A sus 17 años, mide 2.05 metros y fue elegido como uno de los mejores deportistas del Colegio San Ignacio. Hermano de Javier, que jugó en varios equipos locales y ahora está en la Quinta Región, se refirió a su desarrollo en a nivel escolar y cómo se proyecta ahora en el deporte.
Generalmente, un hermano menor suele imitar lo que hace el mayor. Y en el caso de Gabriel Barra, no sólo vio a Javier jugar básquetbol y desarrollarse en este deporte, sino que también sacó la misma genética: a sus 17 años mide 2.05 metros y fue elegido como uno de los mejores deportistas de la temporada del Colegio San Ignacio.
“La verdad es que mi hermano me incentivó de muy pequeño a jugar, íbamos a pichanguear a las canchas del barrio, y después llegando al colegio, el profesor Jaime Urrutia me motivó a jugar. La verdad yo no lo quería mucho al inicio, pero con el paso del tiempo el aporte del deporte fue grandioso y afectó positivamente mi vida”, indicó.
Comenzó a los 11 años, y aseguró que la altura fue un factor clave. “La estatura está en los genes de la familia, pero también hay que trabajar otras cosas para poder rendir bien”.
Esta temporada fue la última de su etapa escolar. De cómo se dio, Gabriel comentó que “ la verdad que fue un año duro a nivel como estudiante y como jugador. Fuimos mucho de viaje, eso afectó un poco al colegio también, y la verdad que sacrifiqué licenciatura y otras actividades del colegio por ir a los Juegos Binacionales de la Araucanía. Y bueno, gracias a Dios lo ganamos, pero queda con esta sensación de sacrificar un poco otras cosas importantes”.
Tras cerrar el colegio, también proyecta lo que viene en el básquetbol y fuera de la cancha. “Entrar a la universidad me gustaría mucho, está dentro de mis planes, pero si no se da de inmediato me prepararé el otro año. Me gustaría estudiar Pedagogía en Educación Física”, dijo.
De la posibilidad de ser profesional, aseguró que “uno cuando empieza siempre sueña con eso, y me encantaría. Veremos cómo sigue todo y si se da sería increíble”.
Al momento de describirse como jugador, Gabriel aseguró que “soy como un jugador más rústico, de mucha lucha, voy harto a pelear los rebotes en ambos costados. Igual dentro de la cancha trato de ser como frío, no tan pasional, para tomar las mejores decisiones posibles”.
En su desarrollo, la figura de su hermano Javier tuvo un rol central. “Al comienzo igual peleábamos un poco, había rivalidad, es normal que uno le quiera ganar a su hermano. Pero la verdad la mayor parte del tiempo ha sido apoyo, nos alegramos mucho por los logros del otro. Él como es mayor me ayuda en hartas cosas que ya vivió, en el juego. Todavía le quiero ganar (ríe), pero tenemos una gran hermandad”.
En todo este proceso, destacó el apoyo de su familia. “Son mi sustento, su ayuda siempre ha sido muy grande. A veces sacrificamos hasta el domingo de los fines de semana por ir a un torneo, entrenamientos, y se agradece mucho. Bueno, mi papá, mi hermano igual, a veces se sacrifican muchas cosas y ojalá sigamos cosechando éxitos”.