El clásico más lindo de Chile vive un nuevo capítulo, y será de miedo
25 de Agosto 2024 | Publicado por: Samuel Esparza
Por fin llegó el día. Hoy se jugará el partido más esperado del semestre en la Segunda División, cuando a partir de las 12:00 horas se vean las caras Arturo Fernández Vial y Deportes Concepción, en el estadio Ester Roa Rebolledo. Un recinto que promete más de 11 mil personas en sus aposentadurías, y en cancha un encuentro jugado con las pulsaciones a mil, por lo que se juegan ambos equipos.
Por un lado los aurinegros -que hoy hacen de local-, club que vive la “tormenta perfecta”, con un pobre rendimiento deportivo que lo tiene en la última posición con siete unidades, puntaje en el que ha contribuido de manera decisiva su Sadp, liderada por Martín Iribarne y Adrián Glickman, cuya mala administración los ha hecho perder 12 valiosos puntos.
Por el otro lado están los lilas, que viven un presente estelar en la parte alta de la tabla, pisando los talones al líder Melipilla y con una racha de cuatro triunfos en línea. Todo acompañado por una dirigencia al nivel en todos los aspectos.
La mesa está servida
Pero a no confundirse, porque toda esa estadística pasa a segundo plano cuando se habla de un clásico, donde muchas veces el factor mental y de carácter, termina imponiéndose.
Bien lo dijo el técnico lila, Manuel Suárez, cuando en la previa señaló que, “este tipo de partidos, por lo que genera el entorno, la historia y la ciudad, independiente de la posición de cada uno en la tabla, se juega de manera distinta, desde la emocionalidad”. Y lo propio reconoció el DT aurinegro, Sebastián Ortiz, cuando dijo que, “en un clásico no se ve la tabla, cambia todo”.
Para este compromiso, en Vial vuelven a la citación Robles, Muñoz, Bogmis, Díaz y Guillard, mientras que en los morados Vargas quedó afuera por lesión, lo propio Espínola y Torres por decisión técnica;Lopes está adentro otra vez.
Así las cosas, la mesa está servida para una instancia donde estarán en juego todas las emociones. Por la trascendencia de un duelo donde ambos equipos están obligados a ganar, porque el empate no le sirve a ninguno, y donde seguro el espectáculo está asegurado.