
Por Ámbar Traimante
El romance de Tomás con el voleibol comenzó hace apenas dos años, pero sus raíces se remontan a sus orígenes en España, donde su madre era profesora de este deporte. “Nacimos en España y ella estaba en un club”, comentó el ahora libero.
Fue durante unas vacaciones familiares cuando el voleibol apareció definitivamente en su vida. “Nos fuimos un verano a una playa y había voleibol playa. Ahí nos gustó y comenzamos a jugar con mi hermano”, recordó Tomás. Lo que empezó como un pasatiempo veraniego rápidamente se convirtió en una actividad diaria. “Nos gustó tanto que todas las tardes después de almorzar comenzamos a jugar y jugar”, contó el joven.
Si algo distingue a Tomás es su extraordinaria dedicación. “Soy un poquito lunático con la disciplina”, confesó. “Me metí a todo lo que podía para poder mejorar. Iba a todo, una vez me fracturé el tobillo y aún así iba para poder ayudar en el entrenamiento, en todo lo que pudiese”, añadió el deportista.
Esta actitud refleja las razones por las que el voleibol lo cautivó. “Me gustó porque era rápido, difícil y de mucha disciplina”, indicó Morales.
Antes de descubrir el voleibol, Tomás se consideraba “un chico muy deportista”. Practicaba básquetbol y especialmente fútbol, deporte al que dedicaba gran parte de su tiempo. Sin embargo, una experiencia negativa con algunos compañeros lo alejó de las canchas de fútbol.
“Unos amigos me trataron un poquito mal y como ellos estaban en fútbol, no quería volver a verlos”, reveló. Fue entonces cuando el voleibol apareció como un salvavidas emocional. “El voleibol como que me salvó la vida, me dio amigos reales”, agregó el líbero.
Para Tomás, el deporte ocupa un lugar central en su vida, al punto de haber realizado importantes sacrificios por él. “He sacrificado muchas notas por el deporte, he sacrificado cumpleaños, he sacrificado toda mi vida casi, dependiendo del deporte que haya estado practicando”, admitió Morales.
Estos sacrificios no han pasado desapercibidos, pues su talento le ha valido reconocimientos y oportunidades, su premiación en el torneo escolar Adicpa 2024 fue uno de los premios a su constancia, y tomó a Tomás por sorpresa. “Al principio pensé que iba a ser así como un premio… como una medalla y listo”, confesó el jugador.
“Me han dado muchos premios, me han ofrecido jugar con la Católica, cosas así”, mencionó el estudiante, aunque tiene claro que su relación con el deporte trasciende las ambiciones profesionales. “No veo el deporte como un futuro, lo veo como una experiencia para que mi vida sea más bonita”, expresó el voleibolista.