con paciencia tras una difícil pelea con Boldt Peralada para obtener, finalmente, el visto bueno del Consejo Regional de la época en Bío Bío.
Y si bien se esperaba que la apertura en la actual capital de la Región de Ñuble fuera por estos días, el atraso del calendario de obras no hace perder el entusiasmo al equipo.
De hecho, fuentes cercanas a la empresa regional explicaron que ya hay definiciones más certeras. Por ejemplo, que el término de trabajos será antes del primero de agosto.
Eso no necesariamente quiere decir que en el octavo mes del año comiencen a operar las máquinas tragamonedas tras los cortes de cintas correspondientes.
Para llegar a este punto, primero se debe pasar por una serie de procedimientos.
Lo primero: Una vez que esté todo listo, Marina del Sol tiene que oficiar a la Superintendencia de Casinos de Juego, SCJ.
Luego, la entidad deberá presentarse en terreno para ver que todo esté en regla y procesar posteriormente los datos en un informe.
Si la SCJ queda satisfecha, dará luz verde para que se proceda a la inauguración.
Este escenario podría ser factible, pero no quiere decir que el proyecto se rechace por completo.
Lo que pasa ahí es que Marina del Sol deberá hacer las correcciones sugeridas. Una vez que esto ocurra, si todo está en orden, se procede finalmente a la aprobación total.
Bien lo saben en el Casino Luckia de Arica que, tras tener todo listo, la SCJ no entregó el visado hasta que subsanaran algunas situaciones.
Algo que finalmente ocurrió y hoy funciona según lo planificado, atendiendo un público regional, nacional e internacional.
Una aclaración: el hotel no pasa por este proceso, por ende, se espera que en agosto reciba sus primeros pasajeros sí o sí.
En Chillán, se espera un crecimiento en el turismo local. Especialmente en el de negocios, algo que ocurre actualmente en Talcahuano, que acapara seminarios y convenciones, atrayendo un segmento muy interesante y que demanda buenos servicios y lugares aledaños para visitar.
Igualmente, ya se habla de la alta plusvalía que han ganado los paños de terrenos aledaños, vislumbrando proyectos inmobiliarios.
Todo esto significará todo un desafío para la comuna de Chillán, especialmente para las autoridades que tendrán que ir perfeccionando sus planes de desarrollo para seguir creciendo al ritmo de las inversiones.