La oferta de un arriendo mensual cercano a los tres millones de pesos, sumado a una permanente caída en las ventas, habría sellado el futuro de la tradicional tienda. Comerciantes advierten que penquistas cambiaron la calidad por bajo precio.
Fue una muerte anunciada. Con las ventas en caída libre y tentadoras ofertas de empresas que deseaban arrendar ese céntrico local, el cierre definitivo de Modas Kiss no generó demasiada sorpresa.
De hecho, el espacio en O’Higgins 684 estaba en venta desde hace un par de años sin dar con un comprador que aceptara el valor solicitado, que ascendería a cerca de 700 millones de pesos, según estimaciones de comerciantes. A su vez, el arriendo mensual de la tienda se ubica entre 2,5 a 3 millones de pesos, un monto que habría sido aceptado por una operadora de telefonía y que puede reportar un ingreso seguro a la propietaria. Sin costos fijos, sin planta de personal, sin los vaivenes de oferta y demanda.
El cierre de la tienda Kiss -que sumaba 60 años en actividad- ocurrió pocas semanas después de haber sido galardonada por la Cámara de Comercio penquista como la mejor vitrina navideña. Ese mismo reconocimiento fue entregado a la tienda en 2015.
“Una linda vitrina hace destacar más los productos y, además, he ganado dos veces por la Navidad ”, celebró a mediados de diciembre su propietaria, María Josefina Blumel.
El cese de funcionamiento de Modas Kiss es otro caso más de una seguidilla de locales que han bajado la cortina en 2018. Quick Biss, Mamut, Sauré y Albano son algunos de los nombres que completan el listado.
“Las ventas están muy malas, han caído notablemente y, con ello, es muy difícil que el comerciante pueda cubrir sus costos”, explica Arturo Dela Torre, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Concepción. El dirigente y empresario agrega que la merma en las ventas del comercio detallista se debe a dos factores principales: ingreso masivo de productos importados a bajo precio y el cambio de conducta de los compradores de la Región, que “prefieren comprar un producto de mala calidad, pero con un precio bajo”.
El dirigente gremial detalla: “Se han instalado muchas tiendas de productos chinos con mercadería a muy bajo costo; no es la misma calidad de un producto nacional, pero mucha gente prefiere precio a calidad”.
Así, los comerciantes que trabajan con marcas de mejor reputación y calidad en la mercadería van perdiendo espacio.
Es lo que advierte la comerciante María Zulema Abarzúa, ex presidenta del gremio detallista.
“Tuvimos un final de año con bajas ventas, pésimo para el pequeño comerciante. El último día de Navidad tuvimos ventas como en un día normal, cuando años atrás era una de las mejores fechas para nosotros”.
La empresaria agrega que el comercio ilegal ha sido uno de los factores que han mermado los ingresos de tradicionales locales de la zona, además de la “invasión de productos de precios bajos y mala calidad”. Entre las más de 40 galerías de la capital penquista, dice Zulema, “hay muy pocos comerciantes que han logrado sobrevivir, ya casi no existe el comercio tradicional y en eso creo que estamos retrocediendo”.
El caso de Modas Kiss no es más que otro capítulo de los cambios que ha sufrido el comercio detallista, explica María Zulema Abarzúa.