Al pie de la Torre Eiffel, junto a un piano, y con los ojos del mundo posados sobre ella, Celine Dion fue la encargada de culminar la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024. Al sonido de “L’hymne à L’Amour”, de Edith Piaf, la cantante canadiense -que lucha con una dura enfermedad- emocionó a creyentes y ateos, colocando el broche de oro a una ceremonia que se extendió por casi cuatro horas, bajo una lluvia que lo cubrió todo en la ciudad luz.
El espectáculo a orillas del Sena, convocó a decenas de personalidades del mundo del arte, del deporte y hasta de la política, además de presentar actuaciones de otros destacados artistas como Lady Gaga, quien abrió la primera versión al aire libre de una velada perfecta, que tuvo al ídolo local, Zinedine Zidane, como uno de los más aplaudidos.
A medida que se iban sucediendo los actos de la magnífica obra, aparecían también las 205 delegaciones de atletas que, embarcados sobre el mítico afluente, hacían flamear sus estandartes. Entre todos ellos, una mujer con los ojos inyectados en felicidad, una hija de la Región del Biobío que a base de merecimientos, se ganó el derecho a representar al país en tan inmensa ocasión.
Antonia Abraham, la remadora sampedrina, fue protagonista como abanderada chilena junto al tenista, Nicolás Jarry. Vestida de impecable beige, su sonrisa profunda traspasaba los continentes hasta llegar fuerte y radiante hasta la Laguna Grande, ahí donde partió su historia junto a su hermana Melita.
“Se mueren lo que fue estar ahí”, estampó a modo de confesión en sus redes sociales la deportista, que de aquí en más se concentra completamente en lo que será su estreno en las aguas parisinas, en la madrugada de este domingo.
En la parte decisiva de la jornada, llegó el momento de la antorcha olímpica, que tras navegar en manos de nombres como Rafael Nadal, Carl Lewis, Nadia Comaneci y Serena Williams, llegó a su destino final en el Jardín de las Tullerías, junto al Louvre, la Plaza de la Concordia, los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo.
Ahí, los multicampeones olímpicos, Teddy Riner y Marie-José Pérec, encendieron el pebetero, majestuoso caldero en forma de anillo de llamas de siete metros de diámetro, que se elevó en el cielo en un globo aerostático que iluminando la noche en París, se encargó de anunciar que los Juegos Olímpicos de París 2024 están oficialmente inaugurados.
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La jornada sabatina marcará el estreno del tenis de mesa, disciplina donde debía decir presente la primera carta de la Región del Biobío en la presente versión del evento. Se trata de Paulina Vega, quien competirá en sus terceros juegos olímpicos, luego de haber participado en Atenas 2004 y Tokio 2020. Sin embargo, su debut fue reprogramado para mañana.
En Grecia, la sampedrina disputó la modalidad del dobles junto a la histórica, Berta Rodríguez, mientras que en Japón disputó la serie de individuales, haciendo historia para el país tras convertirse en la primera chilena en ganar un partido olímpico y avanzar una ronda.
Hoy, con más de 20 años dedicados a la disciplina, la experimentada jugadora busca despedirse marcando un nuevo hito con el representativo nacional completado por Tania Zeng y Nicolás Burgos. La paleta regional (preclasificada en el puesto 58), finalmente verá acción mañana, en la primera ronda de los individuales donde se medirá ante la canadiense, Mo Zhang (29ª).
Oriunda de China y naturalizada norteamericana, Zhang (35 años), no se ha perdido las últimas citas olímpicas, con presencias consecutivas en Beijing 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020, donde culminó novena.
“Siempre cuando uno está en unos Juegos Olímpicos siente el espíritu, la buena vibra, todos con la misma motivación y ganas de dar lo mejor. El camino fue bastante duro, tuve una fractura en diciembre y pensé que me iba a quedar en el camino, pero al final fue un impulso mayor haber tenido ese obstáculo. Estar acá es un premio, pretendo demostrar lo que he estado trabajando y hacer lo mejor posible”, declaró la deportista en la previa de su estreno.