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¿Todo por ganar? La nacionalización de atletas en el deporte de alto rendimiento

Antes era algo poco frecuente, y que se daba más por temas familiares o afectivos que por buscar una oportunidad deportiva. Lo cierto es que hoy es cada vez más común que en selecciones de disciplinas colectivas e individuales les den la nacionalidad a personas con fines eminentemente competitivos, buscando éxitos en grandes instancias. Una tendencia que también se “desbordó” en el fútbol desde la Ley Bosman, que apareció a mediados de los noventa y permite que jugadores con cualquier origen europeo certificado no utilicen plaza de extranjero. ¿Es sacar ventajas de una manera que raya lo ilegal? ¿Falta una mayor regulación? Voces ligadas a varias disciplinas entregaron su visión al respecto.

Por: Ricardo Cárcamo - Samuel Esparza 11 de Septiembre 2023
Fotografía: Andrés Oreña

Ayer finalizó una nueva edición del mundial de básquetbol, que se disputó en Filipinas, Japón e Indonesia. Durante su desarrollo, Hakan Demir, seleccionador de Irán, hizo polémicas declaraciones respecto a un tema que no sólo está presente hoy en el baloncesto, sino que en el deporte de alto rendimiento en general: la nacionalización de jugadores con el objetivo principal de tener mejores resultados.

“Debería prohibirse nacionalizar jugadores. Es una decisión que la FIBA puede tomar. Probablemente muchos entrenadores de muchos países se están quejando de la situación. ¿Cómo podemos decir que es una competencia justa? Yo no lo creo”, afirmó Demir.

Además, en sus comentarios aludió directamente a un país. “La FIBA puede tomar la decisión de no aceptar más jugadores naturalizados. Que se acabó. Todo el mundo tiene que usar jugadores con pasaporte original o que nació en el país al menos. Nacionalizar a un jugador es ocultar los déficit de baloncesto de un país. Se debería trabajar en ello, hablar de ello y se puede hacer algo. Lo fácil es fichar a un jugador que intente resolver el problema existente, un jugador marca una gran diferencia. El año pasado España ganó el Eurobasket porque nacionalizó a un base (Lorenzo Brown, que no estuvo en el Mundial). Ahora no parecen tener la misma agudeza porque no tienen a ese base”.

El cuestionamiento de Demir no es nuevo. En el fútbol, por ejemplo, Chile cuenta con Ben Brereton Díaz, que si bien tiene madre chilena nunca vivió en el país y ha desarrollado toda su trayectoria en Europa. Lo mismo se intentó con Robbie Robinson, que fue citado por Martín Lasarte en agosto de 2021, con miras a la triple fecha clasificatoria donde la “Roja” iba a medirse con Brasil, Ecuador y Colombia, pero el jugador se fue de la concentración antes de debutar. Otro ejemplo es Gianluca Lapadula en Perú, cuya madre es peruana pero igual ha realizado toda su carrera en Italia. De hecho, estuvo convocado para la selección itálica en 2016, y como no completó un duelo oficial podía jugar para otro país. Así, tras varias conversaciones con Ricardo Gareca, DT de la selección en ese momento, y dirigentes peruanos, obtuvo la documentación y debutó con Perú en octubre de 2020.

La nacionalización de deportistas es una tendencia que ha crecido mucho a nivel global y en todas las disciplinas. En algunos países, como España, incluso existen medidas más flexibles para apurar estos procesos de tal manera que los atletas en cuestión puedan participar de las competencias más próximas. En Estados Unidos también se está impulsando un proyecto para llevar futbolistas de otras naciones, en especial de España, de cara al Mundial de 2026.

¿Las nacionalizaciones de deportistas son una forma de sacar ventajas de una manera que raya lo ilegal o lo fraudulento? ¿Falta una mayor regulación?

Cambios en la normativa

Antonio Zaracho llegó desde Paraguay en la década del ochenta, para jugar en Antofagasta. Luego, en 1986, llegó a la zona para defender a Huachipato, y también pasó por Fernández Vial y Deportes Concepción. Hoy está radicado en la Región, y desde su mirada lo primero que destaca es que el proceso de nacionalización es mucho más simple ahora que cuando a él le tocó realizarlo.

“Hay casos y casos. En lo personal, tenía las condiciones por el tiempo que llevaba en el país para nacionalizarme. En ese entonces (1992) había que vivir 10 años, tener esposa e hijos chilenos, y todo lo cumplía. Además, sentía un arraigo, un cariño muy importante más allá de lo profesional, lo que no es fácil, no es simple cambiar de nacionalidad”, dijo.

El ahora entrenador agregó que “además, hubo un tema deportivo. En ese momento los cupos de extranjeros eran menos, entonces tenía la posibilidad de dar al club donde estaba la chance de traer otro más para reforzar al equipo”.

