Alfredo Pérez Martínez (35) es baterista aficionado y, por ende, sabe que armarse de un set de platillos de buena calidad para sonar bien en cualquier escenario requiere de una inversión importante que supera fácilmente los $400 mil.
Así que indagó sobre el rubro y decidió crear Cañón, la primera marca nacional en su tipo desde el Gran Concepción.
Si alguien se pregunta el por qué del nombre, la respuesta para un músico puede resultar un poco obvia. “Cuando a un baterista le preguntan como suenan, te dice: ¡cañón!”, explicó Pérez.
El desafío es grande, pero no imposible. El mercado nacional se rige por las marcas que dominan el ambiente internacional: Zildjian, Sabian, Paiste, Meinl, Istanbul Cymbals, Bosphorus, principalmente, ya que hay otras menos conocidas.
Es ahí donde entra a competir Cañón y, por lo pronto, le está yendo bien. “He vendido desde Arica hasta Coyhaique”, reveló Pérez, resaltando que la buena reputación es clave en este negocio.
La buena venta se debe a que las series están fabricadas en la modalidad B20 y martilladas a mano. Es decir, que el “cymbal” está hecho de 80% cobre y 20% estaño, convirtiéndolo en un producto de alta gama.
Bajo esa proporción están elaboradas las tres series que ofrece: Aaron, Kunza y Yagán.
Los precios están publicados en el fan page de Facebook Platillos Cañón y hay videos referenciales para que los músicos se hagan una idea.
“Los más baratos son los splash que parten en 38 mil. Lo más caro es un ride que está en los $110 mil. Un set básico de 14´, 16´ y 20´ pulgadas, que sería un hi-hat, crush y un ride, puede salir a $240 mil”, precisó Pérez.
“Tengo buena reseña en el foro Bateros de Chile. Los que no conocen de la marca, preguntan por mí y todos hablan bien. La confianza es importante entre los chiquillos”, aseguró Pérez.
Y así se refleja en el fan page, donde clientes suben fotos. “Estoy muy contento por mi nuevo Ride Yagán de Platillos Cañón. ¡Muchas gracias!, ¡un platillo de excelencia nacional!”, escribió en el muro Michel Bernal.
El baterista profesional Manuel “Pachacho” Valenzuela, quien toca en la banda Bajo Sombras los usa y está totalmente encantado con la versatilidad.
“Lo que me gustó es que son súper musicales. Tienen muy buen control del sustain y no poseen un armónico molestoso . Son muy musicales, con un buen control y ofrecen un decaimiento muy bonito y controlable”, destacó el especialista.
Para llegar a la creación de estos fabulosos platos, Pérez se contactó con numerosos proveedores hasta llegar a países del Medio Oriente, donde encontró los indicados.
“Hablé con ellos, en inglés, por su puesto, que tenía esta idea de pyme, y les dije que necesitaba prototipos. En estricto rigor ver y escuchar qué me ofrecían en cuanto a sonido. Empezaron a mandar cosas hasta que llegamos a lo que yo quería”, recordó Pérez, quien es ingeniero comercial y también civil industrial.
Quien escribe este artículo, en su calidad de baterista aficionado probó los platillos en el estudio de Cañón y la sonoridad no tiene nada que envidiar a la competencia.
Alfredo Pérez dio a conocer en exclusiva su próxima serie, la cual aún no tiene nombre. Solo decir que el crush de 18 pulgadas tiene una poderosa campana, superando a muchas de la competencia.
Sobre la llegada de Cañón a grandes tiendas, aún no es un tema, ya que prefiere trabajar directamente con los compradores en esta primera instancia.
“Dejando de lado las subjetividades, la oreja manda y créeme que Cañón no tiene nada que envidiarle Zildjian”, garantizó Pérez.
Lo mismo agregó “Pachacho” Valenzuela. “Los platillos suenan bien. A parte de apoyar al emprendedor local, lo importante aquí es que los platillos son buenos. No es solamente por hacer promoción. Hay calidad”.
El emprendimiento promete y el sueño es concretar ventas al extranjero y se trabaja para llegar a la Argentina, iniciando así una etapa de exportación.
No por nada el lema de Cañón es “Chilean Powerful Cymbals”. De Concepción al mundo.