El destacado economista colombiano concedió la primera cátedra inaugural del inédito Programa de Formación para la Competitividad de Corfo, Transforma Concepción y UdeC.
El destacado economista colombiano concedió la primera cátedra inaugural del inédito Programa de Formación para la Competitividad de Corfo, Transforma Concepción y UdeC.
Felipe Placencia Soto
felipe.placencia@diarioconcepcion.cl
El economista de la Universidad de Los Andes (Colombia), Felipe Buitrago, es reconocido a nivel internacional por ser el autor del concepto "Economía Naranja" y visitó la ciudad para dar inicio al Programa de Formación para la Competitividad de Corfo. Acompañado del gerente de Programa Estratégico Regional de Industrias Creativas , Luis Aguirre España, y el Vicerrector de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio de la Universidad de Concepción, Jorge Rojas, explicó la relevancia de entender la cultura como parte importante del desarrollo.
– ¿Qué es la economía naranja?
– No es tan nuevo. El concepto general de la economía creativa y culturales se ha venido desarrollando en los últimos 30 años. Ahora, el concepto de Economía Naranja surge como una fórmula para permitirnos agrupar bajo una misma sombrilla diferentes aproximaciones a esas industrias creativas y culturales.
– Entonces, ¿qué agrupa la economía naranja?
– Pues todas estas actividades que de manera encadenada nos permiten transformar ideas en bienes y servicios con valores simbólicos. Me gusta llamarlas manufactura, que es cuando le entrego valor a las creaciones con mecanismos de producción, distribución, comercialización y finalmente consumo. Estamos hablando de una cadena compleja, pero bastante normal desde el punto de vista económico.
– Dentro de la economía tradicional a veces es complicado que el concepto cultura entre. ¿Qué te parece que en Chile se fomente las Industrias Creativas desde el Gobierno?
– Chile es uno de los países que ha hecho bien la tarea en los últimos 20 años, en darle relevancia a la cultura y la creatividad en las políticas públicas. De hecho, se reflejó con la ley de promoción de la industria cultural del año pasado. Si la miramos no es una ley que tenga que envidiarle a las europeas en desarrollo de industrias creativas. Hay una diferencia en cuanto a los recursos que tienen los europeos si nos comparamos con Chile. Pero en términos de sus propósitos de concepción técnica, es una ley bastante completa y avanzada. El Consejo viene haciendo la tarea con investigaciones, conociendo de manera más profunda la industria creativa, trabajando de la mano del Banco Central para la cuenta satélite de cultura e iniciativas de Corfo como Santiago Creativo, que son modelos a seguir en otras partes del mundo.
– ¿Cuáles son las principales barreras?
– La primera gran barrera es psicológica. Por un lado, si yo le hablo de economía a la gente creativa, esencialmente creen que los estoy atacando. Van a rechazar cualquier conocimiento o cualquier invitación a ser parte del mundo comercial. La respuesta quizás es el lenguaje que nos ayuda a crear barreras o a construir puentes. La economía es realmente eso: un puente de lenguaje entre la cultura y la economía para que creativos y economistas se encuentren en un punto intermedio y celebrar que somos un motor de bienestar de las personas.
– ¿Cómo hacer entender a un artista? A veces les incomoda hablar de "negocios".
– Decirle que tiene que vender, pagar impuestos, aportar a la seguridad social y llevar una contabilidad. Hay un montón de elementos que hemos pasado por alto como parte fundamental de vivir en sociedad y que hemos creído que si estamos muy artísticos, estamos exentos de pensar en impuestos o en la seguridad social. También ha habido una conceptualización del creativo o el artista como vago, como indisciplinado y ambas concepciones están mal. La institucionalidad debe entender el valor económico de los creativos y la funcionalidad social del artista como una etapa en que también los primeros entiendan su responsabilidad económica con la sociedad. Todos tenemos derechos y deberes. Hay deberes económicos, como por ejemplo saber cuánto estamos aportando en términos económicos y de qué manera podemos crear más valor para la sociedad.
– ¿Qué te parece que Concepción se parte de esto y se dicte un programa especial?
– Desde el punto de vista de la participación del sistema se acabó la geografía. Hoy en día puedo producir un beat desde mi casa, una oficina o en una zona rural si estoy bien conectado. Un antiguo CEO de British Tech decía en el 2004 que la nueva economía necesita tales cosas: un perro, una silla y un computador. Un perro, para que lo despierte por la mañana. La silla para sentarse a trabajar. Finalmente, el computador para conectarse al mundo. Concepción tiene un entorno natural muy lindo. Alcancé a dar una vuelta pequeña esta mañana por la Universidad de Concepción y se ve que el campus es muy agradable.
Así entonces, hay muy pocos programas académicos enfocados en el mundo con las industrias creativas en su función económica y en cómo aprovechar para transformar la salud, la educación, la seguridad, entre otras. Luego, arriesgarnos a hacer estos cursos cuando nadie más los ha definido es una forma de innovar y empezar a marcar la pauta. De ser participe de estas oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías y los contenidos creativos que todos tenemos por dentro.