El mayor reto para los fabricantes es lograr una producción acorde a la creciente demanda. Producto camina a consolidarse en los hogares de miles de chilenos.
Una marca para la Región: la producción de pellets está mayormente concentrada en Bío Bío, donde se fabrica cerca de 90% del total nacional. De la mano con esta nueva tecnología ha surgido toda una industria dedicada a la fabricación y distribución del pellet además de la venta y mantención de los nuevos equipos.
Renzo Godoy, gerente general de Pro Energy de Los Ángeles, cuenta que comercializan bolsas de marca Natural Pellet, desde Santiago hasta Coyhaique.
“Compramos la materia prima limpia a grandes aserraderos y todo proviene de procesos de remanufactura de madera. Este material lo pasamos por un triturador que homologa el tamaño y luego lo llevamos a tres máquinas peletizadoras. Hoy en día, estamos produciendo aproximadamente 500 toneladas de pellet a granel al mes”, precisa.
Para los fabricantes que compran la materia prima, el mercado no permite producir todo el año a plena capacidad, generando escasez de producción en los periodos más álgidos de venta, por esa razón en los meses de baja demanda guardan stock.
“Lamentablemente el mercado es demasiado domiciliario, en época de baja demanda no hay venta de producto, ya que no hay calderas industriales que utilicen 100% pellet”, agrega Godoy.
Las cifras oficiales apuntan a que el 76,8% de la fabricación de este producto tiene como objetivo la calefacción de hogares, dejando muy marcada la venta del producto a las estaciones de otoño, invierno y parte de la primavera. Otro factor que influye -aseguran los fabricantes- es que mucho de los proveedores utilizan parte de la materia prima para alimentar sus propias calderas o para revenderlas a otros procesos.
El grupo JCE, creó el 2007 la empresa Andes Bio-Pellet en Santa Bárbara y hoy es uno de los fabricantes más importantes del mercado, produciendo cerca de 15 mil toneladas anuales que comercializan en todo el país.
El jefe de planta, César Sepúlveda, cuenta que el mercado para este biocombustible amigable con el medio ambiente, presenta mucha demanda y ha crecido en especial en regiones con alta contaminación donde además el Estado ha puesto incentivos para la reconversión a sistemas de calefacción no contaminantes.
“Es un mercado que seguirá creciendo y los precios de las estufas así lo demuestran: hoy cuestan la mitad de lo que valían al comienzo y su precio bajará aún más”. El valor de las estufas no es un tema menor. Cada una puede costar entre 700 mil y un millón 800 mil pesos.
Las cifras apuntan a que las emisiones de una estufa a pellets son más de 50% más bajas que las de leña, destacando que los calefactores que utilizan este producto no pueden ser mal operados dado que la combustión es regulada de forma automática.
Para los fabricantes y comerciantes por ahora el principal desafío es cumplir con la demanda de los miles de consumidores que se han cambiado al pellet, requerimiento que no siempre se ha cumplido en años anteriores. Y en el largo plazo, asegurar el abastecimiento sostenido de materia prima durante todo el año.
De hecho, el consumo va en aumento. El plan de descontaminación de Temuco y Padre Las Casas que comenzó el 2013, trajo un cambio tecnológico muy relevante para cerca de 600 hogares de estas comunas. A través de subvenciones se retiraron las clásicas estufas a combustión lenta por modernos equipos que funcionaban con pellets, un producto poco conocido a la fecha y, que hoy, bajo la llamada etapa del recambio de calefactores, ha alcanzado la no despreciable cifra de 3.600 nuevos equipos instalados en las ciudades, sin contar las que los particulares han adquirido por sus propios medios.