En cuanto a la nacionalización en sí, añadió que “ahora, si hablamos de lo que sucede ahora, se han acortado los plazos, es mucho más fácil y a veces solo se ve el tema del rendimiento, eso es otra cosa. Se cambió, antes debías tener 10 años en el país, tener familia. En otros deportes igual se ve que se le da la nacionalidad a gente pensando en aportar al alto rendimiento, porque no se ven atletas en el país que puedan alcanzar ese mismo desempeño (…) No sé cómo está le ley y qué requisitos piden ahora. Yo me nacionalicé en 1992, cuando debías tener 10 años en el país y tener familia chilena. Igual siempre fui tratado muy bien y por eso acepté, ya estaba radicado y fue algo que hice con gusto”.

Sobre si se desvirtúan ciertas competencias por el tema de los deportistas nacionalizados, Zaracho afirmó que “sí, porque la ley así lo permite. Antes se exigían muchos requisitos para una nacionalización, como haber vivido mucho tiempo en el país, y ahora todo se ha flexibilizado en pos de lograr un alto rendimiento, con atletas que pueden aportar en ese sentido. Antes investigaban hasta tu familia, independiente del país, y nadie podía tener antecedentes policiales, a mi me pasó. Ahora es más fácil. Se busca potenciar los equipos y se aprovecha esa flexibilidad”.

En el fútbol, hay otro antecedente que ha ayudado a “disparar” las nacionalizaciones: la Ley Bosman, que desde 1995 hace que cualquier jugador con pasaporte europeo no utilice cupo de extranjero en el Viejo Continente. “Hoy es mucho más fácil. Todos esos requisitos son muy flexibles, antes era más complicado. Hoy el deporte es más comercial, y en el fútbol se han hecho dueños de casi todos los clubes las sociedades anónimas, los empresarios, y cada club busca llevar agua a su molino y aprovechan las facilidades y posibilidades que dan las nuevas normativas”.

“Excepciones” en el básquetbol

Patricio Briones, ex jugador y actual entrenador de básquetbol, se refirió a lo que ocurre actualmente en este deporte. “Mi opinión apunta a los intereses creados que se generan producto de estos ‘vacíos’ o ‘excepciones’ que entrega FIBA, que en este caso promueve que países de menor jerarquía puedan competir contra otras de mayor estirpe. Siempre y en todo lugar, van a haber situaciones para sacarle el mayor provecho posible a este tipo de normas, y generan suspicacias no exentas de interrogantes”.

En esa línea, agregó que “al fin y al cabo, no corrigen el problema de fondo y fomentan, justamente, el no potenciarse domésticamente, con el talento criollo. Además los que salen más perjudicados son aquellos jugadores que pasan toda una vida tratando de ganarse un espacio en su selección, para que vengan otros sin un pasar local, manejando poco o nulo dominio de su idioma, con carteles grandes -obviamente- para sumarse y jugar opciones en el lugar del criollo. Si eso ayuda, bien, pero son soluciones parches que no tendrán el efecto deseado a largo plazo”.

Respecto a si debería haber una mayor regulación, Briones mencionó que “sí, porque se presta para un ‘mercado’ más. No le quito mérito a quienes quieren jugarse su opción de representar a un país distinto al de origen producto de sus propias historias o descendencia, pero mi comentario apunta al caso de jugadores que lo harían por conveniencia económica o simplemente por capricho”.

El exjugador indicó también que “no creo que vaya a haber un avance en el desarrollo de un país a nivel de representación, si se fomenta la participación de agentes foráneos como método de crecimiento. Por muy progresista que sea la medida, se atenta contra la propia construcción o concepción de la identidad de ese país (hablando puntualmente de la suma de elementos bajo esa premisa). El mejor ejemplo de crecimiento orgánico es lo que sucede hoy en Chile….con jugadores criollos que juegan en otras latitudes en su mayoría, con jugadores nacidos acá y los resultados están apareciendo”.

Opción válida, pero regulada

Jorge Facchini, entrenador de vóleibol del Deportivo Alemán, indicó que “con el fin de fortalecer el deporte y de generar más apoyo creo que la posibilidad de nacionalizar me parece que es un punto a favor, en el sentido que ayuda a la consecución de logros. Y los logros traen mayor apoyo, es así. Cuando el país carece de recurso humano o está en una etapa de desarrollo del mismo, como sucede con muchos deportes, el poder fortalecerlo a través de la incorporación de talentos de esa manera, es válido, siempre y cuando eso sea controlado y programado para no perder la esencia del país”.

