Una joven de alma deportiva e inquieta, buscó y encontró en este deporte una fuente de aprendizajes. Tras un receso que la tuvo experimentando en otras disciplinas, volvió con más determinación y mirando con mucho optimismo hacia el futuro.
Por Sebastián Ormeño
Conoció a temprana edad el balonmano, cuando cursaba cuarto básico y junto a una de sus compañeras decidieron entrar al equipo del colegio. Su acompañante desistió. En cambio, Josefa Riquelme, al hacer sus primeros lanzamientos y recepciones de balón, encontró cierto gusto por el juego.
Cuenta con una sólida red de apoyo compuesta por sus padres y hermanos, que al igual que ella disfrutan de la actividad física, aunque Josefa es pionera en su familia en interesarse particularmente por el handball.
Luego de conocer el mundo del balonmano, su inquietud deportiva no cesó y al año siguiente incursionó en el vóleibol, disciplina que la acompañó en tres cursos de su etapa formativa, en el Colegio Almondale Lomas.
Sin embargo, la joven deportista volvió a los pases, regates y lanzamientos en octavo básico inspirada por las cosas que la atraen a la disciplina. “Me gusta que sea un deporte de contacto y la velocidad, siempre he disfrutado de correr harto y siento que es una buena forma de gastar mi energía”.
Ahora, cursando segundo medio, se mantiene estoica en la cancha y guarda un cariño especial por el equipo escolar en todas sus categorías. Sobre lo anterior, declaró que “aún somos pocas, pero cada vez somos más, sobre todo en las categorías más pequeñas que son las más motivadas y numerosas”. Para mí, las generaciones nuevas son la esperanza del futuro, ahí crece el interés por dedicarse a esto y a veces yo voy como ayudante del profesor, lo que me gusta porque puedo transmitir mis experiencias”.
Aparte, Josefa valoró los espacios deportivos facilitados por Adicpa, donde reconoce que ha mejorado su confianza a la hora de plantearse en la cancha y disputar los partidos. A su vez, fue enfática al reconocer el valor del trabajo que hace su profesor Cristian Garrido e indicó que “siempre nos motiva a entrenar y nos lleva a todos los partidos y competencias que estén a su alcance”.
Garrido ha sido su entrenador durante todos estos años y Riquelme reconoce que “junto al profesor he aprendido hartas cosas que me han servido en la vida cotidiana, como por ejemplo no echarnos a morir en caso de perder, y que de eso siempre se saca algún aprendizaje. También a mantener un equilibrio entre la actividad deportiva y los estudios” .
Un viaje que la marcó fue el año pasado, cuando fueron a jugar una competencia a Chillán. En palabras de Josefa, “fue una experiencia súper gratificante y significativa. Es curioso, porque no nos fue muy bien como equipo, principalmente porque las jugadoras eran más grandes. Sin embargo, de todas las derrotas se pueden sacar aprendizajes y en mi caso me sirvió mucho para ganar experiencia y ver el nivel de jugadoras que llevan más tiempo dedicándose al balonmano”.
Por último, sobre sus aspiraciones en el deporte, afirmó que “yo quiero seguir practicándolo mientras esté en el liceo, sin duda. A largo plazo estoy viendo la oportunidad de seguir perfeccionándome en Deportes Concepción. Ya fui a una instancia ahí, gracias al apoyo de mi profesor”.