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Clubes del fútbol local: años de castigos, descensos y la batalla por levantarse

Fernández Vial lo pasa mal económicamente, pero no es historia nueva. Deportes Concepción también comparte dramas que ya son cíclicos, aunque hoy parece vivir tiempos mejores. Naval y Lota, en tanto, escapan por salir desde bien abajo.

Por: Paulo Inostroza 26 de Mayo 2024
Fotografía: Carolina Echague M.

Los últimos 16 años han sido económicamente complicados para las instituciones de nuestra zona. Deportes Concepción, Fernández Vial, Naval y Lota Schwager comparten varias características: clubes muy populares intentando salir de bien abajo, de divisiones que tal vez no le corresponden. ¿Y cómo llegaron a todo esto? Castigos, sociedades anónimas fallidas y corrupción, algunos conceptos que explican este presente, donde algunos siguen sin hallar la luz.

Lilas desde el pozo

DiarioConcepción comenzó a circular el 2008 y D.Concepción venía de un castigo grande. Víctor Tornería, quien asumió como presidente lila el 2016, apunta que “para entender los problemas del Conce hay que recordar que en 1984 aparece la Anfp y se crean las corporaciones, en medio de una crisis general del fútbol. Ahí hubo temas que el club nunca regularizó, como el inicio de actividades, lo que aún nos trajo problemas como los recientes embargos. Reactivamos el Club Social el 2016 y nos encontramos muchas cosas que se hicieron mal”. Los embargos por los Campos Deportivos eran 13 y hoy solo quedan 4.

El ex timonel morado repasa que “Concepción crea su primera sociedad anónima el 2003, cuando la ley salió, pero aún se estaba escribiendo y corrigiendo en el camino. Aguantamos dos años bien, con Jorge Mahuzier y Luis Morales, por quienes me saco el sombrero. Eran tiempos donde no entraba la plata de ahora por la tele y todos aportaban en su medida, pero nunca tuvimos un gran mecenas. Es una historia cíclica, siempre aguantamos un par de años y caemos de nuevo”.
El no pago de sueldos e imposiciones dejó al León compitiendo el 2006 en Tercera, con la filial juvenil. “Ahí se gesta la reactivación del 2016. Íbamos muy pocos a la cancha y se hicieron lazos con personas que después trabajarían en el Club Social. El 2007, el abogado Jaime Tallar devuelve al equipo a Primera, con 21 clubes, y empezamos a ser un equipo cacho para Santiago. Era la época de Harold Mayne-Nicholls y nos hicieron la cruz”, señaló Tornería.

A mediados de 2007 entró la concesionaria León de Collao y todo derivó en escándalo. Sí, con Mario Munzenmayer y Marcos Ulloa a la cabeza, con la promesa de inversionistas alemanes y nuevo estadio. Dos juicios por estafa llevaron a Ulloa a la cárcel y el 2008 otra vez los lilas se quedaron sin jugar por sueldos y cotizaciones impagas.

Tornería narró que “teníamos un equipazo, dirigido por Garcés, con sueldos millonarios, pero no se pagaba y nos bajaron a la B. Otra vez para la Anfp éramos un problema, dejando el torneo con uno menos y rearmando con fechas libres. Esa SADP se armó de forma muy rara, a diferencia de la del 2010, que en principio, pintaba bien. Nibaldo Jaque venía de O’Higgins, los Sabando eran empresarios reconocidos, Tallarico tenía recorrido… Nadie imaginó que resultaría tan mal”.

Futbolísticamente, con Fuerza, Garra y Corazón, el equipo jugó final de Copa Chile, pre Sudamericana y se mantuvo siempre arriba, pero a fines del 2015 salen a la luz los préstamos irregulares desde la Anfp, las conexiones de Jaque con Sergio Jadue (acusado de cohecho, fraude y estafa) y dineros que nunca llegaron a un club que tenía al plantel dos meses impago. Así llegó la desafiliación en abril de 2016 por ser “inviables”.

“Ellos entraron bien. Incluso, dejaron como infraestructura para el club la cancha sintética y el domo, pero acá pasamos a un problema mayor. Antes estábamos mal por problemas de gestión, pero ahí pasamos a la delincuencia, el robo”, declaró el timonel de la reactivación lila.

Los morados se levantaron desde la Tercera B y en dos años volvieron al profesionalismo. La gente quiere verlos salir luego de Segunda, pero no ha sido fácil. Tornería explica que “el 2016 Concepción valía cero, hablando financieramente. El 2020 la vimos muy difícil, hubo jugadores que voluntariamente se bajaron los sueldos, salvamos del descenso. Hubo que sobrevivir un año y medio jugando sin público en una división sin ingresos de tele. Los pescados fritos de esa época, para mí son un orgullo. Tuvimos que aguantar y sobrevivir pero tuvimos al club seis años y medio sin deudas con el plantel. Eso ya era raro, en la Anfp recién volvieron a creer en nosotros”.

