El repaso de "Cheíto" a un año y medio de altibajos en U. de Concepción. “Fue una etapa sufrida, de mucho aprendizaje ... ya soy un cesante más”, comentó el DT.
Tuvo de todo el 2023 para Miguel Ramírez y U. de Concepción. Quien hasta el domingo pasado fuese DT del Campanil tras la victoria 3-2 a San Luis en Quillota, analizó punto por punto su experiencia en un club que lo llamó con suma urgencia en la mitad de 2022 para salvarlo del descenso. El objetivo fue logrado, aunque en esta temporada fueron más las penas que alegrías. En total, “Cheíto” dirigió 62 partidos, con un total de 27 triunfos, 12 empates y 23 derrotas, dando así un porcentaje de rendimiento de 50% entre Copa Chile y Primera B.
“Se nos suspendieron los primeros partidos por los incendios y pensamos que no nos iba a afectar … me equivoqué rotundamente, ya que no llegamos bien preparados. Ya el resto nos llevaba 180 minutos jugados. De eso uno aprende en que no se puede equivocar a futuro”.
“Se dejó partir a 11 jugadores y llegaron cinco. El presupuesto bajó a la mitad y apostamos a encontrar continuidad en los jóvenes para que su rendimiento nos diera frutos. ¿Por qué decidí aceptar? Fui criado en un club donde independiente de las zozobras y lo que vives, me inculcaron salir a ganar, arriesgar, querer ir hacia adelante y no especular. Ese es mi estilo de vida. Teníamos la confianza en repetir lo que hicimos en San Luis y Wanderers, dejando huella en el trabajo dentro y fuera de cancha. Trabajamos para que los jóvenes estén preparados en el momento que sean requeridos. Es fácil decirlo, pero lograrlo es complicado. El jugador siente que al no ser considerado o citado, está cortado. Y para nosotros son más importantes quienes no son titulares, esa es una de las virtudes de este cuerpo técnico, sacarles rendimiento a todos”.
“Llegamos a estar 7 puntos por abajo del penúltimo. Hubo mucha frustración, porque jugábamos bien, pero no hacíamos goles, pero el rival llegaba y marcaba. El tema sicológico fue fundamental para que el jugador no viese afectado su rendimiento por la frustración. Hay momentos en los que no podías gritar mucho, dar muchas órdenes … y eso te va haciendo un DT flexible”.
“La importancia de Matías, Seba y Osvaldo no fue sólo en el juego. Su presencia hizo que subiera el nivel del resto. Eso no permitió tener una seguidilla de resultados que nos sacó de la última posición. Pusieron su experiencia al servicio de todo el equipo”.
Terminé contrato una vez que culminó el partido con San Luis. Había entre 5 y 7 oferentes para seguir con la institución y eso se iba a analizar. Es lo único que sé. Quien tomará los rumbos, no sé. Yo ya soy un cesante más”.
“Lo que queremos como cuerpo técnico es tener un equipo competitivo y poder estar en la parte alta de la tabla. No quiere decir que teniendo los mejores jugadores te irá bien y saldrás campeón. No, vas a tener las mismas posibilidades que el resto. Pero, sin duda, lo que esperábamos para este año era eso. Esto lo hablamos con los dirigentes, con quienes tuvimos una muy buena relación”.
“¿Si me gustaría continuar? Sí, por supuesto. Hay mucho material. Hemos visto la evolución de los cadetes y para ellos sería importante tener continuidad en el trabajo para que sigan madurando, creciendo y siendo un patrimonio importante de la institución. Pretendíamos dejar una huella. El torneo y el contrato para nosotros terminó y hay que esperar qué sucede”.