En ese sentido, agregó que “pienso que tiene que ser producto de algo planificado y medido, sino se transforma en otra cosa, como lo que se ve en países como Qatar o naciones árabes que juegan y son pocos los nacidos ahí. En el vóleibol, por ejemplo, Qatar y otros se llevan jugadores extranjeros para que los representen a nivel internacional”.

En el vóleibol, Facchini señaló que el tema de las nacionalizaciones “es menos frecuente que en otros deportes, y lo que se está dando es que hijos de extranjeros, en especial de países africanos, hoy aparecen jugando y destacando en otros. Por ejemplo, Italia tiene dos o tres jugadoras con apellido y de origen africano, nacionalizadas, hijas de africanos inmigrantes. Paola Egonu, que está entre las cinco mejores del mundo, juega para Italia y su papá es africano. La inversión viene por ahí, buscar características de esa raza, fuerte, las toman muy jóvenes y las desarrollan como talentos”.

¿Cómo se puede regular? El entrenador de vóleibol del Deportivo Alemán aseguró que “es válido cuando una persona lleva años en un país, se siente identificada y quiere pasar a tener esa nacionalidad. Cuando asume pertenecer a esa nación, es un habitante más ya sea por la cantidad de tiempo o ha manifestado un sentido de pertenencia, eso es otra cosa. Pero si se trae a alguien solamente para que practique un deporte, con el fin de obtener un logro, ahí debería ser regulado. Hoy el deporte es un elemento muy importante en la visibilidad de los países, entonces el mensaje que se transmite a los jóvenes y a la opinión pública también debe ser medido, por el efecto que surge”.

Consultado sobre si la nacionalización de un determinado deportista puede frenar o “tapar” el desarrollo de uno nacido en un país, Facchini afirmó que “no creo, sí pienso que tiene que ser un tema medido. La competencia tiene que ser manejada como un elemento sano y de superación, y entre dos personas el mensaje debe ser ‘yo mejoro para hacerte mejor a ti también’. Ahora, pienso que debe existir una regulación, hay que ver varios factores: el tiempo de desarrollo, la planificación, las capacidades y a partir de ahí evaluar. Si el nacional lleva muchos años, pero hay una barrera que no puedan superar…Capaz que ese sea su nivel máximo, y si el nacionalizado, que ya tiene sentido de pertenencia, está identificado con ese país, le puede ayudar a dar un salto de calidad, que sería un logro, y ese logro ayuda a la difusión del deporte, a un crecimiento, es válido que se le dé la posibilidad de representar a esa nación, por encima de un nacional”.

Un talento perdido

Cristián Cerro, entrenador del polo de desarrollo de halterofilia de San Pedro de la Paz, comentó que “mi apreciación es que hay dos puntos que van de la mano. Uno, que la migración es un fenómeno mundial, quizás a nosotros nos tocó en este último tiempo la migración tan grande, pero en el mundo eso es antiguo. Nosotros no estamos acostumbrados y tenemos una xenofobia media extraña de creernos más,es medio raro, a los argentinos les pasa lo mismo, no sé, nos pusieron eso en nuestro adoctrinamiento cultural. Pero la verdad es que, desde hace muchos años, todos los países son multiculturales ya desde hace años, Europa ni hablar, Norteamérica, países en los que ha llegado mucha gente porque eran prósperos, y se fueron generando estas mezclas de raza”.

Además, indicó que “de ahí que nacionalizar de manera consciente y directa, no me parece mal. Como lo dijo el profesor Daniel Camousseigt en su momento, un deportista de un nivel por ejemplo como Arley Méndez podría elegir cualquier lugar del mundo para nacionalizarse y si elige el tuyo, por qué le dirías que no si es maravilloso, espectacular. Cómo negaría esa posibilidad a alguien con esos talentos”.

Cerro también citó un ejemplo ocurrido en su disciplina. “Nosotros tuvimos el caso de la joven venezolana, Maryangel Hernández, que no era pesista, llegó en desarrollo recién y en uno o dos años se transformó en campeona nacional, con condiciones brutales, no venía con un currículo y de repente gana un nacional, dos, tres nacionales, sí me parece que debiera haber una especie de reglamentación que diera que si la persona quiere quedarse en el país, y tiene esas intenciones, el país debería entregar facilidades, sobre todo si ves esas condiciones innatas. Maryangel creció acá, se transformó en el animal que se transformó, y por las razones de que no se podía nacionalizar, tampoco se consideraba en selecciones nacionales. Y resulta que ahora está en España, compitiendo allá y haciendo marcas. A partir de febrero tendrá todos sus papeles el día y comenzará a representar a España en los campeonatos europeos. Y a mí no me extrañaría que fuera medallista olímpica con las marcas que ya está haciendo y las que hará”.

