Economía y negocios

Daniel Monzon: "El consumo mundial de petróleo crece un 1% cada año y seguirá creciendo"

El ejecutivo, experto en temas energéticos a nivel global, repasó el precio y el futuro del combustible fósil en el orbe, explicó qué piensan los países petroleros y ahondó en la realidad chilena.

Por: Diario Concepción 06 de Octubre 2016
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El ejecutivo, experto en temas energéticos a nivel global, repasó el precio y el futuro del combustible fósil en el orbe, explicó qué piensan los países petroleros y ahondó en la realidad chilena.
 

Javier Ochoa Provoste
javier.ochoa@diarioconcepcion.cl

El argentino, Daniel Monzón, socio de Arthur D Little, consultora a nivel mundial especializada en operaciones de gestión y estrategia, sirviendo a grandes compañías y organizaciones alrededor del mundo, estuvo en Concepción en un taller organizado por Enap y la Asociación Regional de empresas del Sector Petróleo, Gas y Biocombustibles en Latinoamérica y el Caribe, Arpel.

Monzón ha trabajado por 20 años en la consultora con sede en Boston, Estados Unidos, y que existe hace 130 años, y que se especializa en la asistencia en la toma de decisiones en el sector energía en más de 20 países de Asia, Medio Oriente, Europa y parte de África, como también en Latinoamérica.

Esta asistencia se traduce en estrategia de cartera de inversiones en el sector energía, diseño y rediseño de refinerías de petróleo y optimización de operaciones industriales.

Diario Concepción conversó con el ejecutivo sobre tendencias mundiales, latinoamericanas, de Chile y su relación con Argentina en materia energética.

– ¿En qué pie está hoy el petróleo a nivel mundial?

– En general, el consumo de petróleo crece en el mundo año a año, cerca del 1%, y así se proyecta que seguirá creciendo.

– ¿Pese a la competencia? 

– Sí, es cierto que otras fuentes de energía han avanzado en su penetración, el petróleo y gas siguen siendo claves en la matriz energética mundial. En este momento tenemos sobreoferta, es decir, mayor producción que la demanda, y por eso tenemos presión hacia la baja en los precios.

– ¿Se estima hasta cuándo se dará esta situación, muy ventajosa para amplios sectores de la economía?

– Es difícil saberlo, es cierto que tiene impacto en todos los sectores, incluyendo el precio de las energías que compiten con el petróleo.

Nosotros creemos que en un horizonte de dos a tres años tengamos un precio del petróleo que tenga más que ver con el costo marginal de reposición o el costo marginal para abastecer esa mayor demanda que tenemos cada año, y eso está, sin duda, por encima de los US$50 por barril.

– ¿Y el mercado del gas natural?

– Se espera un mayor consumo de gas natural, ya sea producido y consumido en el mismo sitio o el que consigue viajar lejos apoyado por la tecnología que hace más eficiente la transformación y el transporte.

Sobre su participación en la matriz, se espera un incremento, pero existe cierto debate sobre el desplazamiento de otros energéticos menos limpios a partir de este mayor protagonismo, como el carbón. Si bien existe gran cantidad de países que promueven el reemplazo del carbón, apoyando económicamente, existe otro grupo de países, principalmente de Asia, que no estamos tan seguros que tomarán el mismo camino.

– ¿Esta es la discusión?

– Sí, esta es la discusión del futuro: ¿cuánto carbón es desplazable de la matriz energética?

– ¿Y las energías renovables no convencionales?

– Se suman, pero con una penetración más leve, pero principalmente el tema es cuánto aflojará el carbón.

– ¿Cómo graficaría el impacto de la entrada del shale gas de Estados Unidos?

– El shale gas ha significado un cambio muy fuerte en el balance y en el poder de negociación de los distintos mercados. De repente Estados Unidos comienza a tener ese recurso disponible y con gran innovación tecnológica y ayudado por precios relativamente altos, le ha ido permitiendo aumentar la oferta, pasando a hacer un actor importante en el mercado, influenciador de precios y que realmente se ha sentido, en especial, en los países productores de petróleo, que han reaccionado con una sobreoferta, que ha impulsado los precios a la baja.

Pero esta baja no es proyectable por mucho tiempo por parte de las economías de los países árabes, que están muy sostenidas por precios altos del petróleo.

– ¿En qué situación se encuentra Latinoamérica en este sentido?

– Nuestras economías se caracterizan por tener precios de la energía relativamente bajos lo que favorece a la economía. Lo que sí complica es la ecuación para inversiones en el sector. El sector petrolero de Latinoamérica necesita y se ve beneficiado por inversiones y para eso sería bueno tener los precios un poco más altos.

– ¿Cuál es su visión sobre Chile, dependiente energéticamente del petróleo?

– Lo primero es decir que no es grave que un país sea importador de energía. De hecho, dos terceras partes de Latinoamérica son importadores. Lo que necesita un país es un abastecimiento lo más eficiente posible, y Chile es un buen ejemplo, ya que ha logrado desarrollarse, pese a ser importador de energía. Lo que tiene que hacer Chile, y creemos que así lo está haciendo, es diversificar su matriz energética. Tiene un poco de carbón, hidroeléctricas de embalse y de pasada, y GNL, que creemos que tiene una tendencia a ser un suministro energético cada vez más competitivo o más alineado con el costo de las demás energías. También es importante el avance de Chile de las energías renovables no convencionales, que creemos que es una diversificación positiva. 

– ¿Qué opina de los cambios de escenarios, entre el corte del suministro de gas por parte de Argentina de 2007, a las exportaciones chilenas de gas hacia ese territorio?

– Respecto a lo que ha ocurrido históricamente, personalmente creo que no poder exportar a Chile se debe a la incapacidad de Argentina de no poder resolver crisis económicas y políticas internas. Por otro lado, es muy ponderable la capacidad de Chile de ofrecer en estos momentos un servicio de energía a Argentina, lo que habla muy bien del empresariado chileno.

– Países escandinavos han propuesto prescindir del petróleo vehicular al 2030, otros auguran el fin de la era de los combustibles fósiles. ¿Qué opina?

– Hay que diferenciar la utilización del petróleo: como fuente primaria y para movilidad. Si nos vamos a la fuente en sí, nos encontramos con que los combustibles fósiles son preponderantes, sigue creciendo su consumo y proyectamos que así seguirá. Esto es carbón, gas y petróleo, tenemos que discutir en qué proporción. Ahora, parte de esos combustibles se usan para generar electricidad, y ésta sumada a otras fuentes es la que se podría usar en forma creciente en los vehículos, es decir, en movilidad. Las empresas petroleras ven a la electricidad como una fuerte competencia en el futuro, pero la duda para ellos es en qué momento darán el gran salto. Nosotros hemos hecho estudios económicos sobre autos eléctricos e híbridos y vemos que las cuentas son desafiantes, alguien tiene que pagar la diferencia. Entonces, en algún momento, en la movilidad el auto eléctrico tomará un porcentaje más grande, pero las petroleras esperan que eso se de, pero por los próximos 10 años, no habrán grandes cambios.

– ¿Qué opina de la interconexión energética entre Latinoamérica?

– Es un tema pendiente, sí hay que hacer notar que existe cierta infraestructura avanzada, en especial, gasoductos, lo que hay que aprovechar como un buen punto de partida que ya existe.

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