Una arista no cubierta, pero no por eso menos importante relacionada con la creación de la Región de Ñuble se relaciona con la dependencia hídrica de ésta respecto a la Región del Bío Bío, lo que se manifiesta a partir del canal Laja Diguillín.
Claro, porque ese proyecto trasvasija agua del lago Laja hacia la cuenca del Itata, en Ñuble, lo que en la práctica con la nueva administración política, la Región del Bío Bío estaría subsidiando con recurso hídrico a lo que hasta el pasado viernes era la provincia de Ñuble.
El investigador del centro Eula, experto en gestión de recursos hídricos, Oscar Parra, recordó que como centro pusieron la voz de alerta en los años ‘90 cuando se presentó este proyecto Laja-Diguillín, “ya en esos años publicamos al respecto cuando el cambio climático no era un tema urgente como ahora y que según las proyecciones, se sabe que se viene un escenario con menos disponibilidad de agua y cuyos requerimientos irán en aumento”.
Parra recordó que ya cuando se creó este canal, no existían centrales hidroeléctricas en Alto Bío Bío (hoy hay tres) y existía una planta de celulosa, y no se alcanzaba a producir 300 mil toneladas al año. Hoy, con las tres plantas que evacuan sus residuos industriales en el río Bío Bío y que van aguas abajo. Esto hace que la capacidad de dilución de contaminantes del río haya disminuido fuertemente, sobre todo en verano, cuando casi un tercio del agua del Laja se va a la cuenca del Itata, informó, recordando que son estas aguas las que suministran recurso para consumo humano en toda su extensión.
“Se crean dos regiones, cada una con su cuenca: Bío Bío e Itata, pero la primera subsidia a la otra y esto no apareció en ningún estudio de base. No hemos encontrado ningún análisis del significado que podría tener esto en el futuro, pero lo claro es que en Ñuble, existe menos agua por habitante que en Bío Bío, y es una región donde se hará muy difícil que se desarrolle industrialmente. Por eso creo que el agua para la nueva región será una limitante muy fuerte”.
El también profesor emérito de la Universidad de Concepción, Oscar Parra, planteó que un trasvasije de agua tiene implicancias económicas, sociales (salud) y ambientales, lamentando que se hayan ignorado estas dimensiones al crearse la nueva unidad política territorial.
En esta misma línea, el presidente de Socabío, José Miguel Stegmeier, lamentó la creación de la Región de Ñuble, y coincidió en que éste es un problema más de la división de la Región del Bío Bío, al tiempo que no ve una salida a este tema toda vez que la obra ya está construida, pero sí recordó que el lago Laja, pese a que ha mejorado la pluviometría y el almacenamiento de nieve, se mantiene bajo su promedio histórico.
Sobre la proyección, Stegmeier dijo que “Ñuble debe avanzar en la construcción de embalses”.
Y para agregar otro dato a esta realidad, es un escenario probable, aunque incierto, el que Ñuble administre el recurso de su región vecina, Bío Bío.
Así lo dejó entrever el director regional de Obras Hidráulicas (DOH), Rinaldo Marisio, quien explicó que la administración del canal Laja-Diguillín, propiamente tal, queda absolutamente igual, pero aun no se sabe a cargo de quién.
“Este es un proyecto que saca agua del lago Laja desde la provincia de Bío Bío hacia la ahora Región de Ñuble, y desde el punto de su administración, lo que no sabemos, es bajo la tuición de qué región va a quedar el manejo. Lo que sí sabemos que los profesionales que trabajan y operan el canal son todos de la ex provincia de Ñuble. De hecho las oficinas de la DOH están en la comuna de San Ignacio”, informó Marisio.