
La estudiante de cuarto medio del Colegio Almondale San Pedro ha construido un gran camino en el deporte. Ahora, se tomará una pausa del ámbito académico para prepararse con el objetivo de cumplir un sueño en el ámbito académico: estudiar medicina.
Por Ámbar Traimante Aros
Todo comenzó en una cancha de condominio, rodeada de niños y un balón. Martina Vergara descubrió su pasión por el fútbol en segundo básico, cuando las jugadoras eran escasas y las oportunidades limitadas. Hoy, a sus 17 años, esta talentosa deportista sampedrina ha dejado una huella imborrable en el Colegio Almondale San Pedro.
“En mi colegio no había selección femenina. En tercero básico la crearon, y éramos hartas niñas. Ahí fue cuando de verdad surgió que el fútbol femenino sí estuviera marcado”, recordó Vergara, quien ha transitado por clubes como Huachipato y actualmente entrena en Universidad de Concepción.
Su talento no pasó inadvertido. “Cuando me empezaron a llamar de otros lados, cuando me quisieron probar por la Universidad de Conce, ahí dije como ‘ya, igual es verdad que estoy más arriba’. Porque era chiquitita, siempre he sido chiquitita, pero corría demasiado y me metía por todos lados”, relató la jugadora, quien ha cosechado diversos reconocimientos.
Delantera desde sus inicios, Martina ha evolucionado hacia el mediocampo, una decisión que refleja su apoyo al equipo. “Ahora que la selección ha disminuido en la cantidad de niñas, que ahora son más chiquititas, preferí cambiarme a mediocampista. Para subir abajo y apoyar a las que también están recién empezando”, explicó.
Para Vergara, el fútbol es sinónimo de trabajo en equipo. “Cuando conectas con un equipo de verdad y no es eso de que juegas tú sola en la cancha, se resuelve realmente el partido. Y es agradable jugar, es agradable con las personas que estás compartiendo”, reflexionó la deportista, admiradora de Lionel Messi y de la recordada “generación dorada” de la selección chilena.
A pesar de ser la única “pelotera” en una familia de deportistas, siempre ha contado con el apoyo incondicional de sus padres. “Mis papás de chica que me acompañaban a los partidos del colegio. Después yo ya más grande empecé a ir más por mi cuenta, pero siempre estuvo el apoyo”, destacó la joven.
Con la PAES en el horizonte, Martina tiene clara su vocación. “Me encantaría estudiar medicina. Siempre ha sido mi vocación, encuentro interesante el cuerpo humano”, reveló la deportista, quien planea tomarse un año para estudiar, trabajar y mantener viva su pasión por el fútbol.
“Me gustaría llevarlo conmigo como si fuera mi accesorio, así para toda la vida. No pienso dedicarme a ello porque es difícil también, pero pienso llevarlo conmigo para toda la vida y nunca dejarlo de lado”, afirmó Vergara, quien destaca la importancia del deporte en la vida estudiantil.
“Llevar una vida de estudios mezclado con deportes es como una síntesis, como que subes y bajas de emociones. Cuando estás tan estresado, al hacer deporte de verdad que se libera la serotonina, se libera todo”, concluyó.