Los lilas aseguraron la permanencia en Segunda y revirtieron un durísimo primer semestre donde el descenso parecía inminente.
“Estamos descendidos”. Se leyó y escuchó muchísimo tal frase el 4 de junio tras la caída 1-3 de Deportes Concepción ante Melipilla. Era el fin de la primera rueda y los lilas no veían por donde darle la vuelta a un semestre que, por números, fue el peor en la historia del club.
La memoria es frágil, pero dos semanas atrás había sido Mauricio Segovia quien logró un acuerdo para llegar a la banca morada. Pero, tras el 2-1 sobre Iberia, en Nonguén echaron pie atrás en su contratación. En ese primer semestre, Concepción sumó 4 puntos (de 36 posibles) con tres técnicos en poco más de 3 meses. El plantel sicológicamente estaba en el suelo, la presión de un grupo de “hinchas” que más de una vez fue a “apretar” y amenazar a los Campos Deportivos desató el incendio total en el “León”. Mantener la categoría, a esa altura, era una proeza.
Reseteados
Desesperado por la crisis, Víctor Rubio desmembró por completo a la comisión fútbol que contrató a Bustamante y Rojas, apostando por oficializar a Valentini como asesor e integrando a Abreu y Vendrell para un proyecto a largo plazo.
Así fue como una carpeta que se archivó varias veces en anteriores años, volvió a aparecer en la mesa directiva: Christian Lovrincevich. Ya sin un cargo en Banfield y fuera de la banca del Cipoletti, el ex DT de U. San Felipe y U. La Calera llegó a Nonguén a apagar un incendio que parecía incontrolable. Y con menos de una semana de trabajo, arrancó con un durísimo duelo sólo apto para valientes: el clásico frente a Fernández Vial.
Los lilas igualaron 0-0 jugando a muy buen nivel en relación a lo que mostraron en la primera rueda con tres entrenadores. De todas formas, el plantel debía renovar piezas. Allí se hizo fuerte Gino Valentini, quien encabezó una poda y reingeniería que terminó siendo clave. Eduardo Vilches, Jhon Alegría, Jerhal Oliva, Javier Sotomayor y Esteban Kirkman partieron. Y los llamados a jugadores fueron muchos, pero pocos aceptaron el desafío. Y era entendible. La tabla mostraba a Concepción último a 8 puntos de la salvación.
Brayan Manosalva, Gary Tello, Gustavo Guerreño, Kevin Flores, Jonathan Espínola y un par de Sub 21 se sumaron al club, dándole un cambio radical al pobre equipo de la primera rueda. Los rendimientos individuales aumentaron y por ende el colectivo también. Así, el “León” llegó a ganar cinco duelos en línea, zafó de la zona de descenso y pese a enredarse durante las fechas finales con una caída y un par de empates, amarró un objetivo que se veía muy, pero muy lejano en junio. Casi imposible, de hecho. La luz al final del túnel la comenzaron a ver de a poco y tras el 2-1 a Osorno el 6 de agosto, respiraron al abandonar la zona de descenso. “Los afectos me decían que estaba loco. Tomé al equipo a 8 puntos del anteúltimo”, dijo Lovrincevich después del 1-0 a Iberia, tras desahogarse como no lo hizo nunca antes al festejar. Esa mesura del DT, su mensaje al grupo, la confianza y calma que transmitió a un equipo herido, fueron vitales para revertir la crisis.
¿Y de aquí en más? Concepción el domingo, ayer y hoy festeja por cuarto año seguido la permanencia en Segunda en una temporada que tenía otros objetivos a inicio de año. A falta de dos duelos para el cierre, en Nonguén ya planifican un 2024 donde la misión será sólo una.
