“Inviable”, ese fue el rótulo que la Anfp de Sergio Jadue usó para sentenciar la desafiliación de Deportes Concepción en 2016. Hoy, en pleno 2024, más de 11 mil hinchas que llegaron hasta el estadio El Teniente de Rancagua, y muchos miles más que lo vieron por televisión, demostraron la grandeza de un club que se levantó desde el mismo infierno y se dio el lujo de pelear el título de la Segunda División.
No se dio esta vez, porque a veces el fútbol no es justo. El Conce fue el mejor equipo del segundo semestre, con números que rozaron la perfección bajo el mando del técnico Manuel Suárez. Pero en el último partido, en el más importante, no dio con el arco y dejó todo al arbitrio de la definición de lanzamientos penales, donde pasa cualquier cosa, y esta vez le dio un portazo a la alegría de los penquistas.
El gran error de los penquistas fue caer en el juego de Melipilla. Porque el comienzo lila fue notable, entró a otro ritmo superando en juego y en velocidad a los “Potros” A los 2 minutos pudo cambiar la historia cuando Valdivia no logró conectar del todo un buen tiro libre al área de Fernández. En los primeros 15 minutos Concepción no le dio respiro a Melipilla, no le prestó nunca el balón y parecía que era cosa de tiempo para que saliera el gol.
Recién en los 19’ se produjo la primera llegada de Melipilla, y a fondo, cuando una lucida jugada entre Ortega y Ovalle, permitió a este último patear desde el área apenas por sobre el arco.
A partir de ahí parecía que se daría un partido de ida y vuelta, pero nada de aquello, porque los capitalinos echaron a andar su plan maestro, probablemente el único que podría asegurarles éxito ante un rival que lo superaba en juego. Cortaron el juego, dejando que los minutos pasaran. Cualquier contacto terminaba con un jugador blanco en el suelo, a lo que ayudó un choque de Magaña con Escobar que terminó por enfría completamente el partido.
En el complemento, aquello no varió. Pese al ingreso de Núñez y Gabriel Vargas, los morados carecieron del factor sorpresa de otras veces, y esta vez tampoco estaba Lopes, incomprensiblemente fuera de la situación para un encuentro que le venía ideal. El marcador no se movió, los dos equipos más goleadores del torneo no se hicieron daño, aunque Melipilla tuvo la más clara con un travesaño de Taiva.
Y llegaron los penales, los traicioneros penales, tormentosos esta vez para Deportes Concepción. Mesías partió anotando, con el meta Melo rozando el balón. Un aviso que sería su tarde. Becica hizo lo suyo, y llegó el momento de Silva, que ya había salvado al equipo desde los 12 pasos en la segunda fecha. Pero esta vez no, Melo lo esperó hasta el final y contuvo perfecto. Taiva y Gabriel Vargas también hicieron la tarea, lo mismo que Inostroza.
Hasta que le tocó a Valdivia, un hombre fundamental en la gran arremetida lila de este semestre, pero que en esta final simplemente no estuvo. Y tampoco en los penales, porque mandó la pelota por sobre el arco, justo donde estaba la barra lila, que debió comerse la pena de estar tan cerca y retornar sin una corona que merecía con creces.