Y no se lo podían vender a cualquiera. “Se acercaron 15 grupos que querían comprar el club. Hasta Superman Vargas vino como intermediario y no hubo acuerdo. Las ofertas eran por 300 millones de pesos o 150 por la mitad. Sabíamos que Concepción no vale tan poco. Llegó Víctor Rubio y vendimos el 51 por ciento en 500 millones. El club pasó de valer cero a mil millones, en siete años”.

Tornería concluye que “cuando un club tiene buena ropa, sueldos al día, plantel fuerte, infraestructura de nivel, a la larga sube. Y eso va a pasar. A Concepción lo veo muy robusto como proyecto. Rubio incluyó gente que trabajó años gratis en el Club Social y en ese tiempo aprendieron y saben mucho. No los echó a todos para traer su gente. Pero el hincha debe entender que no existe una billetera infinita. Si se echa a alguien hay que pagar finiquito, si se refuerza con otro es plata que gastas y así vas saliéndote del presupuesto y eso hay que cubrirlo”.

Por último, advirtió que “en Chile, para ahorrar en formación, comenzaron a traer jugadores jóvenes de Venezuela, Paraguay y otros países. Con la plata que ganaron, esa misma gente comenzó a comprar clubes. El modelo cambió. Hoy hay gente que busca comprar clubes con pocos hinchas porque pueden hacer y deshacer y nadie les dice nada, nadie los presiona. Compran Limache, Santa Cruz, Barnechea. Lo otro es comprar clubes que están mal porque salen más baratos, pero si haces eso sabes que detrás hay un montón de deudas. Es mentira decir después que te encontraste con esa sorpresa”.

Vial en la UTI

Cuando DiarioConcepción vio la luz, eran los días en que Fernández Vial perdía la categoría en Primera B y aún no logra reponerse totalmente de ese golpe. Cristián Navarrete, hoy presidente de la Corporación del club, asegura que “Vial ha sufrido tres hitos importantes en los últimos años. Uno es el descenso desde Primera, el ‘92, del que nunca más hemos vuelto. Otro sería ese dramático final del 2008 con Wanderers y también lo del 2012, con la participación de los dos Viales y una mochila de deudas que nos siguió penando por un buen tiempo”.

El deambular aurinegro en Tercera fue durísimo. Eran los tiempos con José Alarcón en la presidencia y luego con Jorge Oyarce. Navarrete repasa que “el 2009 fue horrible y casi volvemos al fondo del amateurismo. Nos salvamos por penales contra General Velásquez en Collao. El 2011 casi subimos, estaba Pepe Chávez también en la dirigencia, fueron años tranquilos en lo administrativo hasta que se crea la Segunda División profesional, con muchas filiales y clubes que tenían que pagar una cuota de 220 millones de pesos para participar. Una locura de cifra”.

Ahí Audito Retamal toma relevancia en el Vial de Oyarce y, paralelamente, Vial sigue participando en Tercera, donde había quedado el 2011, de la mano de Fernando Melo y Alfredo Morales. En el Vial de Segunda rápidamente aparecen los problemas, comienzan a retirarse jugadores, no se pagan sueldos ni pensiones de los jugadores y el equipo termina castigado y fichado en la Anfp.

“Al año siguiente fuimos doblemente campeones, con el equipo de Erwin Durán, ganando a estadio lleno en El Morro y no pudimos subir. Nuestra primera experiencia como sociedad anónima fue malísima. Han sido 30 años de fracasos deportivos y no es fácil sobrevivir así e ir sumando gente, pero Vial siempre tiene hinchas, es especial. Otra cosa de la que se habla poco es que cuando bajamos desde Primera perdimos los terrenos de la Vega Monumental y la sede de calle Prat. Dos bienes raíces importantes, solo nos quedaron los campos de Chiguayante”, expresó Navarrete.

La “Maquinita” demoró en volver hasta que el club es reestructurado de la mano de Claudio Vargas, el 2015, y logran el ascenso a Segunda, con Felipe Cornejo en la banca. El 2018 y 2019 fueron años malos en lo deportivo y en esta última temporada ya registraban otra vez paralización de actividades por parte del plantel. Una historia repetida. En medio de todo eso, aparece el grupo Maipulicán, liderado por Ángelo Castiglione, para hacerse cargo de la institución como Estación Aurinegra SADP.

Navarrete repasa que “empezaron bien, con el ascenso a Primera B, y luego comenzó a faltar la plata, pero es difícil saber exactamente qué ocurrió. Como Corporación mandamos 12 oficios pidiendo información, pero ellos como SADP no tienen obligación de responder y ese hermetismo es un sello de estas sociedades, hace que se genere una relación abusiva con la Corporación y los hinchas. No tenemos herramientas para fiscalizarlos, solo nos enteramos cuando ya se está desmoronando todo”.

