En la Región del Bío Bío hay más de 46 mil personas que no les motiva trabajar

18 de Octubre 2018 | Publicado por: Felipe Placencia
Fotografía: Raphael Sierra P.

Algunas prefieren ser dueñas de casas y valerse de subsidios estatales. Mientras que otros se mantienen “macheteando monedas” en la calle.

Mucho se habla de los “ni ni”, los que no estudian ni trabajan. Pero el fenómeno es más complejo.

La apatía por no ser parte del mercado laboral abarca más allá del espectro joven. También llega a los adultos.

De acuerdo al INE Bío Bío, en la Región hay 36.310 personas que no quieren ser parte del sistema, por que simplemente no “desean”.

Y otros 10.300 que han asegurado razones de “desaliento”. Lo que sumando, vienen a ser poco más de 46.000 que no buscan laborar.

En el primer grupo, el fenómeno se da más en mujeres con 25.970. Mientras que los hombres con esta actitud serían 10.340.

De igual forma, en el segundo ítem de los desganados, el segmento femenino también está liderando con 5.670 casos. En tanto que el masculino presenta 4.630.

¿Por qué?

“En mi caso no trabajo por que mi esposo me da todo. Podría, pero no me gusta. Prefiero estar en la casa, tener todo ordenado. Ir a buscar a mis hijos a la escuela”, dijo Sofía.

Y añadió: “ Y si te pones a sumar, como que tampoco es terrible. Hasta te sale a cuenta. Por que si trabajara, se me va la plata en una asesora del hogar, en esto y en esto otro. En el caso del más chico, me ahorro el jardín infantil. ¿Has visto cuanto cobran? Hasta $300 mil fácilmente, si no tienes puntaje social para un Junji. Olvídate lo caro. Por eso, con mi marido optamos por que me quedara acá”.

La señora Leticia, en tanto, dice que entre lo que recibe por apoyos y subsidios, y trabajar, prefiere lo primero. “La ayuda que me da el Estado es buena. Es casi el sueldo mínimo. Ninguna empresa me va a pagar más de eso por mis estudios”.

En la “selva”

Juan, un autodenominado “renegado” algo mayor, que recorre las calles del Gran Concepción, tiene una vida sin ayuda social.

“A mi no me gusta ser apatronado. No quiero ser parte de lo que todos son. Como que me gusta ser antisistema. Cuando quiero ser parte, hago pegas por ahí y con eso me salvo”, aseveró.

Igualmente, contó que la mayoría del tiempo “machetea monedas” y pide por ahí que le den comida que sobra.

“Es duro, pero es lo que se paga por tener cierta libertad. Me gusta la calle. Es terrible. No cualquiera aguanta acá. Esto es una selva y aquí de verdad que sobrevive el más fuerte. No es broma”, aseguró.

Y Juan tiene razón. Algunas de estas personas, que incluso viven en la calle, han fallecido en diversas circunstancias: accidentes, enfermedades y altercados. “Mírame. ¿Quién me va a contratar”, argumentó.

Incentivar

Para el seremi de Economía Bío Bío, Mauricio Gutiérrez, esta falta de ganas es comprensible en algunos casos.

“Nosotros llamamos a decidir a buscar empleo o emprender. Aunque sea microemprendimiento. Hacer algo que permita mejorar económicamente nuestro estándar de vida”, pidió la autoridad regional.