Especialistas apuntan a una baja en el consumo como la principal baja de tres puntos en la estimación, ya que en septiembre se proyectaba una expansión de 3,8%.
Señales de una desaceleración de la economía, después de un inicio de año positivo con tasas de crecimiento que incluso llegaron hasta el 5,3% en el segundo trimestre, son las que han aparecido hacia el cierre de año, con un último Imacec de 2,3%, el más bajo desde junio de 2017.
Y la proyección hacia el año que viene no es de la más optimista.
Efectivamente, y en sintonía con cifras 2018, los resultados de la última Encuesta de Expectativas Económicas vuelven a recortar la proyección de crecimiento para el 2019, bajando del 3,8% estimado en septiembre, a 3,5% en la medición de noviembre.
La principal causa estaría en una baja en el consumo, según los analistas consultados.
“El crecimiento económico en Chile está fuertemente influenciado por el consumo interno. En este ambiente, el comportamiento del mercado laboral (ocupación y evolución del salario real) es la variable que influye en la dinámica de crecimiento. La evolución al alza en la tasa de desocupación y la caída del índice nominal de salario a niveles de la variación del IPC son una señal que explica en parte la actual desaceleración”, planteó el director del Centro de Estudios Regionales, Renato Segura.
Y según los 42 economistas consultados, la proyección de crecimiento para este año llega a 4%.
“Para el 2019, el crecimiento debería estar en torno a un 3,5% más bajo que lo que se preveía a principios de este año, ya que existen riesgos externos que se han acentuado, principalmente, provenientes de los países emergentes que están presentando problemas”, estimó el economista de la Ucsc, Andrés Ulloa.
Es el caso de Turquía y Argentina, pero también podrían contagiarse otros países más grandes como es Italia o Brasil, cuyo futuro después de la elección es incierto en materia económica, sostuvo Ulloa. “Además, hay que agregarle la potencial amenaza comercial que aún no se consolida ni se termina. En el aspecto interno, si bien las expectativas para Chile son buenas, no lo son tanto como se pensaba a principios del gobierno de Piñera, entre otras cosas, porque no ha habido cambios importantes ni en la legislación tributaria ni en la laboral y se continúa aumentando la presión sobre el gasto, ahora, a través de la reforma de pensiones, que si bien no es inmediata pone inquietud en el ambiente económico”.
Otro indicador que da cuenta de un panorama negativo fue el Ipec de septiembre, que dio cuenta de que la confianza de los consumidores alcanzó 46,1 puntos, lo que representó una caída de 0,9 puntos en relación a agosto. Con este resultado, la confianza de los consumidores logra su tercera caída consecutiva y, con ello, su nivel más bajo desde septiembre 2017.