A 10 años del histórico triunfo ante España: cuando Chile fue mejor que el campeón del mundo

14 de Junio 2024 | Publicado por: Paulo Inostroza
Fotografía: Fotos: Carlos Parra/ANFP

Recordar es volver a vivir. La Roja de Sampaoli eliminó a los hispanos del Mundial de Brasil 2014, resultado que la prensa internacional no esperaba, pero los hinchas nacionales sí. Había una fe inusitada, y Diario Concepción estuvo presente en el Maracaná.

España venía de ser aplastado por la Holanda de Robben y Van Persie, Chile de asegurar el triunfo ante Australia con agónico gol de Beausejour. La Marea Roja llegó más numerosa que nunca fuera del país y 40 mil hinchas se sentaron en el Maracaná. Otro centenar entró a la fuerza y fue detenida por las autoridades locales. Cerca de 40 cometieron una locura y viajaron conmigo en bus. Sí, cuatro horas y media de ida y otras cuatro y media de vuelta. Todos queríamos estar en Brasil y creíamos en ese equipo que haría historia.

Las entradas más caras del mundo en esa reventa donde era imposible conseguir un boleto. Muchos “resignados” a verlo en un fan fest a la orilla de la playa allá en Río, escuchando por todos lados que Chile nunca le había ganado a España. Pero con esa generación que luego ganaría dos Copas Américas había algo especial en el aire, una sensación de que toda primera vez podía ser con ellos. Sampaoli sacó a Valdivia, el más querido en esas tierras, y apostó por “Gato” Silva para sumar gente atrás. ¡Qué partido se mandó Silva!

Posterior al 2-0, la prensa española decía: “nos ganaron desde el himno”. Jara desagarrando la garganta, Medel con la mano en el pecho, la gente y ese canto a capella que los europeos no podían entender. Y antes de los dos minutos ya probaba “Jarita” con cabezazo desviado y Bravo tapaba un mano a mano a Xabi Alonso. Era de tú a tú. Tengo amigos que fueron detenidos esa tarde y me contaron que la policía fue muy amable con ellos, vieron el partido en una especie de caseta. Hasta se llevaron un pedazo de pasto, de ese césped que fue escenario de una hazaña.


 


Todavía paso por Falabella y para vender televisores repiten este partido. Y siempre quedo pegado cuando marca Edu Vargas, haciendo una pausa ilógica para sentar a Casillas. Cómo triangulaban Alexis, Aránguiz y Vargas, cuánto se extraña lo felices que fuimos con ese equipo. Sánchez se iba a los pechazos con Ramos, Vidal empujaba al suelo a David Silva, Medel se agarraba con Diego Costa. No le temíamos a nada. Todo el once titular jugaba en Europa, salvo dos que estaban en Brasil. Teníamos figuras de Barcelona, la Juventus y la Premier League. Suena irreal.

Cuando Charles pisa la pelota como si fuera de goma y mete ese “tres dedos” arriba de Iker fue un momento único. Miré entre todos los puestos de prensa, tantas caras incrédulas, y allá arriba mi compadre Manolo Muñoz, de La estrella, que baja corriendo a abrazarme. Era un sueño, nos sentimos como un pedacito de Conce que se deshogaba en ese templo del fútbol. Fuimos testigos de uno de los tres triunfos más importantes de nuestra historia, un 2-0 en el podio, seguramente con el gol de Eladio a los yugoslavos, con el de Leonel a Yashin el ’62.


 


El segundo tiempo tuvo mucho de rezar, con Busquets fallando solo bajo el arco y Claudio Bravo sacando tiros imposibles a Cazorla e Iniesta. Aránguiz lesionado y el “Huaso” Isla fallando bajo el arco, Ramos metiendo un planchazo asqueroso a Vargas, como siempre con la venia del árbitro. El pitazo final dejó en claro que éramos recontra locales, el campeón del mundo estaba fuera de la Copa y los jugadores hispanos pasaban uno a uno por la sala de prensa sin querer hablar. Salvo Alonso y Del Bosque, que se tomaban su tiempo para disculparse más que responder.


Escribí esa nota rápido porque quería irme a celebrar, de aquí a Holanda. No sabía qué palabras usar porque todas se quedaban cortas y me quedé un buen rato parado mirando lo que pasaba allá abajo y alrededor, esperando no despertar jamás. Mi jefe me apuraba desde Conce y alguna excusa inventé, pero esa tarde solo quería que ese abrazo durara para siempre. Hoy estamos peleando un séptimo puesto, nuestras figuras ya volvieron a Sudamérica y algunos se retiraron. No somos los mismos, pero esa tarde le ganamos al mejor del mundo. Esa tarde, el cielo era totalmente nuestro.