Partido inolvidable, con todos los condimentos y emociones posibles. Ovalle le planteó un encuentro trabado y complicadísimo a D. Concepción y, cuando la revancha de Felipe Cornejo parecía servida, los lilas lo ganaron con dos goles en tiempo agregado. El último, en 11 minutos de alargue, lo que desató la rabia del visitante, terminando todo en una gresca al salir del túnel. Lo cierto es que fue 2-1 para el León y sigue arriba, sin perderle pisada a Melipilla.

Es verdad que Ovalle hizo mucho tiempo y Guillermo Orellana y sus compañeros se tiraron al piso incontables veces, pero también es cierto que el primer tiempo del forastero fue tal cual lo planeó. Atosigó a Manzo, no dejó maniobrar a Valdivia y Ojeda y permitió poquísimas llegadas de su rival. Como si eso fuera poco, avisó dos veces con llegadas claras de Pipistrelli y a los 25’ abrió la cuenta con Eduardo Pucheta entrando en solitario tras pase desde el sector contrario.

Levit Béjar era el más peligroso por la derecha y Felipe Saavedra otras vez tuvo presencia por la otra banda, pero al medio el León no encontraba los circuitos y, además, perdió tempranamente por lesión a Sebastián Martínez.

Desde el banco

El hincha comentaba “Ovalle no va a resistir físicamente todo el partido”. Y el técnico Manuel Suárez entiende bien que tiene un banco rico en alternativas donde echar mano. Para él, Mauro Lopes y Fabián Núñez desequilibran más cuando sus compañeros ya han desgastado a la zaga rival y llegan con toda la frescura, un cambio sobre el resto. Esta vez le resultó perfecto y ambos fueron vitales.

El “Zombie” es un tipo que siempre pide la pelota, que encara y sabe meter el cuerpo. Lopes es más de ir en velocidad y, aunque también pierde algunas por buscar mucho la individual, necesariamente debe morir en esa porque cuando pasa siempre es posibilidad de gol.

Ovalle es un plantel corto y en el segundo tiempo apostó a aguantar y aún así tuvo una contra que pudo ser perfectamente el 2-0 y no supo terminarla. Del otro lado, lentamente aparecía una “palomita” apenas fuera de Escobar, un remate frontal de Valdivia sobre el arco y el cabezazo de Ignacio Mesías al palo, increíble de creer.

Hasta que Lopes frotó la lámpara cuando ya se habían indicado 9 minutos de agregado. Hizo un slalom entre dos defensas y tocó al lado a Mesías, que superó a Orellana con remate bajo. Corrían 95’, el árbitro entendió que 9 minutos no eran suficientes y a los 101’ un centro de Lopes al segundo palo encontró el pivoteo de Escobar. Silva lo tomó con otro cabezazo y dejó parado al golero rival.

Sí, otra vez Silva en el último suspiro, como ante Rengo y Concón. Era el 2-1 que parecía imposible, los jugadores e hinchas enloquecidos ante la épica y Ovalle protestando porque el gol fue a los 11 de tiempo extra y ahí se acabó el partido. Pucheta había hecho una dedicatoria a la banca local en el 1-0 y alguien se la devolvió en el 2-1. Ahí se encendió todo, los de Ovalle fueron a buscar a la gente lila y hubo fuerte encontrón antes de llegar a camarines. Un partido que tuvo de todo y los fanáticos difícilmente olvidarán. Ahora quedan solo 5 finales.