“Se encuentra estable, alerta, tranquilo con parámetros normales de acuerdo a su patología y tratamiento medicamentoso que recibe”. Así reza el último parte médico sobre la salud del futbolista chileno, Javier Altamirano, quien encendió las alertas el reciente fin de semana cuando, en pleno partido de su equipo Estudiantes de La Plata y Boca Juniors, sufrió una crisis de convulsiones, situación que obligó a su inmediato traslado a un centro médico y a la suspensión del encuentro.
Fue el club “Pincharrata’ el que compartió la nueva actualización del estado de salud del exHuachipato, donde complementan que “continúa bajo cuidados intensivos”. Desde la propia institución aclararon el motivo de su padecimiento, dando cuenta que “la convulsión sufrida por el jugador fue una trombosis del seno longitudinal superior (cerebro)”.
Situación que explica Nicole Careaga Romero, académica de la carrera de Kinesiología de la Universidad San Sebastián. “Es una enfermedad de difícil detección, debido a sus diferentes causas y también debido a sus múltiples manifestaciones neurológicas. Este tipo de trombosis venosa cerebral representa el 0,5 % de los ictus y afecta con mayor frecuencia a sujetos jóvenes con factores de riesgo congénitos o adquiridos. Puede existir más de una causa entre ellas, la posibilidad de trombofilia congénita, causas físicas como traumatismos o infecciones contiguas”, especificó la especialista.
Dada esta condición, está planteada la duda respecto a cómo progresará la recuperación del jugador chorero, y cuándo podrá retornar al fútbol competitivo. Según Careaga, dependerá de ciertos factores. “Luego de la resolución aguda del cuadro, se debe valorar el estado motor y cognitivo del paciente, esto es clave para estimar el proceso de rehabilitación. Las posibles secuelas pueden variar de un paciente a otro, desde la presencia de pérdida parcial de la fuerza en un hemicuerpo (mitad del cuerpo), a la alteración de la percepción de su cuerpo en el espacio. También puede verse afectada la atención, concentración, y, en especial, funciones ejecutivas”, detalla.
“Existe un proceso de recuperación espontánea presentada por el paciente. Es fundamental la atención médica al momento de presentarse la trombosis. Esto es vital para la probabilidad de recuperación espontánea, y luego en la tasa de recuperación funcional. Es favorable el factor de la edad en el caso específico debido al factor de neuroplasticidad, que responde a la potencialidad del sistema nervioso de modificarse para formar conexiones nerviosas en respuesta a la información nueva, posterior al daño. Esto favorece un proceso de recuperación más rápido. La rehabilitación puede ser relativa de un paciente a otro, pero podría ir de tres a seis meses para volver a un desarrollo normal de sus actividades de la vida diaria y, luego, promover su reintegro deportivo en un plazo posterior a seis meses”, sentencia la especialista.