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UdeC recurrió a la épica para meterse en la gran final del vóleibol chileno

Por: Samuel Esparza 23 de Enero 2024
Fotografía: Carlos Ávalos

Cuando el cubano Pablo Dalí, marcó el punto que dejaba a Linares con ventaja de 24-22 y doble match point en el tercer set de las semifinales masculinas de la Liga de Vóleibol A1, algo había en la mirada de los jugadores de la Universidad de Concepción que no permitían dar todo por liquidado. Por más que los del Maule sumaran nueve sets consecutivos ganados a los penquistas, considerando fase regular y el primer duelo de la llave (que se adjudicaron por un contundente 3-0), la actitud del plantel auricielo no era de derrota, sino de esperanza, inexplicable dadas las circunstancias.

Cuando a renglón seguido, Erick Acevedo descontó, y Leonardo Menéndez igualó las acciones 24-24, todo comenzó a esclarecerse. Y cuando Sebastián Larrondo marcó el 26-24 que significó el set para el Campanil, ya no quedaron dudas. La épica se haría presente en el gimnasio Ignacio Carrera Pinto Rengo de Linares, y tendría colores auricielos.

Una increíble clasificación a la gran final del torneo de honor del vóleibol nacional logró el equipo universitario, tras dar cuenta de uno de los máximos favoritos al título por 3-2 y set de oro.

Victoria llena de dramatismo, donde debió remar de atrás para levantar una desventaja de dos sets y ganar el quinto en set corto. Los parciales fueron 29-31, 17-25, 26-24, 25-20 y 15-10 para el triunfo de los dirigidos de Juan Ignacio Armoa. Así las cosas, y con la llave igualada a un triunfo por lado, las bases indicaban que se debía disputar un set de oro, para definir al equipo que iría por la corona.

A esa altura, la UdeC era puro fuego. Nada importaba que Linares fuera el máximo campeón de la liga chilena con nueve títulos, ni la calidad de sus extranjeros. El Campanil había olido sangre, y ya no soltaría a su presa. Vallebuona se encargaría de aquello, anotando el punto para el triunfo 25-20 y para los pasajes a una histórica final, ante la perplejidad de los linarenses que no atinaban a entender cómo se les había escapado el triunfo de entre los dedos.

Van por lo suyo

Ahora que llegaron a la final, en la UdeC no se cierran a la posibilidad de quedarse con el título, pese a que en frente tendrán a otro de los más poderosos equipos del torneo, como es Murano, quien en la otra semifinal apabulló por 3-0 a la UC.

Así lo estima el entrenador de los penquistas, Juan Ignacio Armoa, al referirse a lo que será la final. “Ante Linares aprovechamos que ellos bajaron la intensidad, el plantel tenía confianza que la victoria estaba dentro de su cuerpo y solo debía sacarla a florecer. Por eso, de cara a la final debemos confiar en nuestras armas pese a que Murano tiene un equipo estelar. Debemos apelar a nuestra unión, a nuestro plantel en su totalidad, porque todos demostraron que están capacitados para representar a la UdeC”, expresó.

“Sabemos que somos inferiores en el papel, pero tenemos la tranquilidad que nuestra máquina funciona a la perfección cuando todos cumplen su rol. La única manera de ganar una final primero es llegando y segundo es jugando. Si logramos hacerlo con intensidad y garra como todo el año, estoy seguro que el partido que haremos será muy bueno. Por más que Murano sea una Ferrari y nosotros un Ford Fiesta”, sentenció.

La final de la Liga A1 de vóleibol masculino se jugará este sábado y domingo en el Centro de Deportes Colectivos del Estadio Nacional, en Santiago.

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