Con solo un par de años en el plantel, la voleibolista se erige como una de las grandes figuras de la Universidad de Concepción, equipo con el que acaba de ser tercera en el nacional. Hoy su vida gira en torno al deporte, como jugadora y también profesora.
Casi una década pasó ya de ese 2014, cuando una pequeña Matilde Vicencio llegó por iniciativa propia al taller del vóleibol del Colegio San Ignacio, de Concepción. Hijo de un profesor de Educación Física apasionado del deporte, ella no podía ser menos y luego de hacer fútbol un par de años, quiso probar en la disciplina de los remaches. Y vaya que fue buena idea.
Aprendió del deporte con su profesor Marcelo Rabanal, quien la hizo perseverar cuando ella quiso abandonar. Con su colegio conoció también lo que era competir, completando grandes temporadas en el circuito escolar Adicpa, a la par de un tiempo en el CD Alemán, donde tuvo un acercamiento al alto nivel con junto al técnico argentino, Jorge Fachini. Así como también con su primera aproximación con el equipo de la UdeC que en esa época era dirigido por Guillermo ‘Memo’ Jiménez, con quien comenzó a participar en la Liga A1.
Nivel que le permitió además representar a la Región del Biobío en los Juegos Binacionales de la Araucanía, en el equipo chileno con mayor tradición voleibolística en el torneo.
Una preparación ideal para lo que llegaría a partir de 2022, cuando hizo su flamante ingreso a la carrera de Educación Física en la Universidad de Concepción, cumpliendo así uno de sus grandes sueños.
Con la camiseta auricielo, ‘Mati’ ya sabe de victorias y emociones. El año pasado fueron campeonas de Adesup y terminaron vicecampeonas del nacional, mientras que en este 2023, están a un partido de campeonar nuevamente en la liga local y fueron terceras en el nacional que se desarrolló en la Casa del Deporte.
“Fue emocionante sentir a la gente tan cerca, uno estaba concentrada pero en los respiros veíamos a la gente cómo apoyaba, a nuestras familias también, y de verdad era increíble. Son experiencias que no se olvidan y que quiero seguir viviendo, porque recién estoy en mi segundo año”, comenta la contra receptora.
Pero como en esto no hay descanso, terminado el nacional ya está con la mira puesta en la Liga A1, donde tiene amplias expectativas. “Es la competencia más fuerte, el equipo se preparó mucho para la liga, y lo bueno es que la disputaremos con más jugadoras que el nacional, vamos más fuertes y con hartas ganas de que nos vaya muy bien”, asegura.
Aunque eso no es todo, porque fuera de la cancha su vida sigue girando en torno al vóleibol, en este caso a cargo de las series menores del club, rol que la tiene entusiasmada. “Se me está dando la oportunidad de trabajar como profesora con la categoría Mini de la UdeC, una experiencia realmente bonita. Partí como ayudante y este año estoy a cargo junto a una compañera. Son niñas desde siete hasta los 12 años, así es que es una tremenda responsabilidad, pero muy satisfactoria porque les estoy enseñando lo que a mí me hace vibrar”, resalta. “Quiero seguir en esto, seguir con las niñas y mantenerme jugando con mi universidad. Es lo que siempre quise, sigo enfocada y me proyecto varios años más”, sentencia.