En un negocio "legal" se ha convertido el cambio a pesos chilenos, de la moneda extranjera presente en las tarjetas de crédito.
En un negocio "legal" se ha convertido el cambio a pesos chilenos, de la moneda extranjera presente en las tarjetas de crédito.
Mario Riveros M.
mario.riveros@diarioconcepcion.cl
Más y más desempleo, Más y más deudas. El bajo crecimiento actual, y las peores perspectivas han llevado a que se desarrolle en nuestra región un particular negocio, al borde de lo ilegal, pero que no está fuera de la ley: la venta del cupo en dólares de la tarjeta de crédito.
Aunque no es ilegal, desde la banca no ocultan la preocupación por este fenómeno que está empezando a masificarse junto con el desempleo: los ejecutivos y profesionales que quedaron cesantes están echando mano a este "crédito" preaprobado en las tarjetas. Y aunque está pensado en cubrir gastos en viajes, puede ser erogado a través de empresas que se han especializado en esto y que ya operan en nuestra región.
La mayoría se anuncia a través de los avisos clasificados de los diarios o páginas en internet "y son complementarias a los prestamistas tradicionales, que cobran intereses sobre la regla y que están al filo de lo legal, pero que ven que su negocio crece en los tiempos de alto desempleo", dice un ejecutivo de la banca.
Y la comparación no es al azar, pues en general las empresas que facilitan este negocio son las mismas especializadas en prestar fuera del sistema bancario, teniendo aquí un nuevo "producto" para sus complicados clientes.
De hecho, suelen cobrar intereses no menores, que rondan, en promedio, el 30% del capital extraído de la tarjeta. Tan suculento es el negocio que algunas ofrecen un préstamo para pagar la deuda de la tarjeta si está bloqueada por deuda, para lograr materializar la transacción.
¿Cómo se hace? A través de un giro electrónico internacional, el que, además, se cobra de una sola vez al dueño de la tarjeta, ya que este cupo no es fraccionable en cuotas. Así, el interés realmente pagado puede superar el 65%, sumando el de la tarjeta, el giro, las comisiones y el costo de la operación. Todo por plata fresca en el momento.
El problema es que como no es ilegal, los bancos no pueden detenerla, de hecho, ni siquiera pueden informarla a las autoridades para acusar un movimiento ilegal pues, dice otro alto ejecutivo del sector, "el secreto bancario y la ley del consumidor impiden hacer casi cualquier cosa en este respecto".