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Rosario Aeloiza: disfruta a concho de un deporte que literalmente traía en la sangre

Su papá es entrenador de balonmano hace décadas y su mamá también jugó y fue seleccionada en la UdeC, camiseta que hoy defiende. Estudiante de Fonoaudiología, probó varias disciplinas cuando era chica, pero siempre el hándbol fue la principal. Ahora, tras superar una lesión, quiere volver a su mejor nivel.

Por: Ricardo Cárcamo 05 de Agosto 2024
Fotografía: Cedida

Desde pequeña, Rosario Aeloiza se relacionó con el balonmano. Y no podía ser de otra manera, como ella misma relató. “Mi papá es entrenador hace más de 30 años, mi mamá jugó en la UdeC. Siempre estuve en una cancha desde que tengo memoria”, dijo.

Hoy sigue ese legado familiar. Va en tercer año de Fonoaudiología en la UdeC, y es seleccionada desde que ingresó a la universidad, cumpliendo un sueño de niña. “Desde chica me dije ‘quiero jugar este deporte y estudiar en la UdeC’. Me nació, nadie me lo impuso”.

Siempre le gustó el deporte, y no sólo ha practicado balonmano. Rosario detalló que “siempre estuvo moviéndome, desde muy chica, probando en varios deportes, pero siempre con el balonmano como principal. Gané un regional con el Colegio Arturo Prat de Talcahuano en mi etapa escolar, ahí estaba Isidora Cancino, que es una gran amiga. Fue una gran experiencia. Igual más pequeña hice triatlón, hockey sobre césped y cuando tenía 14 años fui a un sudamericano de béisbol, en Perú”.

Cumpliendo metas

Rosario estudia con beca deportiva, y aseguró que si bien es complicado a veces, ha podido compatibilizar lo académico con el deporte.

“Es difícil, pero con responsabilidad y compromiso se puede. El deporte paga mis estudios, y tengo que organizarme”, indicó.

Sobre los resultados que han tenido con la UdeC en el último tiempo, comentó que “han sido buenos. En 2022 quedamos cuartas en el nacional, y en 2023 quintas. A nivel regional, fuimos campeonas en Adesup los últimos dos años y queremos repetir”.

Para ella, el 2023 tuvo un cierre amargo. “En el Nacional, sufrí una lesión, me fracturé el brazo izquierdo -radio y cúbito- y estuve sin jugar cuatro meses. Por suerte no me tuve que operar, los primeros tres anduve con yeso, lo que es muy complicado, y el cuarto tuve tratamiento kinesiológico. Por ahora, quiero intentar volver con normalidad, sentirme cómoda. El equipo siempre me apoyó en todo y quiero retribuirle eso en la cancha”.

Por lo anterior, Rosario está muy motivada con lo que viene. “El semestre pasado sólo jugamos un partido, ante la Unab, y se espera que el segundo haya más partidos, pensando en clasificar al nacional. También juego en Unión Universitaria, y ahí se vienen muchas competencias. Sumamos hartos refuerzos y tenemos muchas ganas. Independiente de todo, lo principal es disfrutar”.

Entre deporte y estudios, ¿le queda tiempo libre? La deportista aseguró que “sí, si queda. Paso harto con mi pololo, que también es jugador de la UdeC. También comparto con amigos, es bueno dejar un día para relajarse”.

Al momento de describirse como jugadora, dijo que “es complicado (ríe). Aporto harto en defensa, me gusta defender, creo que es lo que más gusta. También el juego en equipo, apoyar a mis compañeras. El balonmano es muy colectivo, y uno siempre debe tratar de poner al conjunto primero”.

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