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Acerero de cepa: tricampeón desde la cancha a la siderúrgica

Por: Samuel Esparza 11 de Diciembre 2023
Fotografía: Cedida

Recuerdo como si fuera hoy ese primer título, el 2 de febrero de 1975 ¿No me cree? Le recito el equipo: Mendy, Flavio Silva de lateral derecho, el ‘Negro’ Riveros, Guillermo Azócar y Francisco Pinochet; Eddio Inostroza en el medio, un as con la pelota. Para qué hablar de Moisés Silva, que era un hombre orquesta, con una pegada extraordinaria. Más arriba, Mario Salinas con la 10, Carlos Cáceres, Cintas y Astudillo. Así lo ganamos”.

Mario Astudillo tenía 16 años cuando, desde el cerro, en el antiguo estadio Las Higueras, fue testigo de la primera estrella de Huachipato en el fútbol profesional chileno. Hoy, con 65 años, acaba de celebrar la tercera corona de su equipo, ya no en el cerro, pero con la misma emoción. Este acerero de cepa puede contar que ha sido testigo in situ de las máximas alegrías del club, gritando los tres títulos siempre presente en el recinto de la Avenida Desiderio García 909. Pero también desde la cancha misma, cuando siendo un veloz puntero, integró el plantel que logró el ascenso al fútbol de honor en 1983. Historia pura.

Tres gritos de campeón

“A ese último partido ante Aviación, en febrero del ‘75, Huachipato entró confiado. En esa época el ganador sumaba 2 puntos, y el equipo llegó con 52 unidades versus los 50 de Palestino, un tremendo equipo que en la última fecha goleó 8-1 a Calera de visita, y esperaba nuestro tropiezo para ir a partido de definición. Y aunque costó sacar el gol del triunfo (Huachipato ganó 1-0 con autogol de Ulloa), había confianza en el ambiente, se entró a la cancha como puntero y se retiró como campeón. Ni le cuento la fiesta en las calles, en esa época era todo familiar, la celebración fue muy bonita”, cuenta Astudillo sobre el título del torneo 1974.

Tuvieron que pasar 38 años para que este hincha celebrara la segunda estrella acerera, esta vez junto a su nieto, en un flamante estadio CAP, en el Clausura del torneo 2012.

“Hacía mucho tiempo que no me volvía loco con un gol como cuando Manuel Villalobos puso el 3-1 en el minuto 88. Había gente que ya empezaba a irse, pero yo le dije a mi nieto que todavía podía ser. Estaba en eso, cuando llegó el golazo de Villalobos con pivoteo de Merlo. Le cuento un secreto que en mi casa no saben: me emocioné tanto que perdí la noción del tiempo, hasta se me perdió mi nieto. Recién vi que apareció cuando empezaron los penales, ahí entré en cuenta que andaba con él”, relata entre risas.

“Los penales fueron otra cosa, cuando le quedó a Aceval para ganar, estaba confiado porque nunca perdía penales, le había dado un título a Colo Colo. Pero se le ocurrió pegarle mal, aunque le dio de lleno en la cara al arquero de Unión Española, al Villalobos. Yo creo que lo dejó atontado porque, después que Veloso atajó para nosotros, en el último tiro Merlo le pegó suavecito para darnos el título”, añade.

Mucho menos tiempo, solo 11 años después, Huachipato le entregó otra alegría a Mario Astudillo, quien ahora con la familia completa, festejó la tercera estrella de su equipo. “Mi hijo tiene una mini pyme de confección de camisetas, así es que le pedí que me hiciera una de Huachipato con tres estrellas, me la coloqué debajo de otra polera y así fui al estadio; tenía fe. Cuando salimos campeones, me saqué la que tenía encima, la tiré a la galería y me quedé con la polera del campeón, no sé quién la agarró pero no la sentí porque tengo como 80 camisetas históricas, incluso un modelo plomo de los años ‘50 cuando Huachipato jugaba el Regional”, dice sobre su presencia en el triunfo del título 2023 sobre Audax Italiano, el viernes.

“Para mí es una felicidad enorme haber asistido a los tres campeonatos de mi club, porque he estado en las buenas, en las malas y en las peores con el club. Jugué por Huachipato en 1982 cuando, por la recesión mundial, se formó un equipo solo con gente de casa y el técnico era don Luis Vera. Las veces que no estaba citado o estaba lesionado, me iba a la galería, una vez hubo 199 personas controladas, otra vez 300, imagine lo que era, una pena. En esas estuve y ahora ver hasta dónde se llegó, es impagable”, agrega.

Y cierra, “sin ser personalista, creo que represento muy bien al hombre del acero, porque mi papá trabajó en la siderúrgica. Mi sueño siempre fue vestir la camiseta de Huachipato y lo hice, y hasta fui campeón de Segunda. Mi otro sueño era trabajar en la siderúrgica y jubilarme ahí y hoy, después de 36 años de servicio, me jubilo el 20 de diciembre ¿Qué más le puedo pedir a la vida?”.

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