Economía y negocios

"He buscado, pero no he encontrado a nadie que haya pedido perdón"

Más de sesenta y cinco personas se han visto afectadas, desde 2003, por errores judiciales que involucran malos procedimientos, faltas u omisiones en la investigación.

Por: Diario Concepción 22 de Julio 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4422.jpg

Esto es clave, dijo, para empezar a generar confianza y lograr crear un círculo virtuoso. En tanto, el presidente de la CPC, Alberto Salas, subrayó que el cambio debe partir en cada uno.

Javier Ochoa Provoste
javier.ochoa@diarioconcepcion.cl

El gerente de Asuntos Públicos de Cadem, Roberto Izikson, centró la causa del aumento de la desconfianza hacia instituciones públicas y empresas en el hecho de que nadie ha pedido perdón por los múltiples escándalos que se han conocido en el último tiempo, y que tiene al país sumido en una crisis de credibilidad.

Pedir perdón, para Izikson, es el punto de partida que permitiría romper con esta tendencia pesimista, alcances realizados en el evento "Conversaciones que conectan" organizado por Transelec y revista Qué Pasa, donde el segundo orador fue el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, Alberto Salas.

Éste último, añadió que lo peor que se ha visto en el último tiempo son los casos de colusión, lo que atenta directamente contra el alma del modelo de libre competencia, acentuando la distiancia entre la ciudadanía y la empresa.

De eso trató el encuentro de ayer: cómo hacer hoy una empresa sustentable.

Hubo transversal acuerdo en que es vital que el empresario entienda que debe hacer empresa de cara a la comunidad y con la comunidad, de otra manera, mejor no emprender, estimó Salas.

Claro, porque según Izikson, el 81% de las personas cree que las empresas se coluden, aunque no sea así, es la actual percepción de las personas, subrayó.

Asimismo, explicó el gerente de Asuntos Públicos de la empresa de investigación de mercado y opinión pública, las mediciones indican que hoy, las personas desconfían del Estado, esto es, de quienes tienen el poder: el Gobierno, el Congreso y la justicia.

Las claves

Para Alberto Salas, el cambio debe partir, primero, por las propias personas, por los empresarios, apegándose a buenas prácticas, con controles efectivos, y sin ocupar "atajos" para atraer mercados o "pillerías" para saltarse una norma.

"El cambio debe ser interno, de cara a la ciudadanía. Sólo así, con transparencia, se puede hacer frente a la desconfianza, ya que ésta genera incertidumbre y no hay nada peor para el crecimiento económico que la incertidumbre", acotó.

Es necesario, añadió, establecer códigos de ética y revisar qué tipo de incentivos se están dando a los ejecutivos de las empresas.

"Todo comienza en uno. Si actuamos con coherencia y con valores, de lo contrario, de nada servirán las leyes o mecanismos de fiscalización".

En tanto, consultado el gerente general de Transelec, Andrés Kuhlmann, sobre qué se puede hacer al interior de las empresas para ganar en confianza y credibilidad, el ejecutivo comentó que es esencial una comunicación real y efectiva con los trabajadores, con sus familias y, después, con la comunidad.

"Para nosotros ha sido clave, y nos ha dado muy buenos resultados, reuniones semanales donde los delegados nos conversan y explican de los problemas y cuestionamientos reales del personal. No se trata de imponer desde la gerencia tal o cual cosa, sino que de verdad escuchar, con lo que hemos logrado un grato ambiente laboral que ha andado bastante bien".

En este sentido, los conferencistas concordaron en que el factor comunicacional es hoy, más relevante que nunca, porque es a través de la comunicación, que las empresas pueden actuar con transparencia hacia la ciudadanía y hacia su propia institución, generando confianza y un círculo virtuoso que desemboca en mayor productividad.

"La confianza es clave para el desarrollo económico"reiteró Alberto Salas, como una forma de reafirmar la importancia de hacer el cambio, en un país que pese a todo crece, recordó Izikson, pero que el real problema está en la desconfianza de una ciudadanía que hoy quiere participación real.

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