Patricio Medina y su hijo Gustavo están detrás de este novedoso negocio.
Concepción tiene una indiscutible tradición por las hamburguesas y detrás de Big Apple, emplazado en el segundo piso del Strip Center Paicaví Urbano, demuestra que aún queda mucho por degustar.
Y también de disfrutar, porque la propuesta de Patricio Medina (63) junto a su hijo Gustavo (31) es que los penquistas y los visitantes al trozar sus productos se conecten directamente con la Gran Manzana, New York.
La hamburguesa estrella lleva el nombre del local. Le siguen el Central Park Burger, Coney Island, Times Square, Madison, Brooklyn, Soho, Bronx, Tribeca, entre otros.
“El menú está hecho con ingredientes naturales y carnes de primera selección. Las lechugas son hidropónicas y los cortes son de Noble Corral y Frigosorno”, cuenta Patricio.
¿Quiénes son sus clientes? Durante la semana llegan desde estudiantes universitarios hasta jóvenes profesionales. Ya en los fines de semana, la asistencia se vuelve más familiar.
“Tenemos buen público. Atendemos desde las 12.30 hasta la media noche y en los fines de semana hasta más tarde”, aclara Patricio, añadiendo que en total trabajan 14 personas para dar abasto.
La ambientación de local es igualmente atractiva. Los ventanales dan una buena panorámica de la ciudad.
Y hay algo más. “La terraza tiene un efecto polilla. A muchos les encanta y les cuesta dejarla”, añade Gustavo.
Igual a la foto
Un detalle importante es que cuando se revisa el fan page de Facebook, las hamburguesas se ven casi de “película”, trabajo impecable de la agencia Valiente.
Pero hay una particularidad. Si bien muchos podrían pensar que hay una exageración publicitaria, se pueden equivocar, porque no es así. Las hamburguesas son iguales a las fotos que están en la red social, eso en parte por la mano del chef que está a cargo de la cocina.
¿Y los precios? Son variados y dependen del peso. Por ejemplo, uno de 150 gramos parte en los $4.000. Mientras que uno de 300, en $8.000.
Se pueden incluir agregados de papas fritas, bravas, aros de cebolla, bastones de polenta. Las salsas son variadas: ajo, albahaca, tártara y mostaza picante
Para aquellos que son veganos también hay versiones de lentejas y garbanzos. El pan igualmente es hecho en casa, destinado para el mismo público.
¿Y las cervezas? Los dueños apuestan por Bundor Belzeboo, por el sabor y la potencia de 11° grados.
Igualmente ofrecen una colación del día, que consiste en una entrada, que puede ser ensalada o una rica sopa. Luego el plato de fondo con una bebida y un postre (un consejo: intente con el mousse de mango sour). Todo por $4.900.
Diario Concepción degustó un Big Apple y la presentación es excelente y realmente son sabrosas, pero la descripción de cómo reacciona al paladar queda abierta para quien llegue hasta Paicaví con San Martín, nivel dos, tienda 14.
Resurgir
Detrás de Big Apple hay una historia de resurgimiento. Patricio Medina fue despedido de una gran empresa. Fue así como apostó por la gastronomía, emplazándose en una casona de calle Exeter con Caupolicán, pero es en su actual ubicación donde hay mejor respuesta de los comensales.
“Tenemos que ir mejorando cada día. Vamos a renovar la carta, pero siempre fiel a lo que estamos haciendo. Por ejemplo, para optimizar los tiempos vamos tener una burger doble de 150 gramos, porque la de 300 tarda un poco”, dice Patricio.
Igualmente, Gustavo enfatiza que detrás del servicio todo se hace con cariño. Tras estudiar en Santiago decidió por administrar Big Apple. Por eso en la máquina de pago siempre está uno de los dos.
“La idea es seguir creciendo, que todo de frutos, poder establecernos, salir adelante como familia. Dedicarnos a esto es un cambio de 180°. De la informática pasé a la cocina”, asegura Patricio.
Y finaliza: “la idea es que el penquista se atreva a probar cosas distintas y eso es Big Apple”.