Al respecto, agregó que “la perdimos. Si ella estuviera nacionalizada acá en Chile, estaría sí o sí en los Juegos Panamericanos. Son cosas que deberían considerarse en la legislación, porque estamos en un mundo global y no podemos seguir siendo tan ciegos”.

Sin mercenarios

Cristopher Sanhueza, entrenador del polo de desarrollo de halterofilia Curanilahue-Los Álamos, indicó que “estoy de acuerdo siempre y cuando sea después de un periodo determinado. Actualmente en Chile son cinco años y pienso que es mucho, porque es más de un ciclo olímpico, entonces si hay un deportista que se puede proyectar, perder un ciclo olímpico completo y parte del otro, es demasiado. Un deportista que llega acá a los 24 años y hace el proceso a los 29, es mucho tiempo perdido”.

Igualmente señaló que “tampoco estoy de acuerdo que sean como los mercenarios del deporte. En las pesas se da un caso con Barhein, donde nacionalizaron a dos deportistas, uno de Azerbaiyán, y un colombiano, en lo que fueron procesos súper cortos. Recuerdo que yo los vi competir por sus respectivos países y en el mundial siguiente, ya estaba por Barhein. Seguramente es un país que no tiene leyes muy restrictivas. Eso igual se ve raro, que sea en un tiempo tan corto. En términos generales, me parece que es algo que sin duda aporta al deporte, si son deportistas de nivel ayudan a potenciar, pero siempre y cuando se use de buena forma, que sea porque el atleta se cambie realmente de país y no sea solo una temporada para competir”.

Sanhueza también se refirió a Arley Méndez. “Es lo más cercano en Chile, que de ningún modo fue algo organizado de que él se quedara, que en la federación le ofrecieran algo. De hecho, yo estaba en ese campeonato, lo conocí antes que se quedara en Chile, compartimos con su entrenador y no fue algo organizado o planeado; solo él lo sabía, fue que la federación le ofreciera algo. Por el contrario, él estuvo a la deriva mucho tiempo, trabajando de garzón de guardia, arreglando maquinitas en el mall, y varias cosas así. Él quedó a la deriva y justo en medio de los plazos se hizo presión política y se pudo hacer que compitiera por Chile, y al final fue objetivamente un gran aporte”.

Con condiciones

Juan Carlos Villalón, profesor de Educación Física, Magister en rendimiento deportivo y técnico Promesas Chile, dijo que “en lo personal estoy a favor, pero siempre y cuando se cumplan las condiciones mínimas que se requieren para que un ciudadano extranjero se nacionalice. El sincretismo deportivo es algo relativamente nuevo en nuestro país, pero no así en el Viejo Continente, en donde es frecuente ver países con destacados resultados a nivel mundial, con deportistas de diversos orígenes. En mi disciplina, el atletismo, ya se están comenzando a ver diferentes casos, los cuales considero que ya están dando qué hablar y, con el tiempo, serán cada vez más frecuentes”.

Gualberto Mesa, entrenador del programa Promesas Chile, de canotaje del polo de San Pedro de la Paz, comentó que “estoy de acuerdo con la posibilidad de nacionalizar deportistas. Ya se ha visto en la lucha, en la halterofilia, como atletas han tenido excelentes resultados para Chile, tanto en campeonatos mundiales como en Juegos Olímpicos. Hoy tenemos dificultad en procesos de formación, fundamentalmente debido a la jornada escolar completa, y los bajos salarios que tienen los entrenadores formativos, esa es una realidad, tienen pocas horas, son mal pagados, y es un tema”.

En esa línea, añadió que “por eso creo que sería bueno para el país nacionalizar a un par de deportistas en disciplinas tan importantes que ayudarían mucho al desarrollo del deporte. En canotaje tenemos buenos resultados, pero pueden ser mejores, me imagino nacionalizar a un par de chinos en el tenis de mesa, que sean el número 40 y no me cabe ninguna duda que ganarías los Juegos Panamericanos y estarían en los Juegos Olímpicos. Sé que muchos deportistas y entrenadores no están de acuerdo con esto, pero yo personalmente creo que ayudaría al desarrollo de los deportes, sobre todo los que no son muy tradicionales en Chile. Pensemos en el atletismo. Hoy en el atletismo de pista el mejor resultado es Martina Weil y fue número 24 a nivel mundial. Ahora se está realizando la final nacional de los JDE y la región del Biobío no logró ninguna medalla de oro. Pero nacionaliza a un jamaiquino, o un par de africanos, etíopes, no sé, y vaya cómo mejoraría la calidad del atletismo. Entonces definitivamente hay cosas que se pueden hacer, hay recursos para el alto rendimiento, y esa mezcla sería positiva definitivamente”.

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