En julio de 2023, los accionistas del club fueron informados de la venta de acciones de Castiglione a un nuevo grupo encabezado por Martín Iribarne y Adrián Glickman. Supuestamente, Vial estaba avaluado en cerca de 320 millones de pesos. Los nuevos administradores argentinos comandaron una gran campaña en Segunda, con Jonathan Orellana en el banco, pero en menos de un año comenzaron los problemas económicos y más serios que nunca.

Navarrete indicó que “cuando llegan estas sociedades uno siempre es idealista, quiere pensar que de verdad van a apoyar las ramas deportivas y el Club Social y volvemos a pecar de ingenuos. Además, llegan cuando uno está más necesitado, pero son un negocio sin ningún tipo de arraigo. No somos una sola cosa remando para el mismo lado. La sociedad anónima actual de Vial es una vergüenza. En vez de gestionar dinero le están pidiendo al hincha que se meta la mano al bolsillo. Está gente llegó sin lucas, sin recursos y está contando otra historia”.

Vial ya pasó abril sin pagar sueldos y tuvo que recurrir a la boleta de garantía, está llegando dos horas antes a cada partido como visita, ha tenido que cambiar constantemente de cancha y hay jugadores que no se les paga el arriendo de sus casas. “Aquí no hay millonarios”, es la consigna de los dirigentes, que ya vieron partir a sus dos gerentes.

“Quiero ser optimista y pensar que puede llegar algún inversionista, que esta gente logre vender el club a otras manos con recursos frescos. No veo otro camino. Lo otro sería exponerse a castigos, volver a Tercera B y que el equipo pase a la Corporación. Aquí llegan grupos sin ningún proyecto a largo plazo, sin objetivos de fondo y, además, hay una ley que permite abusos y malas prácticas. Permite que alguien sea dueño de tres o cuatro clubes y puede hacerlo de manera legal. Es una rueda de la fortuna cada vez que aparece una concesionaria nueva”.

Naval y Lota

En los ‘80, Naval y Lota Schwager eran equipos duros de Primera División y por sus filas pasaron notables figuras del fútbol chileno. Hoy luchan para salir de la Tercera B, con una serie de castigos en el cuerpo, aunque actualmente estables económicamente de la mano de Edógimo Venegas y Jairo Castro.

¿Y cómo llegaron tan abajo? El primer gran golpe a Naval fue el 2005, cuando se le hicieron tres descuentos de puntos y con 23 unidades menos perdió la categoría. El 2011 jugaron liguilla de promoción y estuvieron cerca de subir, en un año donde el déficit económico, entre sueldos altos y arriendos de cancha, fue enorme. Quedó un hoyo financiero que el 2014 ya se hace insostenible y, con Fernando Rojas en la presidencia, el club es descendido por irregularidades en el pago de cotizaciones. La Anfp informó que, incluso, hubo documentos adulterados.

Curiosamente, esos mismos dirigentes continuaron como si nada en el ancla y el 2017 volvieron a ser castigados. El equipo fue sublíder, con “Pato” Almendra en el banco y el plantel dando cara sin nada en el bolsillo. Al final, todas esas deudas los mandaron al fútbol amateur, pero vendría lo peor porque durante varios años, todavía con Rojas a la cabeza y varios juicios pendientes, intentaron postular a Segunda, donde la puerta estaba más que cerrada. Fueron porfiados y se quedaron varios años sin ver acción, salvo ese nefasto 2019 en calidad de “invitado”. Recién el 2022 fueron aceptados en Tercera B.

Lo de Lota Schwager anda por el mismo carril. El club bajó la cortina a mediados de los ‘90, en plena crisis del carbón, y volvió el 2001 con Bernardo Ulloa en la presidencia y un rápido ascenso al fútbol profesional. El 2006 subieron a Primera, bajaron al año siguiente y sucedió un fenómeno fuera de toda lógica: dos directivas funcionaban paralelamente sin que ningún organismo definiera cuál era la oficial. Tiempos de Temístocles Reyes contra la familia Valdés. Finalmente, estos últimos fueron reconocidos a cargo de la “Lamparita”.

Con esta gente a la cabeza, Lota salva un descenso por secretaría el 2014, pero no lo consigue el 2015. Al año siguiente Jaime Valdés pone el club en venta, desesperadamente, en 100 millones de pesos y el 2017 son castigados por sueldos impagos. En medio de todo eso llegan Jairo Castro y su padre a hacerse cargo del desastre, pero se encuentra con otro peor: el 2019 Anfa acepta la participación de dos Lotas en Tercera B, uno con los Castro (Nuevo Lota Schwager), el otro con Bernardo Ulloa (Corporación). Al otro año no les quedó otra que fusionarse para poder participar y salvar la falta de recursos económicos.

Más allá de juicios y un particular “gallito” con Anfa el año pasado, Lota se ve sólido, tranquilo y armando buenos equipos para pelear el ascenso. Naval asoma como rival directo y otro de los fuertes de la división. Dos viejas glorias, batallando por días mejores.

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