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¿Cómo es el VIP Hospitality lila? Muchísimo más que solo ir al estadio

Por: Paulo Inostroza 19 de Agosto 2024
Fotografía: Cedida

Ver el partido mientras tus hijos juegan taca taca, cortarse el pelo en el entretiempo, almorzar mientras Brayan Valdivia mete el cuarto gol. Suena loco, pero es real. Hace tiempo lo hacen en Europa, en partidos internacionales Conmebol y acá en nuestra zona Deportes Concepción se atrevió a subir la puntería. Los lilas llevan 9 partidos entregando a sus hinchas la experiencia VIP Hospitality y mucha gente se pregunta qué tal es y si valdrá la pena.

La apertura de puertas es una hora y media antes del partido, para después concentrarse más en la cancha. Existe un sector de entretenimientos infantiles, con mesas para pintar, máquinas de juegos, pintacaritas y también es el lugar más indicado para niños que no van al estadio por el ruido. La gente decide si ve el partido arriba, en el sector cerrado, o va a su butaca y vuelve cada vez que quiere. Todo funciona con mucha seguridad, hay harto personal pendiente.

El que llega temprano puede fácilmente desayunar y almorzar adentro porque la oferta de comida trae realmente de todo. Desde sandwich de distintos tipos, hasta fajitas y completos al final de los primeros 45 minutos. Sopaipillas, brochetas, nachos, queques, pasteles y jugos, café y té a voluntad. Acá no hay que correr porque se va acabar la bandeja. De verdad, hay harto y para instalarse resulta fácil encontrar mesas, sillas y hasta sillones.

Las mujeres pueden ser atendidas en el sector de manicure y los hombres en la barbería. Nada se paga extra, salvo los productos del club como camisetas, bufandas y gorros. También regalan libros para colorear. Y lo mejor es el ambiente, donde las familias comienzan a conocerse mientras conversan si fue o no penal, si la expulsión de Béjar estuvo bien. Al lado, niños que nunca se habían visto las caras terminan jugando un dos contra dos.

Pedro Mora es papá de Amalia Mora Bustos, vienen de Talcahuano, y comentó que “mi papá, yo y mi hermano somos del Conce y tenemos contacto con el club porque trabajo en la USM, donde ellos entrenan. Tenemos hartos lazos, como con Gabriel Vargas, que lo seguimos por todo lo que entrega. Cuando uno era chico esto era imposible. El club ha hecho algo muy valioso para que vuelva la familia al estadio. Es cosa de ver a los niños divirtiéndose, lo social que pasa acá traspasa lo que es solo el gusto por un equipo”.

María Cádiz trajo a su nieto Baltazar Concha, de  poco más de un año. Andaban en patota y expresó que “esto me parece fabuloso, los niños se divierten y uno también. A los chicos les pintan la carita, juegan y uno también la pasa bien. El papá es del Conce, lo trajo por segunda vez y están fascinados”.

León Seguel tiene 11 años, estudia en La Asunción y paró el partido de taca taca para contar que “es mi quinto partido aquí y lo encuentro muy bueno porque uno hasta llega a tomar desayuno. Yo vine en ayuno (risas). Acá uno juega con otros hinchas y se encuentra con futbolistas, los que no están citados. Andaba recién el Seba Torres, Espínola. Yo soy del Conce desde que nací, por eso me pusieron León”.

Al final las caras eran de felicidad. No solo porque golearon y son sublíderes, sino porque estuvieron todos. “Nos vemos al otro partido”, comentaban algunos al despedirse. Una experiencia que cuesta 15 mil pesos para los abonados y 30 mil para quienes aún no se matriculan. Una locura más de este Conce que se atreve y siempre está pensando dar un pasito más adelante.

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