Economía y Negocios

Cómo las decisiones del Banco Central afectarán a tu bolsillo

El valor de nuestro dinero depende de lo que decida el instituto emisor. La inflación está bajo control, pero los cambios realizados por el banco central estadounidense agregan presión a las decisiones de política monetaria en Chile.

Por: Silvanio Mariani 31 de Diciembre 2016
Fotografía: Banco Central

El valor de nuestro dinero depende de lo que decida el instituto emisor. La inflación está bajo control, pero los cambios realizados por el banco central estadounidense agregan presión a las decisiones de política monetaria en Chile.

El presidente del Banco Central de Chile mira fijamente al interlocutor, elige con cautela las palabras y no pierde tiempo con adjetivos: “Los próximos movimientos de la tasa de política monetaria podrían ser a la baja”.

Mario Marcel sabe que sus declaraciones no pueden oscilar como los mercados financieros, ni provocar arrebatos de euforia o depresión en los agentes económicos. Debe ser técnico, preciso y sólido como la bóveda de la institución que dirige. De esta forma disipa las dudas sobre el dilema del Banco Central (BC) frente a su par de Estados Unidos, que recientemente elevó su tasa de política monetaria y además anticipó tres alzas adicionales para los próximos tres años. El banco central estadounidense incrementó su tasa de referencia en un cuarto de punto, de 0,5% a 0,75%. En Chile, la tasa de interés es de 3,5% desde octubre de 2015.

“Los fundamentos de la economía chilena son robustos, no tenemos cuellos de botella macroeconómicos, y tenemos un marco de política macroeconómica que genera más estabilidad y más capacidad para hacer frente a los shocks externos”, explica la máxima autoridad monetaria. En buen castellano, el BC confirma que las decisiones en Chile van en sentido contrario a la economía del norte. Mientras que el banco de la Reserva Federal de EE.UU (FED) debe frenar el boom económico, subiendo la tasa interbancaria, en Chile se hace necesario incrementar el impulso.

El valor del dinero

Lo que está en juego en la decisión del Banco Central es precisamente el valor del peso chileno. Lo más probable es que a largo plazo la decisión de la FED se transmita al sector financiero local, por varias razones. La oferta de mayor rentabilidad en Estados Unidos (a través del alza de la tasa de interés) estimula el traslado de capitales hacia dicho país y de paso disminuye los flujos de capital hacia Chile. Esto genera presiones hacia una depreciación del peso chileno frente al dólar de Estados Unidos. Puesto que Chile es una economía abierta al comercio internacional, la depreciación del peso tiene efectos inflacionarios: todos los productos importados llegarán a un costo más alto.

En teoría, el BC podría elevar también su tasa de política monetaria (TPM) para frenar la presión inflacionaria. La inflación es quizás el enemigo número uno del BC, ya que produce incertidumbre sobre los precios futuros, afectando las decisiones sobre el gasto, el ahorro y la inversión, lo que dificulta el crecimiento económico. La consecuencia de que suba la inflación es que, en la práctica, cada peso vale menos hoy que ayer.

Subir la TPM es lo que se conoce como política monetaria restrictiva: los préstamos otorgados por los bancos se vuelven más caros. Esto desincentiva que empresas y personas soliciten nuevos créditos, disminuyendo el consumo de bienes y servicios. Por efecto de la poca demanda, los precios caen y, como consecuencia, la inflación también disminuye.

Además de poner precio al dinero, el Banco Central también se encarga de controlar la cantidad total de dinero existente en la economía, según el nivel de precios y otros indicadores. Un exceso de dinero en circulación puede afectar la estabilidad de precios, con los consecuentes daños para la economía del país y el poder adquisitivo de los consumidores.

Inflación bajo control

Pero ese es un escenario todavía no contemplado por el BC. Por el contrario, se observa que la inflación está por debajo de la meta fijada de 3% anual y, por ende, hay espacio para incrementar el consumo y la inversión.

“La inflación ha ido desacelerando más rápido de lo que estaba previsto y en buena parte del próximo año va a estar bastante por debajo de la meta del 3%. En esa circunstancia, un sesgo expansivo lo que busca es asegurar una convergencia hacia arriba en la inflación; la inflación va estar por debajo de la meta y, por lo tanto, el hecho de que va a haber algo más consistente con la meta de mediano plazo es parte de la misma decisión de la política y no algo que se le oponga”, explica Marcel en perfecto economicismo.

El mecanismo es sencillo: la Tasa de Política Monetaria (TPM), determinada por el Central, es la tasa de interés objetivo para las operaciones interbancarias. Una TPM más baja se traduce en dinero más barato para los bancos, que a su vez pueden traspasar el beneficio a personas y empresas. Y dinero más barato significa más consumo y más inversiones. Hay mayor disposición a endeudarse, tanto en créditos de consumo como para compromisos a largo plazo, como la compra de una vivienda. El dinero más barato a la vez favorece el financiamiento de nuevas inversiones por parte del sector empresarial, impactando de manera positiva en la generación de empleo.

“Chile tiene una realidad concreta de bajo crecimiento y de condiciones externas complejas, por ello debe bajar la tasa y estimular así la economía”, señala Andrés Ulloa, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. El académico reconoce que Estados Unidos recién está haciendo lo que hizo Chile: retirar de a poco el estímulo monetario que se generó después de la crisis subprime. Lo malo, advierte, es que tasas muy bajas aumentan los incentivos a comprar dólares para invertirlos fuera del país, reduciendo así el impacto del estímulo local.

El flagelo de la deflación

El recorte de la tasa de interés para impulsar la economía puede llegar a extremos, incluso hasta niveles negativos. Japón, por ejemplo, enfrenta actualmente una baja generalizada y prolongada del nivel de precios de bienes y servicios, es decir, una deflación. Con ello, los consumidores no tienen incentivos para gastar o invertir su dinero, asumiendo que los precios tienden a caer. El banco central de Japón decidió este año aplicar una tasa referencial de -0,1% para las reservas que se mantienen bajo resguardo de esa institución. Con ello se busca alentar a los bancos comerciales a otorgar préstamos, en un esfuerzo por incrementar la actividad económica japonesa.

En definitiva, las decisiones de los bancos centrales, que se convierten en política monetaria, sí que se hacen sentir en los bolsillos, ahorros e inversiones de todos. Si bien las decisiones del BC son políticas de carácter macroeconómico, terminan repercutiendo sobre los particulares. La remuneración de los depósitos o los intereses de una hipoteca, por ejemplo, dependen en gran parte de las decisiones del BC. La próxima vez que usted vaya al supermercado, debe recordar la importancia y el significado de las reuniones de política monetaria. El precio del pan, el valor del arriendo, la rentabilidad de una inversión y el costo de un crédito están estrechamente vinculados con lo que deciden los consejeros del BC.

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